Francisco se alista para el "Woodstock" católico | El Nuevo Siglo
Foto Agence France Press
Lunes, 25 de Julio de 2016
Redacción internacional con AFP

Tras las huellas  de su antecesor, poniéndose las mismas “sandalias” para marcar el paso a la juventud y en la tierra natal del hoy santo Juan Pablo II, Francisco cumplirá una nueva cita con los jóvenes del mundo, en las jornadas que precisamente hace 30 años instauró ese pontífice polaco.

En 1986, Juan Pablo II instauró las Jornadas Mundiales de la Juventud por considerar que se debía incentivar la participación de éstos en la Iglesia. Erróneamente se creyó que con la muerte de éste y el paso de los años, esta cita bautizada como el Woodstock católico desaparecería. Ha sido todo lo contrario. El encuentro se ha cumplido religiosamente, cada dos años y lo han presidido tras el fallecimiento del “papa de los jóvenes”, su sucesor Benedicto XVI y Francisco.

Informalidad, colorido, alegría pero sobre todo fe han caracterizado estas citas bianuales que se han realizado en diferentes escenarios del mundo. La de este 2016 tendrá lugar desde el martes hasta el domingo en Polonia, la patria del gestor del JMJ. Será el segundo “cara a cara” del pontífice argentino con los jóvenes católicos del mundo, representados en casi dos millones que se prevén asistirán a los días de meditación que estarán centrados en la misericordia.

El carisma de Francisco y su directriz de una Iglesia abierta y cercana a los más necesitados  ha imprimido un nuevo cariz a éstos encuentros.  Hace dos años, en Río de Janeiro los instó a “salir a la calle para servir sin miedo”.  En esta ocasión, los instó a realizar “Maratones de misericordia", jornadas de servicio que garantizarán la limpieza de  una residencia para ciegos y la preparación de comidas para personas sin techo e indigentes.

La visita de Francisco a Polonia se da en el marco de una alta tensión en Europa por los recientes atentados de Niza (Francia) y Munich (Alemania), al  igual que por la crisis de los migrantes, a quienes Polonia ha cerrado puertas por el temor de que se conviertan en un factor de inseguridad y el previsible llamado de Francisco a acoger a  estos “sin tierra”, a estos desplazados por la violencia, mensaje que incomoda incluso al Episcopado de esa nación.

En cuenta regresiva para la primera visita de Francisco a Polonia el país ya está blindado. Movilizó a más de 40.000 efectivos de seguridad para proteger al papa Francisco y a cientos de miles de jóvenes peregrinos que tendrán como base Cracovia.

Las autoridades intentan calmar los ánimos desde hace semanas, indicando por un lado que no se ha señalado ningún riesgo de atentado y que, en cualquier caso, se está haciendo todo lo posible para impedir cualquier tipo de ataque.

El jefe de la Iglesia católica es probablemente un blanco potencial para los fanáticos religiosos islamistas. El intento de asesinato del papa Juan Pablo II en la plaza de San Pedro hace 35 años, a manos del turco Ali Agca, mostró que el pontífice se expone a los mismos riesgos que un líder político.

Varsovia no ha escatimado en medios para garantizar las seguridad: 20.000 policías, entre ellos 7.500 en las calles, 9.000 bomberos, 800 miembros del servicio de protección del gobierno y 11.000 guardias fronterizos.

Los controles en las fronteras, cuya supresión era una de las grandes alegrías de los polacos tras su ingreso en la zona Schengen, se restablecieron de manera provisional. Y el pequeño tráfico transfronterizo con Ucrania y el enclave ruso de Kaliningrado se suspendió por completo.

Las medidas de seguridad también afectan a los lugares de encuentro con el papa. La inmensa pradera de Brzegi, donde se celebrará la vigilia nocturna de los jóvenes con el pontífice, se rodeó con una valla metálica. Y los peregrinos que quieran atravesarla para encontrarse cerca del altar deberán dar muestras de su honestidad.

Visita cargada de símbolos y mensajes

El papa Francisco inicia este miércoles su primera visita a Polonia, donde desde ayer comenzaron a concentrarse entusiastas jóvenes católicos venidos de diferentes partes del mundo y a quienes instará a acoger a los refugiados, un tema espinoso.

Antes del Woodstock católico, el pontífice latinoamericano visitará también el santuario mariano de Czestochowa y el campo de exterminio nazi de Auschwitz, "el lugar más terrible del mundo", como lo califica el rabino de Polonia Michael Schudrich.

Allí orará en silencio por los 1,1 millones de personas, entre ellos un millón de judíos, que fueron exterminados por la Alemania nazi y se reunirá con un grupo de sobrevivientes.

También rezará en la celda de San Maximiliano Kolbe, el religioso franciscano que ofreció su vida para salvar a un padre de familia.

Hay mucha expectativa por el previsible nuevo llamado papal a acoger migrantes, tema en que pese a haber sido reiterativo ante  las muertes de éstos y el drama de los sobrevivientes, las directivas de la Unión Europea, así como buena parte de la sociedad polaca, hacen oídos sordos.

El gobierno conservador y la primera ministra Beata Szydlo, profundamente católicos, no quieren que Polonia reciba migrantes porque consideran que son una amenaza para la seguridad.

Los obispos polacos, preocupados por las aperturas del papa sobre temas como el acceso a la comunión a los divorciados que se vuelven a casar en la exhortación Evangelii Gaudium, mantienen una cierta prudencia.

"¿Sobre los refugiados? El papa seguramente va hablar de ello", anticipó el nuncio apostólico en Varsovia, el arzobispo Celestino Migliore.

La misma información se puede leer entre líneas en el discurso del Secretario de Estado, el cardenal Pietro Parolin, durante la ceremonia en abril por el 1050 aniversario del bautismo de Polonia.

La estadía de Francisco en Cracovia, del 27 al 31 de julio, conduce inevitablemente a Juan Pablo II, el primer papa polaco de la historia, quien fue arzobispo de esa ciudad antes de llegar al trono de Pedro.

Cuando el papa argentino se asome el miércoles a la "ventana papal" de la sede del arzobispado para saludar a los jóvenes reunidos en la calle, repetirá un gesto típico de Karol Wojtyla, venerado en su país.

Fiel a su estilo sencillo y sin temer por su seguridad, Francisco tomará el jueves un tranvía para llegar a Blonia, un enorme parque en el centro de Cracovia, para una ceremonia de bienvenida.

La JMJ se concluirá con otro maratón, ya que los jóvenes pasarán acampados toda la noche del sábado en el campo de Brzegi, a quince kilómetros de Cracovia, para compartir y meditar bajo las estrellas sobre "la fe y la fraternidad", como pidió el papa en un video-mensaje.

El domingo Francisco presidirá ante la muchedumbre de jóvenes la misa de clausura, al término de la cual anunciará la sede de la próxima edición, probablemente un país de América Latina./EL NUEVO SIGLO con AFP