El cisma de Galat | El Nuevo Siglo
Lunes, 31 de Julio de 2017

Luego de muchos años al frente de la rectoría de la Universidad La Gran Colombia y de sus frustradas campañas a la presidencia de la república de Colombia, el académico y analista José Galat decidió fundar un canal de televisión para promover su mensaje y creencias, que ya desde los años 80 habían sido cuestionadas por el cardenal Mario Revollo, aceptadas por el cardenal Pedro Rubiano y ahora, censuradas directamente por la Conferencia Episcopal Colombiana.

José Galat, un hombre polémico que se enfrenta a la Iglesia, es un boyacense nacido en Sogamoso, con altas titulaciones en Europa, asesor de varios presidentes de la República, quien saltó al mundo de los medios para promover las empresas comunitarias y, con la ortodoxia, defender el bien más preciado, la vida. Sin embargo, en los últimos años, luego de conflictos internos con el presidente del Canal Teleamiga, Diego Arango, y con el capellán de la Universidad La Gran Colombia, el padre Juan Guillermo García, quien oficiaba la misa por televisión y defendía al Santo Padre, el polémico presentador, de 89 años, en su programa "Un café con Galat", se dedicó a atacar a la Iglesia y a lo que él denominó "la mafia" de cardenales que según su criterio, llevaron a Francisco a ocupar la silla de Pedro.

Ante actuaciones repetitivas y denigrantes con la Iglesia, el Papa, el Colegio Cardenalicio y el Colegio Episcopal, la Conferencia Episcopal de Colombia publicó un comunicado firmado por sus directivas, en el cual afirma que Galat, su programa y su Canal inducen a los televidentes y seguidores a aceptar la sujeción al Sumo Pontífice y la comunión con los miembros de la Iglesia a él sometidos.

Después de emitido el comunicado, Galat tildó a los obispos de “cómplices y cobardes”, pues según su criterio, no defienden la fe verdadera, quedando así, automáticamente Galat por fuera de la comunión eclesial y excomulgado hasta no manifestar su sincero arrepentimiento y presentar excusas. La Conferencia Episcopal llegó a prohibir la transmisión de la misa por televisión y a tener un Sagrario en las instalaciones del Canal.

En Colombia se han dado, por otras circunstancias sacrílegas, heréticas y cismáticas otras excomuniones, como la de Enrique Santos Montejo “Calibán”, quien en Tunja, desde “La Linterna”, comentaba que le gustaba ponerse un vestido azul oscuro de un paño muy fino, porque era “de su primera excomunión”. Así mismo, otros excomulgados han sido el general Tomás Cipriano de Mosquera, por haber expulsado a su propio hermano, el arzobispo Mosquera; el escritor José María Vargas Vila; el poeta José Asunción Silva, por haberse suicidado; el nadaísta Gonzalo Arango cuando escupió unas hostias en una iglesia de Medellín, pero el caso más curioso, ha sido el del dentista Antonio Hurtado, quien en Barbosa, Antioquia, se autoproclamó Pedro II luego de la muerte de Pío XI en 1939 y luego, en 1944, el párroco lo volvió a excomulgar en Semana Santa, porque montó procesión aparte.

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