Rugby femenino de Colombia decidido a dar batalla en Río | El Nuevo Siglo
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Viernes, 29 de Julio de 2016
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Sin complejos por ser la menos favorita a llevarse el oro en Rio-2016, la selección femenina de rugby a siete de Colombia está decidida a "darlo todo" en la gesta olímpica, "por amor al juego".

"Los Juegos Olímpicos es el escenario que todo atleta sueña. Estar en este proceso nos trae emoción y orgullo", dice la lateral Katerine Medina, de 23 años, mientras recupera el aliento durante un entrenamiento previo a las justas que inician el 5 de agosto.

En unos Juegos que marcan el regreso del rugby al ámbito olímpico tras 92 años de ausencia, y con la novedad de la competición femenina, Colombia es la única representante latinoamericana con excepción de Brasil, con cupo por ser anfitrión. En el Grupo A enfrentará a Australia, Estados Unidos y Fiyi.

"Australia... Son las campeonas del mundo, por lo que les tenemos mucho respeto", dice a la AFP el entrenador Laurent Palau, un francés de 37 años que llegó a Colombia en 2004 "con el rugby por pasaporte". "Estados Unidos y Fiyi son un equipo muy superior a nosotros, pero tienen defectos, fallas", opina este exjugador del Draguignan, un club del sureste de Francia.

Palau confía en quedar noveno entre las 12 selecciones en liza, "con "una buena actuación contra Japón y Brasil (...) Y contra Kenia". "Sabemos muy bien que somos las pequeñas de la competición. Pero vamos a ir con ambición, audacia, y sobre todo para divertirnos", recalca.

Katerine sueña en grande. "Yo espero una medalla. ¡No hay otra! Que digan lo que digan, el equipo está dando todo para eso", afirma esta afrocolombiana de La Guajira, una empobrecida región en el extremo norte de Colombia. "He vivido muchas cosas. Pasé hambre, pasé necesidades, pero (...) no me arrepiento de nada, porque me sé defender", añade.

 En un campo de... béisbol

Exvelocista, a quien su tío entrenaba "todos los días, bajo lluvia, bajo sol, desde las 4 de la mañana", esta estudiante de ingeniería de sistemas descubrió la ovalada a los 19 años, en la universidad en Riohacha. "Todo empezó con una invitación de amigas que sabían que, cuando era niña, corría atletismo. Su equipo estaba empezando y estaban buscando 'rápidas'", cuenta.

Tras 18 horas en bus, ya que no podía pagarse el avión, Katerine llegó hace cinco meses a Medellín, segunda ciudad de Colombia (noroeste). Desde entonces, entrena diariamente con el equipo en un campo de... béisbol. El rugby en Colombia tiene apenas 20 años y muy pocas canchas específicas. Pero está progresando: en 2014 contaba con 11.566 jugadores, de los cuales 1.638 mujeres, según la federación nacional.

Algunas de las 16 jugadoras de la selección olímpica, criadas en ambientes de delincuencia, pero también en hogares acomodados, vienen de otros deportes como Katerine, o Nathalie Marchino, otrora basquetbolista. Con su pierna tatuada y rizos decolorados, esta colombiana, que cumplirá 35 años la semana antes de los Juegos, comenzó en el rugby en 2005 y hoy destaca en la posición central.

Nathalie creció en Suiza y estudió y vivió en Estados Unidos, pero apeló a su ciudadanía colombiana para poder estar en Rio-2016, donde a falta de pasaporte estadounidense no podía competir por ese país. "Es un ambiente totalmente diferente, me fascina, es como volver a jugar por el amor al juego", dice, entusiasmada de ser "olímpica".

Al probar los pases, sus compañeras no le tienen piedad, sin dejar de reír, ni de tenderle la mano después de un "tackle". "Las chicas tienen unas cualidades de afecto y reflexión que van más allá del campo de juego. Esto nos permite tener atletas más completas", comenta el entrenador Palau al explicar la clasificación de Colombia.

- Rugby, deporte de integración -

El equipo abandona el sol abrasador para reunirse en una sala donde el "coach" les detalla estrategias de juego, con el logo de Rio-2016 como fondo de pantalla. Algunas toman nota. El preparador físico, Camilo Andrés García, de 36 años, venda un tobillo.

Este exjugador de Los Tucanes, el equipo colombiano de rugby, confirma la osadía de estas mujeres de aventurarse al rugby en un país machista y fanático del fútbol. "Salen del promedio de las mujeres colombianas, son muy fuertes, muy determinadas", asevera.

Al final de la "lección", las chicas salen a poner en práctica las tácticas aprendidas. Su capitán y pilar, Alejandra Betancur, de 28 años y oriunda de Medellín, tiene claro que quiere "desarrollar el rugby, no solo en (Colombia), sino en toda Sudamérica".

"Es el deporte de inclusión mas grande del mundo, aquí poco importa cómo te ves", dice, la mirada decidida bajo la gorra verde.

En un rincón de la cancha niñas y niños con uniformes de béisbol hacen pases: el relevo del rubgy en Colombia está asegurado.