El Fiscal | El Nuevo Siglo
Martes, 24 de Julio de 2018

Ha muerto el doctor Gustavo De Greiff Restrepo, que fue y sigue siendo el primer Fiscal General de la Nación.  Fue elegido por la Corte Suprema de Justicia, contra todo pronóstico, de un terna que el entonces Presidente Gaviria había completado con los nombres de Hugo Escobar y Guillermo Salah.

Todavía recuerdo cuando dijo, en una de sus primeras declaraciones ante los medios de comunicación, que era una de las pocas ocasiones en las que desconfiaba de la sabiduría de la Corte Suprema por haberlo elegido a él. Así era, modesto y humilde a pesar de ser tremendo monstruo jurídico. Llegó al cargo después de haber sido rector de la Universidad del Rosario y Consejero de Estado de la Sección Tercera, donde aún hoy sus sentencias siguen incólumes como referentes jurisprudenciales. Data de 1990 una de sus últimas sentencias donde el Consejo de Estado varió el tema de la carga de la prueba en materia de responsabilidad médica, señalando que en esos casos “la prueba de la diligencia y cuidado le incumbía al demandado” (radicado 5902), y son reconocidos sus aportes en el ámbito del derecho de los seguros al desarrollo del Instituto de la “reticencia”.

Empezó de cero, con un valioso equipo de colaboradores, el montaje y desarrollo de la Fiscalía General de la Nación en medio de uno de los peores episodios de violencia narcoterrorista que al país le ha tocado vivir. Fue su Fiscalía la que enfrentó el lío de la fuga de Pablo Escobar y la que dejó en evidencia todo lo que ocurría al interior de la cárcel de “La Catedral”, incluidos los asesinatos de Kiko Moncada y Fernando Galeano, principio del fin de la tenebrosa organización criminal que lideraba Escobar.

Gracias al Decreto 264 de 1993 pudo darle una especie de amnistía a una serie de lugartenientes del Cartel de Medellín que desde entonces se conocieron como los “12 del Patíbulo”, claves en el desmantelamiento de esa organización criminal. Como fue igualmente clave la ideación en la Fiscalía del operativo de inteligencia electrónica montado alrededor de la familia del capo que finalmente lo condujo a su perdición cuando prolongó una llamada a sus hijos durante el tiempo suficiente como para permitir su localización.

 

De Greiff siempre tuvo claro que el narcoterrorismo era un problema colombiano, pero el narcotráfico era uno de la humanidad, cuya ilegalidad  impuesta por los Estados Unidos de América era lo que hacía poderosos carteles al abrigo de los fabulosos márgenes de ganancia que el negocio produce.

Consecuente como era, habló públicamente y en su condición de Fiscal General de la estupidez de una “guerra contra las drogas” que no tiene ninguna opción de ser ganada. En contrario abogó por la legalización y control de los Estados, lo que le costó la cancelación de su visa a los Estados Unidos, con el obsecuente silencio del gobierno Gaviria. Cuando le notificaron, lamentó con sorna tener que perderse la inmersión cultural en los parques de Disney.

Vivió para ver a Gaviria de gran promotor internacional contra la guerra a las drogas, y desde la eternidad debe sonreír viendo a USA con la marihuana legalizada en casi todos sus Estados. 

@Quinternatte