La Niña Alemana, de drama a cuento de hadas | El Nuevo Siglo
Domingo, 7 de Mayo de 2017

Dejar una enseñanza humanizando una historia tan dura relacionada con el periodo nazi es la idea de Armando Lucas Correa, al escribir esta historia de los judíos que desembarcaron en La Habana en la década de los 30.

EL NUEVO SIGLO: ¿Dónde nace la idea de escribir La Niña Alemana? 
 

ARMANDO LUCAS CORREA: Desde que tengo 10 años escuché hablar sobre el Saint Luis, esta novela está basada en un hecho histórico, un barco trasatlántico de bandera alemana que el 13 de mayo de 1939 salió con 937 refugiados judíos que huían de la Alemania Nazi, solamente 6 de ellos no eran judíos, el barco tenía permiso de desembarco en Cuba,  en ese momento Hitler estaba en el poder. Al llegar a La Habana el 27 de mayo, el presidente de entonces no los deja desembarcar. Allí están una semana negociando, de ahí pasan por Miami y el presidente Roosevelt les niega la entrada, el primer ministro Mc Kenshin de Canadá también, cuando van pasando por las Islas Azores en el Atlántico logran ubicar a la mayoría de los pasajeros en Holanda, Bélgica, Francia e Inglaterra, y por supuesto los únicos que se salvaron de los avatares de la guerra fueron los de Inglaterra, porque Hitler tomó el poder de Europa continental a los pocos meses. 

Cuando llega el  barco Saint Luis a La Habana, mi abuela, hija de inmigrantes españoles estaba embarazada de mi mamá. Durante los 70’s y los 80’s yo crecí con ella diciendo “Cuba va pagar bien caro por lo que le hizo a los refugiados judíos”. Crecí con esa historia de la cual no se habla, de la cual desapareció todo lo que había en el archivo nacional de Cuba. Fue en el 2009 cuando el presidente Obama reconoció lo que se había hecho a estos refugiados judíos con un memorando en el Congreso y el 2011 se estableció un monumento dedicado a él, Saint Luis en Canadá. 

En mí quedó desde niño. Empecé a construir esta historia, esencialmente sobre los 28 pasajeros que desembarcaron en La Habana, Hannah desembarcó cuando tenía 12 años, con su madre Alma, su padre no logra bajar y lo envían a Francia, termina en Auschwitz, su mejor amigo Leo también se quedó en el Barco. 

ENS: ¿Cómo fue el proceso de investigación luego de que gran parte del archivo fuera borrado? 


ALC: La investigación se da gracias a que el Holocaust Memorial Museum de Washington D.C. donde se dedicó durante 10 años a ver el paradero de estos refugiados judíos, tiene muchos documentos originales. Yo tuve acceso a más de 1.200 de ellos. No quise hablar con ningún refugiado sobreviviente del barco hasta que no terminara la novela porque quería que se viera como un cuento de hadas en primera persona sobre una niña de 12 años. Allí nunca pongo la palabra Hitler o Swastika.  

Esta es una niña que vive entre cristales rotos porque es una historia que ocurre después de la noche de los cristales rotos en Alemania. Esta habla de banderas rojas, blancas y negras y de ogros que representan a los nazis en forma de cuento de hadas, forma en la que mi abuela me transmitió a mí. Habla de cómo ellos crecen en esta Habana. En el segundo capítulo reproduzco el viaje y de ahí todo lo que lean es real, la temperatura que había, las comidas, pues recuperé los menús del barco, la música, los bailes, cómo se comportaban las familias en el barco, reproduzco el viaje al pie de la letra. Y La Habana en un periodo pre y post revolucionario. 

La novela se basa en Ana, una niña que vive en New York en el 2014, con una madre deprimida. Cuenta cómo a los 12 años recibe un sobre amarillo con unas fotos de Saint Luis. Allí ve a una niña que se parece mucho a ella, le pregunta su madre “¿qué es esto?” a lo que ella contesta “son fotos de antes de la guerra y están relacionadas con la familia de tu padre”. El primer capítulo se acaba en que Ana y su madre van a tomar un avión a Cuba para conocer a Hannah, que ese momento ya es una anciana de 87 años. En este punto la novela gira por completo. 

ENS: ¿Cómo es este salto de la realidad a la ficción? 


ALC: Yo soy periodista y me encanta investigar, me encanta el proceso research, de buscar los materiales, de leer, pero al mismo tiempo escribir ficción es como un espacio de salirme de mi zona de confort. Dudé muchas veces si iba a hacer un libro de ficción o no, de Saint Luis hay muchos libros, documentos, hay diarios de sobrevivientes. Siempre pensé que si hacía una novela iba a humanizar el hecho. Siempre hablamos de 937 pasajeros que fueron rechazados, hablamos que Hitler mató a más de 6 millones de judíos, pero son números. Yo quería tener una conexión emocional con el lector.   

ENS: ¿Cómo se pueden diferenciar estos personajes ficticios de los reales? 


ALC: Los personajes todos son ficticios, el único que es real es el capitán Shoder. Yo no uso a ningún personaje real. Usé apellidos de pasajeros de los que no se supo de su destino, solo del Capitán porque es un personaje, una guía, es un alemán nazi, que los ayuda, para él lo más importante es salvar a sus pasajeros sin importar ideología, cultura o religión. Los demás todos son nombres inventados, yo te diría que tal vez leo es el más cercano a Herbert Kaliner, un pasajero de 13 años que ahora tiene noventa y pico, Hannah no, yo diría que ella tiene más de mi hija Ema. 

ENS: ¿Cómo es  pasar de trabajar en una revista de entretenimiento a escribir una novela dramática? 


ALC: Mi formación es en literatura dramatúrgica, me he dado cuenta de que todo lo que escribo es muy dramatúrgico, mis estructuras, mis capítulos, mis columnas. Esa formación teatral, mezclada con la periodística, permite que cada detalle sea preciso en este libro.         

ENS: ¿Ha pensado en escribir otro libro? 


ALC: Mi próxima novela se llama De Silence Between Us (El Silencio Entre Nosotros). Tiene que ver con los pasajeros que desembarcaron en Francia.  La tercera novela, que ya firmé, se llama  The Night Travelers(Los Viajeros de la Noche) la cual tiene que ver con aquellos pasajeros a los que Hitler no les permitió embarcar en el Saint Luis, los mischling (mestizos o negros), los homosexuales o los comunistas, esta historia habla de una escritora que  busca desesperada un barco para su hija. 

ENS: ¿Se pueden considerar sus textos autobiográficos? 


ALC: Todo escritor por mucho que se niega, les pone a sus textos esencia propia, por supuesto yo no soy judío, mi familia no vino en el barco Saint Luis, pero yo siempre escribí como padre, y la niña era mi hija, de  alguna manera yo veo eso y me encanta. Si ves el libro todas las casas de las que yo hablo tienen una relación conmigo, la casa de La Habana donde crece Hannah y Alma, es mi casa de la infancia, la de New York. Uno parte de la experiencia que uno tiene. Sin embargo yo no hablé con los sobrevivientes hasta que no terminé el libro, no me encontré con los niños reales,  ni fui a La Habana o Berlín hasta cuando terminé el libro. Fui Auschwitz y me monté en el barco a las 7:00 p.m. el 13 de mayo del 2016, el mismo día y hora que salió el barco de Hamburgo. Recorrí las calles como Hannah y medí el tiempo corriendo del punto A al punto B a ver si de verdad, si era una distancia caminable, entre un café donde se desarrolló  la historia. Yo lo creo y después lo vivo.