Corruptocracia | El Nuevo Siglo
Martes, 30 de Mayo de 2017

Las comunidades de Buenaventura y Quibdó se han levantado recientemente para protestar por su sempiterno abandono que le achacan exclusivamente al centralismo. Bogotá, en este país de regiones, parece ser la única región que cuenta, pero nunca distribuye.

No creo que tengan razón. El centralismo es un tema que vende como causante de problemas, pero no es el único. O por lo menos, el bogotano no es el único. Los atlanticenses se quejan igual del centralismo barranquillero y los bolivarenses del cartagenero o los nariñenses del pastuso. En cada departamento o en cada municipio, siempre hay una vereda que reclama por su abandono.

El gran problema realmente es la corrupción. Y el problema de la corrupción es que no sólo ha escalado a las más altas esferas del poder, sino que se repite en todas las capas de la población. Chocó Guajira y Buenaventura, por ejemplo, dos de los departamentos más abandonados y una de las ciudades en similar situación, tienen algo en común. Son regiones ricas, llenas de gente pobre y necesitada.

Tienen otro punto en común. Todos los últimos alcaldes y Gobernadores han sido detenidos o separados de sus cargos por temas relacionados con delitos o faltas  asociadas a la corrupción. Buenaventura ha tenido 4 alcaldes en la cárcel. Guajira y Chocó han visto encarcelar administraciones completas locales y departamentales. Guajira lleva casi 7 gobernadores distintos en menos de 3 años. Así no hay política estatal que aguante.

Igual pasó, por ejemplo, en Santa Marta y el Magdalena, casi toda la clase política estuvo detenida al mismo tiempo. Viejos caciques cuyos apellidos se repiten en el Club Santa Marta donde se sientan a manteles a repartirse la ciudad y el departamento han ido con sus ilustres huesos Vives, Campos, Vidal, Gneccos, Dávilas a la cárcel. Y desde allá han maquinado para sacar a Carlos Caicedo o a su sucesor, por haber transformado la ciudad.

Pero ningún gobernador o alcalde corrupto ha llegado por generación espontánea. Ha sido puesto ahí por los votos de los mismos que primero venden o regalan su voto o se abstienen y que luego salen a escandalizarse por una situación de la que ellos mismos son cómplices criminales.

Es cierto, el centralismo crea la situación estructural que permite la proliferación de algunos políticos corruptos. Mientras los centros de poder sigan exigiendo la intermediación de padrinos para tramitar la solución a las necesidades de las regiones, las estructuras políticas que las tienen en el abandono se seguirán reproduciendo.

Por eso, la verdadera revolución que predican algunos izquierdistas no es la de las armas, sino la de la democracia. Hay que votar bien. Hay que vigilar los recursos públicos y solo premiar con el voto a aquellos que se lo merecen. Si no lo hacen, por lo menos después no se quejen.

Al fin y al cabo, ser un buen administrador público es relativamente fácil. Se limita a dos factores: No hay que robar. Y no hay que dejar que roben. No parece difícil encontrar líderes de semejante talante en cada departamento y pueblo de Colombia.

@Quinternatte