Papa beatificará a sacerdotes en Villavicencio | El Nuevo Siglo
Foto cortesía Conferencia Episcopal
Martes, 18 de Julio de 2017
Redacción Web

La Santa Sede confirmó a la Conferencia Episcopal de Colombia y al Comité organizador de la visita apostólica que el próximo 8 de septiembre en Villavicencio, el papa Francisco beatificará al Obispo de Arauca, monseñor Jesús Emilio Jaramillo Monsalve y al sacerdote Pedro María Ramírez Ramos, conocido como el "Cura de Armero".

El pasado 7 de julio, el Santo Padre aprobó el Decreto que reconocía el “martirio” de los presbíteros, por considerar que sus asesinatos fueron por odio a la fe.

“Es una noticia que llena de gozo a los colombianos. Villavicencio y Colombia estarán de fiesta con la beatificación de estos dos sacerdotes que promovieron con su servicio la palabra de Dios. Un impulso más para este primer paso que daremos como colombianos”, afirmó monseñor Fabio Suescún, Obispo Castrense y director Ejecutivo de la Visita Apostólica del papa Francisco.

La ceremonia se cumplirá durante la Misa campal en el Parque Las Malocas de la capital del Meta. La beatificación es el paso previo para ser declarados santos.

 

El martirio

El Nuncio Apostólico, monseñor Ettore Balestrero aseguró que la próxima beatificación de monseñor Jaramillo Monsalve y del padre Ramírez Ramos, representa una actualización del martirio en la vida de la Iglesia y un ejemplo en la vida ministerial de los pastores colombianos.

El diplomático durante la Eucaristía que celebró al abrir la última jornada de la CIII Asamblea Plenaria del Episcopado, afirmó que este hecho debe ser visto con orgullo por los obispos colombianos. “Como obispos debemos ser orgullosos de él. Debemos celebrarlo con un sentido de pertenencia. Era uno de Ustedes, se santificó con el martirio", manifestó Balestrero.

Así también, el prelado recordó que el martirio, muerte por odio a la fe, todavía es actual en Colombia. “Es un mensaje que responsabiliza a cada uno de nosotros. Ser santo en Colombia implica el martirio, por ello en la Iglesia el martirio es siempre actual”, subrayó.

Sobre este mismo punto Balestrero recalcó que el martirio también significa una madurez en la Iglesia. “Es un llamado a la coherencia, a la valentía en el ministerio pastoral de cada uno de nosotros, es un testimonio actual”, señaló.

Al referirse sobre las cualidades del padre María Ramírez Ramos, el llamado ‘Cura de Armero’, aseguró que se caracterizaba por su profundo amor a la Eucaristía y a la Virgen María. “El Cura de Armero tenía un gran amor por la Eucaristía y por la Virgen María, es clara su afabilidad con todos. Fue un hombre firme que amaba la verdad. Nunca dio juicios políticos y se entregó para su pueblo”, destacó.

Finalmente, el Nuncio Apostólico aseguró que ambos mártires son actores de paz y agentes de reconciliación. Esto implica para el Episcopado colombiano un compromiso para vivir la fe a la altura de ellos.

 

Monseñor Jesús Emilio Jaramillo

Oriundo de Santo Domingo, Antioquia, nació el 14 de febrero de 1916. En 1940 se ordenó como sacerdote de los Misioneros Javerianos de Yarumal, cuando tenía 24 años de edad.

El 11 de noviembre de 1970 fue designado por el papa Pablo VI como Vicario Apostólico de Arauca. Recibió la ordenación episcopal el 10 de enero de 1971.

Su designación como Obispo de Arauca llegó el 19 de julio de 1984, cargo en el que sirvió a la comunidad hasta que fue secuestrado y asesinado por el Ejército de Liberación Nacional-Eln, el 2 de octubre de 1989.

Prestó varios servicios dentro de su Instituto; primero, como formador de los futuros misioneros y después en el Gobierno, llegando a ocupar el cargo de Superior General. Se desempeñó como celoso pastor de Arauca durante casi 19 años, hasta su muerte. Estuvo dotado de una clara inteligencia y de una rica sensibilidad, que le permitieron ser un gran intelectual, literato y teólogo. Llegó a adquirir fama como escritor y como orador sagrado, por la profundidad de sus conceptos y la belleza de su estilo, en la línea de los Padres de la Iglesia.

Se caracterizó por la sencillez de su vida entregada toda al servicio de su vocación misionera y por su honda espiritualidad que le daba una luminosa visión de la realidad y una fuerza apasionante para hablar de Cristo y su Evangelio. En su diócesis, se esforzó en promover diversos programas de catequesis, de educación y de salud, buscando el bienestar de los indios Tunebos y de los campesinos. Se presentó siempre como un apóstol de la paz ante la violencia de los colonizadores, la violencia de las guerrillas y la violencia de la represión militar, que azotaban su diócesis.

 

Padre Pedro María Ramírez Ramos

Conocido como el "Cura de Armero", este presbítero nació en el municipio de La Plata, departamento del Huila, el 23 de octubre de 1899, en el seno de una familia conservadora. Sus padres eran Ramón Ramírez e Isabel Ramos, contrajeron matrimonio en la Jagua el 2 de junio de 1894. Sus estudios primarios los realizó en su pueblo. A los 12 años de edad fue enviado con su hermano Luis Antonio al Seminario Menor de Elías (Garzón-Huila).

Ingresó al seminario de María Inmaculada de Garzón el 4 de octubre de 1915. Su formación sacerdotal la culminó en el seminario de Ibagué y en 1931 recibió la orden sacerdotal.

En 1948 fue nombrado párroco de Armero, Tolima. Lamentablemente, en medio de las manifestaciones y revueltas causadas por el magnicidio del caudillo liberal Jorge Eliécer Gaitán, el 10 de abril un grupo de personas irrumpió en la iglesia del Padre y lo asesinaron a machetazos.

Su periodo en Armero fue el que marcó su camino a la santidad. Su muerte fue el 10 de abril de 1948, en Armero, un día después del llamado Bogotazo. ¿Cómo sucedió? Mientras en Bogotá se desataba una revolución luego del asesinato de Jorge Eliécer Gaitán, en Armero los simpatizantes del excandidato presidencial buscaban venganza contra los conservadores.

El 10 de abril, hacia las cinco de la tarde, una multitud de personas entró en la iglesia, profanando el templo y pidieron al padre Pedro que entregara unas supuestas armas que tenía escondidas en el convento. Tales armas no existían, no hubo negociación, sacaron al sacerdote y en el centro de la plaza lo golpearon, y lo mataron a machetazos. Antes de morir expresó “Padre, perdónalos. Todo por Cristo”. Sus restos reposan en el Cementerio de La Plata, Huila.