La crisis venezolana | El Nuevo Siglo
Viernes, 2 de Junio de 2017

LOS sufrimientos del pueblo venezolano no parecen estar próximos a terminar. Valientemente salen todos los días a protestar contra la dictadura del régimen socialista y cada vez son reprimidos con mayor violencia. Ya iban 60 manifestantes asesinados hasta el martes pasado. Como ha declarado el expresidente de la Asamblea Nacional, Ramos Allup, ahora se persigue a los manifestantes hasta después de terminadas las protestas y llegan, inclusive, a sus casas, de donde los sacan para las cárceles.

Y hablando de la Asamblea Nacional, la única rama del poder público no controlada por Maduro y a la cual el Tribunal Supremo, máximo órgano del poder judicial venezolano, ya le había cercenado sus poderes, quedará eliminada de facto los próximos días con la Asamblea Constituyente nombrada a dedo por el Gobierno. Como era predecible, la dictadura se afianza cada día más siguiendo el proceso cubano de cuando comenzó el régimen castrista hace más de 50 años.

Ahora los antagonistas son encarcelados, como Leopoldo López, Braulio Jattar, Santiago Guevara, Brigitte Escalona y tantos otros, profesionales, estudiantes, militares, pero no es de descartar que, si la situación se torna más peligrosa para el régimen, comenzarán los asesinatos de los opositores del Gobierno. No olvidemos que estos fueron los métodos de la revolución cubana y que son los cubanos quienes ahora asesoran a Maduro, tanto por afinidad ideológica, como también porque Venezuela es un apoyo económico indispensable para la isla.

Hay algunos indicios de preocupación por parte del régimen. Circula la información de que la cancillera Delcy Rodríguez, acompañada del dirigente español José Luís Rodríguez Zapatero, visitaron a Leopoldo López en la prisión de Ramo Verde y se especula que buscan que López acepte un acuerdo que detenga las protestas. Esto no ha sido comprobado porque López no ha podido ser visitado después por su familia. De todos modos, es difícil que el dirigente preso se preste a una maniobra que buscaría ganar tiempo para Maduro y dividir a la oposición.

En cuanto a Colombia, hasta hace poco complaciente con el gobierno venezolano, últimamente ha adoptado una posición más crítica y, en la OEA, ha condenado la falta de democracia en Venezuela. Naturalmente a Maduro no le ha gustado y amenaza con publicar supuestos hechos respecto a las negociaciones con las Farc  y añadió que la paz de Colombia dependía de que él permaneciera en la presidencia”. Obviamente, no ha habido tal divulgación, pero algunos temen que, para desviar la atención sobre la situación venezolana e incitar la opinión interna venezolana contra un ataque del extranjero, Maduro genere un incidente bélico con Colombia. El que varios congresistas estadounidenses hubieran ofrecido ayuda militar en caso de un ataque venezolano es indicio preocupante en este sentido.