Agenda multilateral del presidente Duque | El Nuevo Siglo
Foto twitter Duque
Sábado, 21 de Julio de 2018
Pablo Uribe Ruan
El Presidente electo ha dicho que Colombia se retirara de la Unasur y la Celac para buscar, entre otras cosas, un “cerco diplomático” contra Caracas y conformar un bloque regional en organizaciones como la Alianza del Pacífico y la OEA. Además, ha anunciado que no se “firmará un TLC más”, mientras no se verifiquen las ganancias para la industria y el comercio

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HACE DIEZ AÑOS la izquierda era mayoritaria en la región y, por tanto, tenía un predominio en las organizaciones multilaterales, como Unasur, Mercosur y la Celac. Ahora el escenario es radicalmente distinto y le abre la posibilidad a gobiernos de centro-derecha, como el del presidente electo, Iván Duque, para liderar nuevos bloques multilaterales en la Organización de Estados Americanos (OEA) y la Alianza del Pacífico.

Unasur, ¿adiós?

El Presidente electo no ha sido amigo de la Unión de Naciones Suramericanas, más conocida como Unasur. En su primera visita a Washington como mandatario la semana pasada, invitó a los países de la región a retirarse de la organización, “que se ha convertido en cómplice de la dictadura venezolana y parte del fortalecimiento del sistema interamericano es ejercer ese retiro”.

Escéptico de sus beneficios para Colombia y la región, Duque también manifestó, en su reunión con el Secretario General de la OEA, Luis Almagro, que el sistema interamericano debe “fortalecer nuestra participación en esa organización, fortalecer la Carta Democrática como instrumento regional para la promoción y el fortalecimiento de la democracia”.

Esta propuesta ya se ha hecho efectiva en el caso de cinco países de la región. De a poco y buscando reorganizar multilateralmente la esta parte del continente, Argentina,  Brasil, Chile, Perú y Paraguay se han retirado de la Unasur diciendo que la decisión se mantiene hasta que “se garantice un funcionamiento adecuado”.

El anuncio, que se dio el 20 de abril de este año, hace énfasis en la “acefalía” de la Secretaria General del organismo, hoy desierta tras la salida del expresidente colombiano, Ernesto Samper Pizano.

Casi un año completa el organismo ha permanecido sin nombrar secretario, cargo al que tan sólo se ha postulado el argentino y exgobernador del Estado de Mendoza, José Octavio Bordón, cuyo perfil no ha convencido a los miembros del organismo.

Fundada en 2008 bajo la premisa de ser, según Hugo Chávez -uno de sus promotores-, “la más grande garantía que nos puede dar la providencia y nosotros mismos para garantizar la continuidad de nuestras nacientes repúblicas, de la independencia suramericana”, la Unasur pasa por un crítico momento, que no significa sin embargo, que haya perdido vigencia.

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En diálogo con EL NUEVO SIGLO, el internacionalista y profesor de la Universidad del Rosario, Mauricio Jaramillo Jassir, dijo que este organismo juega un papel determinante a nivel regional en materia de “infraestructura, ciudadanía y movilidad en el espacio suramericano, cultural”, por lo que una salida de Colombia podría eventualmente tener un impacto negativo en estas áreas.

“Es una mala idea salirse de Unasur. Es cerrar un espacio de concertación regional que es útil. Unasur podría llegar a desempeñar un rol importante en el diálogo urgente entre oposición y Gobierno en Venezuela”, afirma Jaramillo.

La eventual salida de Colombia de Unasur eventualmente vendría acompañada de un retiro de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), otro organismo regional que se encarga del desarrollo social, la educación, el desarme nuclear, la agricultura familiar, la cultura, las finanzas, la energía y el medio ambiente. 

A diferencia de la Unasur, esta institución no tiene instancias permanentes, no posee secretaría general y se rige por una presidencia protempore que va rotando. Para Jaramillo, sin embargo, “es  importante porque es el principal esquema de negociación con Europa y China”.

 

Simbiosis

El panorama, vistos los cambios de los últimos meses a nivel regional, tiende a inclinarse a favor de las organismos creados por gobiernos de centroderecha, como la Alianza del Pacífico.

Fundada en 2011 por el Presidente saliente en compañía de, para ese momento sus homólogos, Sebastián Piñera (Chile), Felipe Calderón (México) y Ollanta Humala (Perú), buscó “alentar la integración regional, así como un mayor crecimiento, desarrollo y competitividad”.

Por sus resultados, otros países de la región, como Argentina, Brasil y Uruguay, han anunciado que buscarán una integración con la Alianza, como parte de sus políticas para reestructurar el Mercado del Sur (Mercosur), organización precedida por el presidente uruguayo Tabaré Vásquez.

La posible unión entre ambos bloques económicos es, según algunos analistas, poco factible, si se tiene en cuenta que la Alianza del Pacífico tiene como prioridad resolver las solicitudes de Nueva Zelanda, Singapur, Canadá y Australia que buscan convertirse en Estados Asociados; en este momento estos países hacen parte de la organización en calidad de Estados Miembros.

En Puerto Vallarta, México, el próximo 23 y 24 de julio la Alianza del Pacífico se reunirá para, entre otras cosas, “ampliar el diálogo” sobre posibles nuevas membresías. No sólo Argentina, Brasil y Uruguay han expresado su interés en ser parte de la organización, el ministro de comercio de Ecuador, Pablo Campana, manifestó el viernes que “solicitará formalmente” que su país sea “miembro asociado”.

Con numerosas solicitudes, Iván Duque, quien se posesiona dos semanas después de la cumbre en México, tendrá que decidir cuál va ser la hoja de ruta de Colombia en la Alianza del Pacífico. Es posible, por sus declaraciones y viaje a Washington la última semana, que busque liderar un bloque regional que reemplace lo que fue hace unos años la Unasur y el Mercosur.

