Los últimos tiempos, digamos semanas y tal vez meses han sido de un talante que muy poco se había vivido. El campeonato mundial de fútbol distrajo la atención de todos los colombianos. Pasada toda esa distracción hoy estamos extrañando los partidos que hacían unas horas amables y tranquilas del día. Dada la circunstancia de la participación de Colombia se le puso una gran atención a sus resultados. Naturalmente todos los comentaristas eran técnicos expertos en los asuntos de este deporte. Lo que se quiere significar no es que otros asuntos nacionales hayan perdido importancia, sino que ésta se compartió con la del fútbol.

Así se llegó la primera vuelta electoral, digamos las primarias, después de la cual fueron escogidos dos candidatos para que se midieran en la segunda vuelta. No parece adecuado decir que los candidatos así escogidos se midieron. No, los que nos medimos fuimos los ciudadanos que en las urnas manifestamos nuestras simpatías; si ninguno de los dos llenó las expectativas votar en blanco fue una alternativa, actitud que fue registrada en las urnas la cual seguramente le servirá de guía al que resultó triunfante, en este caso Iván Duque, quien es presidente electo listo a tomar posesión el próximo siete de agosto. A pesar de que existió una gran participación de la ciudadanía, todo transcurrió en orden y tranquilidad. Así continuará la función y en menos de un mes tendremos un nuevo presidente que hasta ahora ha sido recibido con gran tranquilidad y beneplácito ciudadano. Puede ser que no sea del gusto de todo el mundo, como sí lo es la manera y procesos por medio de los cuales fue escogido. Ahora todos los ojos están puestos en lo que hace y hará antes de que jure que cumplirá con la Constitución y las leyes del país.

Los días posteriores a su elección los ha dedicado a entrevistarse, ya como mandatario no en plenas funciones, con todos los colombianos que lo quieran oír. El viaje a la gran potencia del norte y del mundo occidental parece que es como lo llaman los angloparlantes un “must”. Estuvo por allá y aunque no se ha leído un registro fidedigno, todo estuvo más o menos bien. No fue recibido como hubiéramos querido los que aquí nos quedamos, pero cumplió con lo de rigor. Los maldicientes dicen que fue a recibir instrucciones. Lo cierto es que el tema por esas coordenadas es el aumento en la exportación de coca. Ellos, los del norte, también tienen responsabilidad si no consumieran tanto. La Madre Patria no se privó de su periplo en donde le llevó al Rey de España saludos de A. Uribe y A. Pastrana; su entrevista con Butragueño le hizo pasar un desagrado cuando éste le recordó, después de la demostración de Duque con el balón, que a él la cabeza le servía además de manejar la pelota para pensar. Estas demostraciones democráticas nos hacen pensar, como decimos por estos lares, que está mostrando el cobre.