Efectos de las elecciones | El Nuevo Siglo
Martes, 26 de Junio de 2018

En nuestras cábalas sobre las elecciones pronosticamos que Duque se llevaría el 57% de los votos (excluidos los en blanco) y Petro el 43%. En el resultado final, excluidos votos en blanco, Duque obtuvo 56.22% y Petro 43.78%. Modestia aparte, no está mal para alguien que no tiene la profesión de adivino ni la de encuestador.

Pero mi tema de hoy tiene que ver con otros resultados electorales. Duque ganó en 24 departamentos y Petro en 8. Los de Petro fueron los del Pacífico, incluido el Valle, más Vaupés, Putumayo y Sucre. Con excepción del Valle, todos pobres y abandonados del gobierno central. 

Es obvio que luego de la primera vuelta, el país se fracturó en centro-derecho e izquierda. Petro nunca ha sido de “centro-izquierda” sino izquierda castro-chavista pura. Quienes votaron por él no pueden decir, como lo han dicho los Verdes, que votaron por el centro. ¡A descrestar calentanos!

La estrategia de Petro ha sido la tradicional de la izquierda: el populismo. Como solíamos decir en la universidad de cierto delito, populismo es prometer para ganar y una vez ganado no cumplir lo prometido, ni aún lo grabado en mármol. Y si no, pregúntenle a Santos. Educación, incluida la universitaria, gratis para todos; salud ídem para todos; vivienda; expropiación de predios supuestamente inexplotados, como los sembrados de caña, para entregar parcelas de pan coger para mejorar la producción y cosas por el estilo, todo ello sin el auxilio de las regalías y de los impuestos que pagan la minería y el petróleo que habrían sido sustituidos por Petro por las siembras de aguacates, sin subir impuestos y bajando el IVA. Todo administrado con la eficacia que Petro demostró como alcalde la ciudad.

El populismo se impuso en esos departamentos.

Petro ganó en 15 ciudades capitales, entre ellas Bogotá, Cali, Barranquilla, Cartagena, Santa Marta y Tunja. La victoria en capitales tiene la misma razón. No conozco cifras en detalle, pero supongo que en todas pasó lo que en Bogotá. Aquí Petro ganó en los sectores más pobres de sur, aunque no todos de pobreza absoluta, y Duque en los barrios o sectores del norte y occidente.

La diferencia entre Bogotá y las otras capitales está en que Petro hizo en esta ciudad la peor administración de la historia. En las elecciones de 2015 el progresismo de Petro logró solamente una curul entre 45 en el Concejo.

La gente cree que le van cumplir lo que se les promete. Y le dicen que la contraparte es una parranda de políticos corruptos, lo cual es parcialmente cierto siempre que dentro de los políticos incluyamos a los de izquierda. Acordémonos de Samuel Moreno Rojas.  Pero hay muchos políticos a los que no se les puede achacar nada.

Lo cierto es que en Colombia hay mucha pobreza, incluso pobreza absoluta. Se considera pobre en Colombia al que tiene ingresos inferiores a $250.620, cuando el salario mínimo es $781.242. El 28% de la población es pobre. La pobreza extrema se fijó en $114.692 que es el costo mínimo per cápita de la canasta básica de alimentos. En 2016 el 8.5% de la población era pobre absoluto o indigente.

Las causas: falta de trabajo formal, bajo nivel educativo y desempleo. Y súmele que en el campo carecen de acueductos, servicios públicos, carreteras etc., entre otras.

Estos tienen que ser los temas prioritarios de la agenda del gobierno. Obtener el dinero no va a ser fácil. Hay que combatir la evasión de impuestos y reducir el gasto público, llámese o no mermelada. Y eso no es populismo.