 

Cerco diplomático

Esta semana Iván Duque, en una reunión con los alcaldes del país, dijo que va promover un “cerco diplomático” contra Venezuela, para frenar la crisis política y social que se presenta en el vecino país. Tras su anuncio, muchos se han preguntado a qué se refiere el Presidente electo con “cerco diplomático”, un término que da lugar a diferentes interpretaciones.

Fuentes cercanas al Gobierno entrante consultadas por EL NUEVO SIGLO han dicho que es “una medida de presión sobre el régimen que opera mediante el retiro de embajadores e incluso con la ruptura de las relaciones diplomáticas para subrayar que se está poniendo al margen de la comunidad internacional”, y agregaron que  “se trata de manifestar diplomáticamente el repudio a determinadas acciones y aislarlo en los escenarios multilaterales”.

La eficacia de esta acción es “limitada” pero eventualmente ayudaría a Duque a construir una “convergencia” para lograr una acción multilateral contra el régimen de Nicolás Maduro, quien ha anunciado, como lo indicó la sesión Off the Record de este diario, que va a militarizar la frontera a partir del 7 de agosto.

A nivel regional, poco a poco se ha ido construyendo un discurso compartido contra Venezuela, cada vez más aislada. Eso ha quedado claro en organismos como la OEA que recientemente aprobó una resolución contra el régimen chavista por su falta de garantías democráticas y la represión contra su pueblo.

El 5 de junio, en Washington, 19 países votaron a favor de la resolución, que además incluye una serie de peticiones para reinstaurar el orden diplomático y adoptar medidas para hacerle frente a la emergencia migratoria en países vecinos, como Colombia, demostrando que cada vez hay mayor sintonía en la región para tomar medidas en contra del régimen chavista.

Esta semana, igualmente, la OEA aprobó otra resolución en contra del gobierno de Daniel Ortega, condenando “la grave preocupación por todos los actos de violencia”; esta obtuvo el apoyo de 21 países, dos más que la declaración hecha contra Venezuela.

Aislada Venezuela en la OEA, donde aún cuenta con el apoyo de Bolivia y algunas islas del Caribe, Duque tendrá un escenario a su favor para enfrentar el tema que, de lejos, se convierte en el mayor reto de política exterior de su Gobierno.

La crisis migratoria del vecino país ha tenido un impacto directo en Colombia. Según el director de Migración Colombia, Christian Krüger Sarmiento, el número de venezolanos que llegaron con el fin de radicarse en el país subió a 50.000 personas entre junio y julio 2018. Agregó a su vez que durante el primer semestre de 2018 el número de venezolanos que migraron a Colombia con la intención de asentarse fue de 870.000.

Aparte de los organismos regionales, Iván Duque ha denunciado a Maduro ante la Corte Penal Internacional (CPI). Cuando era senador, envío una solicitud para que se le abriera una investigación al mandatario venezolano por violaciones a los derechos humanos. Por ahora, la Corte adelanta una investigación preliminar.

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Comercio y cooperación

Desde 2014, cuando llegó al Congreso, Duque ha insistido en que los tratados de libre comercio deben limitarse hasta que se compruebe que, con los vigentes, se está logrando un panorama favorable para la industria y el campo colombiano.

Bajo esta premisa, ha dicho que no va firmar más TLC´s, va apostarle a la agroindustria, va promover la Pymes y, como parte de esta política, va impulsar la economía naranja, la cual ha defendido a lo largo su etapa en el Congreso y la campaña presidencial.

Duque también le tendrá que hacer frente a una posible modificación de las condiciones del TLC con Estados Unidos. Como parte de sus políticas proteccionistas, Donald Trump ha dicho que cambiara los términos bajo los cuales se han negociado tratados bilaterales de comercio con otros países que, según él, son nocivos para la economía norteamericana.

No es claro cuál es su posición frente a Colombia, tradicional aliado de Washington. Queda claro, sin embargo, que su posición no varía mucho de país a país si se tiene en cuenta los aranceles que le ha impuesto a las importaciones de aluminio y acero, incluyendo a Bogotá.

Los retos de Colombia en las organizaciones multilaterales son muchos y representan una oportunidad para que el país lidere bloques continentales a nivel comercial, de seguridad y políticos. La oportunidad, con el auge de gobiernos de derecha en la región, está servida para Duque. 

 

 

Posconflicto

La cooperación internacional para el posconflicto ha sido un tema que, pese a contar con un extenso apoyo de diversos países, tiene, como lo denunció el Fiscal General de la Nación en abril de este año, problemas en su gestión.

Tras las declaraciones de Néstor Humberto Martínez, los embajadores de Suecia, Suiza y Noruega enviaron una carta expresando su preocupación por el manejo de los recursos dados por la comunidad internacional que son gestionados por el Fondo Colombia Sostenible (FCS) y, según éste, suman 200 millones de dólares más 100 millones de dólares de un empréstito.

A propósito de los eventuales problemas con la financiación del posconflicto, EL NUEVO SIGLO le consultó al internacionalista Mauricio Jaramillo Jassir sobre una posible modificación de los términos de estos recursos. Y comentó que no cree que “el nuevo Gobierno le interese pelear con la ONU. Por lo que ha dicho Duque, pensaría que no va arriesgar el dinero de cooperación internacional para la paz (…) la paz en Colombia despierta muchísima solidaridad internacional”.

Según la Agencia Presidencial de Cooperación Internacional de Colombia (APC-Colombia), en cinco años la cooperación internacional deberá sumar cerca de 3,3 millones de dólares.