Elecciones en Turquía: ¿el fin de la incertidumbre? | El Nuevo Siglo
Xinhua
Domingo, 24 de Junio de 2018
Natalia Mariño*
En estas elecciones adelantadas un año y medio, los turcos votarán el próximo domingo por el cambio o la continuidad del modelo de gobierno que viene manejando el actual Presidente desde hace 15 años.

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SE APROXIMAN las elecciones presidenciales y parlamentarias en Turquía y el candidato favorito es el actual presidente Recep Tayyip Erdogan. Pero todo indica que, si bien puntea en las encuestas, no es tan evidente que pueda ganar, al menos en primera vuelta. La oposición se ha fortalecido con relación a años anteriores y si gana al menos el 10% de los votos, obtiene un puesto en el Parlamento.

Estos comicios se enmarcan en una coyuntura interna y externa en la cual como dijo Erdogan, “se busca superar la incertidumbre” del país. Se aprovechan entonces los resultados del referendo de 2017, que permitió hacer una reforma constitucional en la cual se cambia de un sistema parlamentario a uno presidencialista, reforzando el poder ejecutivo y debilitando el legislativo.

Las votaciones, que inicialmente debían realizarse en noviembre de 2019, fueron adelantadas por diferentes razones. De acuerdo con Benjamín Herrera, profesor de la Facultad de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales de la Pontificia Universidad Javeriana, “es el momento oportuno para que Erdogan se mantenga en el poder”.

 

¿Un solo hombre?

Desde la llegada de Erdogan como primer ministro de Turquía en 2003, en cabeza del Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP), sus ideales y forma de gobernar se han ido transformando con el tiempo. En sus inicios, Erdogan ganó un fuerte respaldo del pueblo al superar la crisis que venía del 2002, al alcanzar un crecimiento económico del 7% y al defender ideales democráticos y religiosos a la vez.

Turquía comenzó a consolidarse como una de las economías emergentes más importantes del mundo, siendo integrada al grupo de los CIVETS. Sin embargo, con el tiempo y por influencia de la primavera árabe, Erdogan ha radicalizado su discurso dejando atrás el legado del primer ministro Ataturk en defensa de un Estado secular.

Las condiciones en Turquía han cambiado y el poder se ha ido concentrando en un solo hombre que logró modificar la Constitución por referendo. “Desde que se instituyó esta legislación pocos días después del intento de golpe de Estado de julio de 2016, 169.000 personas han sido investigadas por la justicia, de las cuales más de 50.000 permanecen entre rejas en espera de juicio”, afirma Andrés Mourenza en El País.

Ciertas organizaciones y asociaciones opositoras han sido clausuradas, al igual que defensores de Derechos Humanos encarcelados. El Gobierno controla casi todos los medios de comunicación y la educación religiosa también se ha incrementado en los últimos años, pero ha disminuido en calidad. “El gobierno de Erdogan incrementó el presupuesto para educación religiosa este año en 68%, a 1,5 billones”, sostiene Carlota Gall en The New York Times.

Condiciones internas y externas permiten entender el adelanto de las elecciones del próximo 24 de junio. Erdogan aseguró que “la inestabilidad en las vecinas Siria e Irak y las cuestiones macroeconómicas hacen necesario, en su opinión, dejar atrás ‘el viejo sistema’ parlamentario para entrar de lleno en el régimen presidencialista”, afirma Andrés Mourenza en El País.

Si bien las condiciones estarían dadas para que Erdogan gane la presidencia, lo cierto es que no tiene el camino fácil. Se enfrenta a contendientes que han ganado fuerza y al descontento de una parte de la sociedad. En las urnas se disputan el poder el AKP que formó una coalición con el Partido Movimiento Nacionalista (MHP) y con una alianza formada por el Partido Popular Republicano (CHP) y el Partido Bueno (IYI).

Selahattin Demirtas, candidato por el Partido Democrático Popular (HDP) pro kurdo, está haciendo campaña desde una celda de máxima seguridad. En una transmisión televisiva el 17 de junio, Demirtas declaró la importancia de estas elecciones y afirmó que si se elige a Erdogan nuevamente como Presidente “los poderes legislativos, ejecutivos y judiciales estarán concentrados en una sola persona (…) y el destino de 81 millones de personas estará concentrado en una sola persona”.

Así, Erdogan tiene posibilidades de ganar estas elecciones, pero se enfrenta a un escenario complejo en el que podría no ganar en primera vuelta y no alcanzar la mayoría parlamentaria, por segunda vez consecutiva.

 

La estrategia

Turquía es un país que cuenta con una ubicación geoestratégica al conectar Asia Central, Medio Oriente y Europa. Grandes potencias ubicadas en estos continentes y EU, consideran este país como un punto clave para la geopolítica mundial. Erdogan ha aprovechado los recursos de los que dispone Turquía para generar alianzas manteniendo un doble discurso.

La reelección del actual presidente permitiría mantener una continuidad en la actual política exterior turca donde la alianza con Siria y Rusia es evidente, pero también se tienen como aliados a países del bloque occidental. “Turquía y Rusia son una alianza coyuntural que responde a unos intereses divergentes”, menciona Herrera. La guerra en Siria ha generado una coyuntura para esta alianza, pero responde a los intereses de cada uno de los líderes. Por su parte Putin, apoya al gobierno de Bashar al Assad en su disputa contra los rebeldes sirios, mientras que el interés de Erdogan es luchar contra los kurdos.

La permanencia de Erdogan en el poder podría continuar generando incertidumbre en la UE y en Washington por las políticas autoritarias y anti occidentales que ha venido implementando Turquía. “Desde 1963 se viene explorando la posibilidad que este país pueda ingresar a la UE. Pero esta candidatura se paralizó influenciada por las medidas autoritarias de Erdogan y la retórica anti-occidental”, comenta Carmen Rodríguez, Vicedecana de Relaciones Internacionales y Movilidad, de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Autónoma de Madrid.


Turquía ha mostrado su apoyo "cooperando con Europa en asuntos como los refugiados” y ese discurso dual que se mantiene entre las partes “es mutuo y sucede también en otros países”, afirma Rodríguez. Esos lazos de “amistad” están basados en una profunda ambivalencia del discurso que se sustenta en una necesidad de supervivencia en el contexto internacional.

 

Un nuevo aire

El caso de Turquía se asemeja a la situación en Rusia, en la que se hace evidente la perpetuidad del poder concentrado en un solo hombre, con oposición presente, pero sin posibilidades reales de ganar. Estas elecciones son importantes en la medida en que definirán si el poder se mantiene definitivamente en el líder turco o si existe la posibilidad de generar un cambio para mitigar el discurso radical y anti-occidental, además de mejorar los índices económicos y sociales.

“Los resultados de las elecciones son imprevisibles y pueden dar una gran sorpresa” sostiene Rodríguez. El próximo líder tendrá la responsabilidad de devolver el estatus de país emergente y la confianza a los inversionistas que han decidido trasladar sus recursos a otros mercados. ¿Podrán estos comicios marcar el fin de la incertidumbre?

 

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*Profesional en Gobierno y Relaciones Internacionales de la Universidad Externado de Colombia. @Nataliamarinop