Imagen preocupante | El Nuevo Siglo
Lunes, 31 de Julio de 2017

El miércoles pasado, los medios de comunicación cercanos al Presidente intentaron entusiasmarnos con una noticia aparentemente positiva, desplegada a varias columnas con grandes titulares; era una fotografía en la que sentados en una larga mesa algunos antiguos dirigentes de los paramilitares de regreso entre nosotros después de haber firmado con el Presidente Uribe un equilibrado acuerdo de paz y haber sido encarcelados aquí y extraditados a Estados Unidos después y del otro lado los triunfantes jefes de las Farc que no pasarán un solo día en las cárceles a pesar de haber cometido una gran cantidad de delitos de lesa humanidad y toda clase de actos terroristas a lo largo y ancho del país.

En el medio con gestos de satisfacción estaban Álvaro Leyva y el padre  Francisco de Roux, entusiastas promotores de los nefastos acuerdos del teatro Colon. 

Las sonrisas de todos y sus gestos en la foto denotan júbilo, el ambiente reinante parecía cercano  al jolgorio. Al día siguiente de la publicación el mismo Padre de Roux echó las campanas al vuelo en su columna semanal titulada “La reunión impensable” en la que elogió el encuentro mostrándolo como una señal adicional de las bondades incalculables que nos traerá la paz de Santos.

Lamentablemente, debo decir que tengo muchas dudas frente a esa presentación y no creo que sea un buen presagio la famosa reunión. Por eso repetidamente me he preguntado ¿Cuáles fueron las razones para tanta felicidad manifiesta?

La respuesta más coherente que encuentro es que se muestran tan contentos porque todos los actores involucrados están convencidos que los días por venir serán excelentes para todos ellos; ya que ganaron en la mesa de La Habana lo que jamás habrían podido ganar en su accionar terrorista, y que los beneficios realmente son muy gruesos desde ahora, aunque debo resaltar que unos ganarán mucho más que los otros;  veamos:

Las Farc doblegaron al Gobierno y lo obligaron a concederles toda clase de beneficios a cambio de casi nada, a pesar de que estaban en inferioridad militar, con debilitada iniciativa y arrinconados en la selva, pero saben que además se estos se incrementarán, por el paso automático al Congreso sin pagar ni un día de cárcel;  ellos saben que dichas prebendas razonablemente les dará opciones de gobernar en el mediano plazo. Además, aunque lo nieguen, porque la nueva Justicia JEP será controlada por ellos.

Los ex jefes paramilitares juegan a hacer coro con sus antiguos enemigos para beneficiarse también de la JEP, de hecho siendo Cónsul General en New York supe de frecuentes visitas a sus cárceles de políticos cercanos de esa guerrilla que supongo trataban de convencerlos para intentar judicializar al Presidente Álvaro Uribe  y su cercano entorno. Los otros perdedores  serán algunos miembros de las FFAA quienes serán los primeros en perder su libertad una vez  la JEP se active.

La sola posibilidad que esto ocurra debe impulsarnos a modificar buena parte este mal tratado. Preparémonos para la batalla electoral que se avecina.