Replantear todo… | El Nuevo Siglo
Lunes, 3 de Julio de 2017

Decía Thomas Jefferson: “Las leyes y las instituciones tienen que ir de la mano con los avances del pensamiento humano”. La creatividad humana no para de evolucionar y así mismo no debería parar el replanteamiento sobre nuestros roles en la sociedad. Cada día que pasa tenemos conocimiento de algún invento nuevo o de la evolución de alguna creación humana. Y, esto es aplicable no solo a los bienes sino también a los servicios.

Así, por ejemplo, ya hay automóviles totalmente autónomos que no necesitan a un conductor. Funcionan eléctricamente o de forma híbrida totalmente autónomos. Reciente encuesta en EE.UU demostró que la aceptación de automóviles autónomos es de un 64%. Las aeronaves pueden volar también de forma autónoma desde hace muchos años. Ya Google está experimentando con computadores que gozarían de racionabilidad. Una inteligencia artificial con facultades intelectivas de juzgar las cosas con razón, discerniendo lo bueno de lo malo y lo verdadero de lo falso. Computadoras que reemplazarían las profesiones más comunes que conocemos.

En todo caso se trata de cambios de mentalidad respecto de las cosas como las conocemos. Y, en medio de todos estos cambios que ya están entre nosotros, aún siguen existiendo esos instintos humanos primitivos entre nosotros. En una época en que la información es inmediata. Un pasajero ebrio e insubordinado, en una aeronave, puede darle la vuelta al mundo en cuestión de segundos, pero no gracias al alcohol que consumió, sino a las redes sociales. La reputación de alguien puede quedar hecha cenizas en segundos a través de las redes sociales. Un mercado o un antojo puede llegar hasta su cama con solo tener acceso a una aplicación en el teléfono celular. Ya no hay esclavitud. Ya no tiene usted que pararse porque el otro se lo dice. Ya todo se sabe y se expande como en la peor de las pandemias. La gente repite que todo el mundo anda envenenado contra el otro. Es popular el odio y fastidio por el otro.

Tal vez sea este el momento para detenerse y replantear los roles de las instituciones y de nosotros mismos. Se repite como un dogma que “hay que mantener la institucionalidad”. Cuestión difícil de sostener ante hechos como los del fiscal anticorrupción corrupto. Además. ¿En qué consiste? Tal vez llegó el momento de dejar todo en manos de una gran inteligencia artificial. Lejana a todo dogma e idea política o interés particular. Programada para el bien común, sin venenos ni preferencias, y actualizada conforme nos lo sugirió Thomas Jefferson.

@ReyesJuanfelipe