La alcaldía de Bogotá | El Nuevo Siglo
Lunes, 15 de Mayo de 2017

“Bogotá es una de las ciudades con menos árboles per cápita”

 

El alcalde Peñalosa está comprometido con los constructores que le financiaron la campaña y se nota. Bogotá con un producto interno superior al de varios países centroamericanos y que cada día adquiere mayor relevancia internacional, está inmovilizada. Al entrar por el norte a la ciudad, justo cuando se empiezan a sufrir los baches, hay un aviso que parece subliminal, advierte: Bienvenido a Bogotá.  

El alcalde se ha limitado a inaugurar las obras que dejó la odiada administración anterior, que desprecia. Según ADN quien cita a un experto: “Esta alcaldía no ha contratado ninguna obra, ni ha sacado licitaciones a concurso sino que está terminando las anteriores”.

Lo bueno es la continuidad en los planes de largo plazo, con autonomía de las disputas políticas con su antecesor. Lo malo, que la valorización recaudada hace cuatro años no se materializa. Hay  clima de desconfianza. Usaquén, por ejemplo,  pagó valorización desde hace doce años y está en mora de ver mejoras.

Para el próximo año amenaza nuevo cobro. Los comentaristas citados hacen notar que por la valorización del año 2013 solo se han entregado dos obras de las diez prometidas. Vale decir que Peñalosa obtuvo en calificación objetiva: un dos sobre diez. Va perdiendo los tres semestres que lleva de Alcalde.  Hay crisis por malos manejos en 8 alcaldías locales.

Bogotá es una de las ciudades con menos árboles per cápita del mundo y la contaminación ambiental es alta. Por humo,  mugre, ruidos y el agua estancada por pésimos desagües. Aquí cuando llueve los peculados salen a flote. Quizá los contratistas creyeron que diseñaban alcantarillas para algún desierto, o para la poco lluviosa ciudad de Lima.

La mayoría de las grandes ciudades defienden su entorno con mega parques como el de Palermo en Buenos Aires, Hyde Park en Londres, Chapultepec en México o Central Park en Nueva York. Pero este alcalde tiene otros compromisos con sus donantes de campaña. No solo se pasa por la faja el legado del profesor Van Der Hammen, quien donó tierras para un gran bosque, sino que afrentó  públicamente a una descendiente del generoso profesor. Que sirva de escarmiento para quien sea altruista en Colombia.

El último gran espacio es esa reserva de Bogotá.

Aunque la entidad que defiende el medio ambiente, la CAR, ha protegido ese legado del profesor alemán,  el Alcalde colocó de secretario de gabinete al sobrino del delegado del presidente Santos al consejo de la CAR. Así que el desafuero ecológico puede ocurrir. Y hay movimiento de revocatoria.