Muerte del Dr. Herrera | El Nuevo Siglo
Miércoles, 7 de Junio de 2017

Seguimos padeciendo  los casos de paseo millonario, atraco, secuestros,  escopolamina, engaño  a personas alicoradas, en fin son innumerables los temas, que conspiran contra  personas de bien en todo el manto del país, principalmente en  ciudades capitales y, por supuesto, especialmente en Bogotá.

 A todos los seres  nos duelen  las muertes y contingencias  de nuestros vecinos y  condenamos la  muerte  del Dr. Carlos Fabián Herrera, que  hasta el momento no ha sido esclarecida y se desconocen las acusas de su deceso. Los medios han reportado una serie de datos e informaciones  que los cuerpos investigativos están  analizando, y seguramente muy pronto, dado su profesionalismo, entregaran  ante las autoridades los responsables del execrable crimen.

Con tristeza registramos que  la muerte de este profesional de la medicina  nos demuestra lo poco y nada que los ciudadanos toman en cuenta las recomendaciones, insinuaciones y sugerencia que constantemente imparten las autoridades, primordialmente la Policía Nacional,  buscando  aumentar el nivel de alerta  en los habitantes. La  institución reparten volantes plenos de consignas sobre el cuidado  en los desplazamientos, tanto en solitario como grupal,  especialmente hacia las  horas nocturnas, sin embargo, nuestros conciudadanos hacen oídos sordos ante  las advertencias y a cada paso, exponen su vida e integridad por actuar con imprevisión. ¡Recordemos que la imprudencia es enemiga de la seguridad¡

Según las informaciones el Dr Herrera se encontraba hasta bien entrada la noche  en un establecimiento  público departiendo con algunos amigos, cuentan las informaciones que lo vieron tomar un taxi y -pare de contar,- se quiebra el hilo conductor, perdiendo sus amigos todo rastro del joven galeno, hasta el día y hora que su cuerpo fue hallado en una zona densa, ubicada en el barrio Compostela, de la localidad de Usme.

Ante la realidad, sin el ánimo de enjuiciar y mucho menos prejuzgar, cabe preguntar, ¿Por qué salió sólo, sin que ningún contertulio lo acompañara a tomar  el  taxi? ¿Por qué en el establecimiento no le pidieron por teléfono  un vehículo? ¿Por qué los empleados del lugar no tienen la instrucción  de anotar  las placas de  autos del servicio público que transportan sus clientes? En fin, ¿Por qué nadie se preocupó con  la salida del amigo y contertulio, que según  cuentan había ingerido algunos tragos de licor   durante su estancia en el lugar?. Repito,  son preguntas formuladas sin mayor conocimiento  y seguramente están totalmente despejadas en la investigación, o todo lo preguntado, se cumplió sin resultado positivo, pero la información deja un sabor frustrante  por  falta de compromiso y atención hacia  la autoseguridad.

Entendemos que nadie diferente a la policía  tiene la  obligación de cuidar los parroquianos, pero… pero… una alerta a tiempo, una orientación, una demostración de amistad y preocupación por el amigo, pudo evitar la pérdida del  Dr.  Herrera