Cuando el terrorismo paga | El Nuevo Siglo
Viernes, 30 de Junio de 2017

El terrorismo, el infundir terror en la gentes y miedo en los gobiernos a que los asesinatos se repitan, tienen la clara finalidad de doblegar la voluntad de la ciudanía y de los gobernantes para que accedan a los designios de los terroristas.

El ejército islámico hace visible mediante videos como degüella a sus prisioneros para infundir pánico en sus enemigos y los dejen avanzar, asesina a inocentes peatones en las calles y coloca bombas donde puedan matar a muchas personas. Pablo Escobar asesinaba a diestra y siniestra y colocaba mortíferos explosivos para que se aboliera la extradición, lo que logró, y el gobierno le diera un tratamiento especial como se le dio con la cárcel de La Catedral. Las Farc obtuvieron las concesiones que sabemos y ahora otros grupos, como el ELN y el MRP buscan que el gobierno les dé un tratamiento similar e inclusive mejor al que se le dio a Timochenko. Si el gobierno no hubiera accedido a las ventajas que le dio a un grupo de criminales, “para evitar tantos muertos”, las demás agrupaciones criminales no estuvieran ahora secuestrando (como secuestraron a los dos ciudadanos holandeses en días pasados en Santander) y poniendo explosivos como los del Centro Andino.

La bomba del Club El Nogal fue productiva para las Farc y sus responsables intelectuales, los cabecillas del grupo, nunca pagarán un día de cárcel, los perpetradores directos ya fueron liberados. Los criminales ya saben que en Colombia la violencia paga y queda impune con el argumento de que la paz todo lo justifica: es válido modificar la Constitución en conciliábulos con los guerrilleros; los crímenes más atroces, como el secuestro, la extorsión, los asesinatos, pueden quedar impunes (“es nobleza perdonar”); se puede desconocer la voluntad popular expresada en un plebiscito; el no aceptar las exigencias de los delincuentes es ser enemigos de la paz; los cabecillas de la guerrilla obtienen curules en el legislativo sin un solo voto; se crea un aparato de justicia paralelo al constitucional con participación de extranjeros; la eliminación de los cultivos de coca se frena terminando su aspersión aérea; etc.

En pocas palabras, el terrorismo en Colombia es rentable para los criminales, como quedó plenamente comprobado con los acuerdos de Cuba (el del Teatro Colón es el mismo, maquillado para hacerle conejo al plebiscito), entonces ¿Por qué no seguirlo empleando como medio de presión por los otros grupos? Inclusive, hay una versión de un ex guerrillero según la cual los tales “disidentes” son parte de la estrategia de las Farc para el caso en que quieran volver a la beligerancia armada. Paz no habrá mientras la subversión no sea efectivamente sometida y no se la trate como igual al Estado.