En diálogo con EL NUEVO SIGLO, Colette Capriles, directora de Ciencia Política de la Universidad Simón Bolívar, en Caracas, dice que el Gobierno justifica sus acciones por un supuesto estado de conmoción. Además, habla de una coalición entre chavismo disidente y oposición
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El Nuevo Siglo (ENS): ¿Qué opina de los hechos que se presentaron el lunes?
Colette Capriles (CC): Es la narrativa de “golpe de Estado” que el Gobierno ha intentado consolidar desde hace una semana, incluso en los discursos de Maduro, durante la celebración del Día del Ejército, ha dicho cosas en la misma dirección. La semana pasada se habían puesto presos a un par de colaboradores de la oposición, y el discurso para justificar esa detención, fue impedir un golpe de Estado. Esos eventos de ayer entran dentro de la misma narrativa, en la que hay supuestamente una insurrección en marcha, bajo la tesis del enemigo interno. La misma doctrina de seguridad nacional de las dictaduras de los años sesenta y setenta.
En última instancia se quiere legitimar los poderes extraordinarios de la Asamblea Constituyente. El contexto en el que se deben ver estos eventos, es como la campaña electoral para la Constituyente, porque la única justificación de la Constituyente, es que un órgano como este, con supra poderes, solamente se justifica si hay un estado de conmoción.
ENS: Los hechos del lunes, de acuerdo a los planes militares de Maduro, ¿justifican la activación del Plan Zamora en su Fase III, si la hay?
CC: Yo no sé si el Plan Zamora está activado. Yo le veo más desde el punto de vista político, no. Hay señales de eso, porque el propio Ministro de Defensa dijo “que se iban a desarrollar tácticas más letales”, eso fue literalmente lo que dijo. El caso es que la situación, como digo, se insertan muy bien en esta narrativa. ¿Cuáles fueron esos eventos? No sólo lo del helicóptero, sino fundamentalmente las sentencias que se emitieron en el Tribunal Supremo contra la Fiscal. Tanto el helicóptero como las sentencias, son dos cosas que tienen que ver con la lucha del Gobierno contra el chavismo. Es decir, en esta narrativa del enemigo interno, se incluye también al chavismo originario, al chavismo crítico.
Lo del helicóptero el Gobierno inmediatamente lo atribuyó a un individuo que estaba al servicio de Miguel Rodríguez, uno de las disidentes. Y lo de las sentencias, están tratando de adelantar el antejuicio de mérito contra la Fiscal. Y lo mismo ocurre con el asalto de la Guardia Nacional a la Asamblea, tratando de introducir un material que no tiene que ver nada con la Asamblea, que se sospecha, puede ser un material para inculpar a los diputados de un tipo de acción subversiva.
Yo creo que el diseño básico es construir las premisas para que este estado de conmoción nacional perdure en el tiempo.
ENS: De acuerdo a los rumores de la última semana, ¿qué tan factible es que la Asamblea nombre un gobierno transitorio?
CC: Esa versión no es oficial. Puede ser que algunas personas de la oposición lo digan, pero eso ha sido negado por la Mesa de la Unidad Democrática (MUD). Es un absurdo completo. Por cierto, fue una versión que puso a circular el propio gobierno. Maduro lo dijo en una alocución el 24 de junio.
La posición oficial de la oposición es la que está en el manifiesto del 21 de junio, que es el desarrollo del artículo 333 y 350, que da un marco de acción a lo que está ocurriendo en las calles.
ENS: Ese marco de acción es la desobediencia civil, pero ¿Venezuela ya no lleva 90 días en desobediencia civil?
CC: Yo no entiendo muy bien porque esto se va llamar diferente, es lo mismo. Pero entiendo que a medida que se acerca la fecha para las elecciones de miembros de la Asamblea Constituyente, la presión debe aumentar. Se ha hablado de llamar a una huelga general, pero en un país tan parado ya no se ve hasta qué punto puede ser útil. El país está realmente detenido.
La situación de protesta continúa con la misma fuerza, de una manera distinta, quizá ya no con grandes concentraciones, pero el ambiente sigue igualmente activado. Además, hay que añadir un elemento colateral: la sucesión casi diaria de disturbios en zonas populares, como el que hubo en Maracay, que son saqueos muy violentos en donde se entremezclan ciudadanos, con colectivos y guardias, y se producen verdaderas situaciones de pánico. Espontáneamente, las protestas siguen sucediendo.
¿El oficialismo tiene algún grado de gobernabilidad?
CC: Una cosa es la gobernabilidad y otra la fortaleza. Yo creo que el Gobierno por ahora ha hecho varias cosas importantes para su posición. Una es el nombramiento del alto mando militar, que significa que el madurismo goza de un apoyo considerable dentro de las fuerzas armadas. En segundo lugar, el Gobierno ha avanzado en la convocatoria de la Asamblea Constituyente, que es completamente ilegítima, pero ahí está, y probablemente se instale.
Desde el punto de vista de la gobernabilidad cotidiana, el deterioro de la situación económica y cotidiana para la gente está llegando a niveles insostenible. El otro elemento fundamental es que la primera línea de ataque para el Gobierno es el chavismo originario, no madurista. Ese es el enemigo principal, para usar el lenguaje de Lenin. Justamente, Luisa Ortega está desconociendo las sentencias que le invocaron y está llamando al artículo 333, para decir que la Fiscalía no está en desacato y puede actuar en contra del Tribunal Supremo.
Eso quiere decir, ¿que hay un conflicto abierto y declarado dentro del chavismo?
CC: Ese conflicto siempre ha estado, pero ahora se convierte en un factor fundamental para lo que vaya a pasar en Venezuela las próximas semanas. Sin el concurso entre el chavismo disidente y la oposición, Maduro puede quedarse eternamente. Si los moderados del chavismo logran una alianza táctica con la oposición, ahí el peligro político para el madurismo es mucho más inminente.
Este chavismo originario no es compacto, hay varios grupos. Pero la amenaza en que se hallan ahora, pues lo obligará a construir un frente en coalición con la oposición
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