China en África: estratégico posicionamiento | El Nuevo Siglo
Xinhua
Sábado, 23 de Junio de 2018
Giovanni Reyes
El gigante asiático es el mayor acreedor de ese continente y el mayor generador de empleo. Infraestructura por petróleo, programa que se consolida

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Poseer planes estratégicos de largo alcance es uno de los rasgos mediante los cuales China va posicionándose con hegemonía en el escenario internacional.  Eso constituye en un factor muy valioso, en función de su permanencia y avances económicos y políticos en general.

De acuerdo.  En general, tener planes de largo aliento permite ya sea a los países, empresas, organizaciones o personas, tener la orientación de “espina dorsal” según la cual se orienten los esfuerzos operativos, concretos, las actividades del día a día.  Esto propicia la coherencia de procesos, mecanismos y el ahorro de recursos en función de los fines trazados.

En la actualidad esta ventaja de la política internacional china contrasta con la volatilidad que se observa en Europa y desde luego que disiente esencialmente de la esquizofrénica conducción estadounidense con la llegada de Trump.  Todo ello opera, con las ventajas y riesgos que se pueden tener.  Tal y como lo dijo el presidente chino Xi Jinping (1953 -) parafraseando una de sus alocuciones: podrán decir que no somos democráticos, pero un Trump no entra para tomar nuestras decisiones.

Aquí interviene un segundo elemento, además del primero referido a contar con una dirección estratégica.  Este segundo aspecto se refiere a propuestas creativas.  Lo que se tiene en Washington ahora es un conjunto de profundas influencias populistas, despistadas.  Es poco probable que en China ocurra un desgaste como el que se observa en Estados Unidos, con un mandatario que se ha convertido en destructor en jefe, sin tener alternativas, esto es, proyectos contrastantes que mejoren las condiciones.

El punto a destacar aquí es cómo Estados Unidos que fue la nación líder en el actual proceso de globalización, ahora se retrae de esa condición.  Ante ello, es China quien está copando el espacio, quien llena los espacios que se ignoran en Washington.  Un ejemplo de ello, es la influencia adelantada que el gigante asiático tiene en África, sobrepasando la presencia de la Unión Europea y de Estados Unidos.

Tal y como lo ha documentado recientemente el investigador Lee Wengraf, el continente africano aparece como una pieza clave en los objetivos estratégicos mundiales, en particular con la influencia china.  Lo que busca Pekín son recursos que permitan dar continuidad a su crecimiento económico, desempeño empresarial y conformación de monopolios.

 

La presencia china en África ha puesto mayor énfasis en la región sub-sahariana.  Las áreas de penetración han sido múltiples, desde las propiamente comerciales, hasta la extracción y producción, incluyendo industrias que se encuentran relacionadas con sistemas y recursos naturales, tanto renovables como no renovables.  Para 2018 se estima que las empresas chinas son las responsables de un 12 por ciento de la industria de África, lo que equivaldría a unos 500,000 millones de dólares anuales, algo equivalente al total de producción anual de Argentina, la tercera economía de Latinoamérica.

Para este año de 2018 -aunque allí están la amenaza de aranceles de Trump- China podría convertirse en el primer socio comercial de Estados Unidos.  Eso denota su estratégica posición en el comercio mundial, con una capacidad de exportación de casi 12 por ciento del total exportable del planeta –superando con ello a Alemania. 

En todos los ámbitos

En el caso de África, China se convirtió en el mayor socio comercial de este continente, mientras la influencia de Estados Unidos, va decayendo.  Se estima que los puestos de trabajo creados por la inversión extranjera directa proveniente de China, se duplicaron en 2016, respecto al total que se tenía en 2015.  Esa inversión extranjera originada en Pekín es más del triple de la inversión de Washington en toda la región del continente negro.

No obstante el dato anterior, con todo el valor y el significado que conlleva, se ve acompañado por un rasgo más específico.  De conformidad con un reporte reciente del Instituto Brookings, un centro de pensamiento con sede en Washington, “el papel de China en África se ha definido por la financiación de más de 3,000 proyectos de infraestructura.  Además, China ha concedido préstamos por más de 86,000 millones de dólares a gobiernos africanos, durante el período 2000 a 2014, un promedio de 6,000 millones de dólares por año.  Con ello, China es el acreedor más importante de la región, representando un 14 por ciento del total de deuda del África Sub-sahariana”.  De China llegan a esa región, prácticamente la mitad de los contratistas internacionales para la construcción.

Dado el problema generalizado y casi permanente de liquidez por parte de muchos gobiernos en África, la cooperación y los préstamos desde Pekín tienen el respaldo de pago mediante petróleo o productos mineros a futuro.  Una modalidad que ha sido utilizada en el caso de Venezuela.  Las cifras no abundan y es muy frecuente encontrar en todo esto desinformación abundante en Caracas.  En todo caso, el programa de trueque, conocido como “infraestructuras por petróleo” avanza y se consolida en el continente africano.  Durante una visita en 2015, Xi Jinping se comprometió a hacer una inversión no menos de 60,000 millones de dólares.

Con estas inversiones, China va teniendo, crecientemente, un posicionamiento hegemónico, estratégico, permitiendo que los gobiernos de la región puedan acceder a recursos al margen de los costos generalmente muy elevados que implican transacciones con corporaciones transnacionales de Europa, Estados Unidos o Japón, o bien entidades financieras internacionales como el Fondo Monetario Internacional (FMI), Banco Mundial (BM) o bien recursos que tienen como origen a grandes acreedores de bancos privados, coordinados en el denominado “Club de París”.

Además de los nexos de inversión en infraestructura, de control del comercio exterior, y del control estratégico de recursos, la presencia militar china también ha ido en aumento y se ha consolidado en algunas regiones.  De conformidad con datos citados por Wengraf, “China invierte más de 20 millones de dólares al año en el alquiler de su base militar en Djibouti y ya ha colocado a más de mil efectivos al lugar, aunque tiene espacio suficiente para diez veces más, si fuera necesario”.

China posee la ventaja de que sus planes pueden ser impuestos y mediante el control vertical de las condiciones políticas, puede establecer programas de gobierno estratégicos, de largo plazo, con coherencia en todo su territorio.  En África su presencia se consolida, en tanto Estados Unidos se ve ahora más agobiado por los problemas domésticos y los estruendosos e innecesarios ruidos internacionales que provoca Trump.  En la lucha por la hegemonía del África, los logros más evidentes los va teniendo el gigante asiático.  Con todo esto, no es de descartar tensiones regionales en un futuro mediato.

*Ph.D. University of Pittsburgh/Harvard. Profesor, Facultad de Administración de la Universidad del Rosario.  El contenido de este artículo es de entera responsabilidad del autor por lo que no compromete a entidad o institución alguna.