Así quedó el mapa político europeo | El Nuevo Siglo
Lunes, 8 de Mayo de 2017
Pablo Uribe Ruan

El comentario general es que en Europa la derecha ha recuperado terreno. Esto queda claro si se revisa quién gobierna en cada uno de los países del continente. Tras las elecciones en Francia, el panorama poco ha cambiado, en el sentido de que Macron combina políticas de derecha a nivel económico y de izquierda en términos sociales, por lo que se le considera de centro. 

La prevalencia de la derecha sobre la izquierda en los últimos años parece estar marcada por la involución de la socialdemocracia. Frente a la coyuntura social y económica, esta tendencia política ha resultado ineficaz para resolver los problemas de la gente, como se demostró recientemente en el caso de Francia. 

La agenda en varios países ha sido tomada por partidos de corte socialcristiano, como en Alemania, o conservador, como en Reino Unido, dejando a un lado los planteamientos de la centroizquierda. En España, Países Bajos y algunos de los nórdicos, la derecha domina el escenario político de manera mayoritaria o en coalición con otros partidos. 

Salvo Portugal, Grecia y algunos países de la exYugoslavia, los gobiernos son de centro derecha o derecha. La notoria diferencia, alejada de lo que sucedía a comienzo de este siglo, demuestra una falla en las bases del Estado Social de Derecho, modelo que rige a la mayoría de naciones europeas, estiman los expertos. 

EL NUEVO SIGLO revisó como quedó el mapa político en Europa luego de las elecciones Francia en las que Emmanuel Macron fue elegido como presidente. Como parte del análisis, usó un plano dibujado por Stephen Wolf, periodista del portal Daily Kops, publicado a principios de este año para mostrar, por colores, cómo Europa está organiza políticamente. Para ello se tuvo en cuenta los resultados electorales de estos primeros cinco meses de 2017. 

La centroderecha

MapaLa centroderecha continuamente está en aparente reconstrucción. Cada vez que aparece un partido de extrema derecha reafirma sus ideales demócratas, distanciándose del radicalismo de este tipo de movimientos. Pero, si no es así, suele quedarse en una especia de inmovilismo doctrinario, que hay veces dificulta la definición de sus postulados. 

El 2016, y esta año, sin embargo, le ha ayudado para que se convierta en la primera fuerza política de Europa. Luego del Brexit, los conservadores ingleses, tories, se apropiaron de la agenda de los radicales independentistas y continuaron en el poder de la mano de Theresa May, reemplazando a su copartidario David Cameron, quien pagó con su cargo haber llamado a un referendo para consultarles a los ingleses sí o no querían dejar la Unión Europea (EU). Hoy lideran la salida del bloque económico. 

Reino Unido no es el único ejemplo. La centroderecha se ha consolidado en otras partes de Europa. Así lo demuestran los casos de Noruega, Finlandia y Dinamarca, gobernados por mayorías parlamentarias de origen conservador y socialcristiano. Salvo Suecia, que sigue liderara por la centroizquierda, el resto de países nórdicos emplean modelos que equilibran el Estado Social de Derecho con políticas conservadoras. El mayor ejemplo de esto es Alemania, que combina ambas cosas, y es de centroderecha.   

Esta tendencia, con diferencias en el gasto público, también es clara en España y Bielorrusia. Allí, a diferencia de los otros países, se han empleado políticas de austeridad que, según sus detractores, van en detrimento de los derechos sociales concedidos. 

La crisis de la socialdemocracia

En los últimos años la socialdemocracia se ha debilitado en Europa. La gente, ante la falta de discurso y los malos gobiernos, ha  dejado de votar por esta opción, votando por partidos radicales de izquierda o moderados de centro. El panorama, si a Macron se le define como socialdemócrata, no es tan malo. Si, como opina la mayoría de gente, es de centro, efectivamente se confirma la crisis. 

Sin Francia, en Europa la centroizquierda gobierna en Portugal, Albania y Malta. Ha perdido elecciones en España, Reino Unido y Alemania, donde, en cada uno de estos casos, la centroderecha le ha ganado en el último año. El Partido Popular, de Mariano Rajoy, pese a una crisis interna y un candidato débil para muchos, ha sacado adelante la reelección contra un PSOE lleno de divisiones. Lo mismo ocurre con los laboristas ingleses que, por su falta de criterio –como no tener una posición clara frente al Brexit, sobre todo su líder: Corbyn-, han perdido en todos los escenarios con los conservadores. 

La crisis de la socialdemocracia se explica por varios factores. Uno de ellos es la ambivalencia de sus posturas. Hollande, por ejemplo, impulsó la mayor reforma tributaria de la historia de Francia –o, una de las más-, pero recortó ciertos derechos laborales. El español PSOE, encabezado por Sánchez, Díaz y López, no ha sido capaz de distanciarse de las políticas de austeridad del Partido Popular. 

Los extremos 

Está en auge los extremos. No es un secreto. Los expertos suelen definir este tipo de movimientos como populistas, xenófobos o nacionalistas. Dependiendo del caso, pueden tener estas tres características o combinarlas favoreciendo una de ellas. 

Hay países en Europa que son gobernados por partidos de extrema derecha. Ese es el caso de Polonia o Hungría, que, como este último, han impulsado la construcción de muros fronterizos para parar la migración proveniente de Medio Oriente y África. 

En otros lugares, si bien no gobiernan, se han convertido en movimientos con una fuerza electoral importante, como el Frente Nacional en Francia, que recientemente sacó una tercera parte de los votos en la presidencial del domingo, o, el UKYP inglés que ganó al promover la salida de Reino Unido de la UE. 

En el otro extremo ideológico se encuentra los partidos de izquierda radical que gobierna en Grecia y, con un discurso más ponderado, en Portugal. El partido de Alexis Tsipras, Syriza, ha logrado consolidarse en el poder, tras la debacle económica en Grecia. Sus postulados siempre han sido los mismos: no austeridad y renegociación de la deuda con la UE. En el marco de este proceso, ha logrado llegar a consensos con acreedores, como ocurrió hace ocho día. 

En el continente, existen otras agrupaciones del mismo corte como Podemos en España y Cinco Estrellas en Italia. Suelen ser definidos, sobretodo en el caso del italiano, como partidos antisistema.