La carta que dejó A. García antes de suicidarse | El Nuevo Siglo
Anadolu
Viernes, 19 de Abril de 2019
Redacción Web

Una carta antes de ir al baño y dispararse para evitar ir a la cárcel dejó el ex presidente Alan García el miércoles en su lugar de residencia.

La misiva fue leída por la hija del expresidente peruano este Viernes Santo en su sepelio.

En la carta, García afirmó que no tenía que sufrir "la injusticia" de ser detenido por presuntos actos de corrupción y que cumplió con su misión como político y gobernante de su país.

"He visto a otros desfilar esposados, guardando su miserable existencia, pero Alan García no tiene porqué sufrir esas injusticias y circos, por eso le dejo a mis hijos la dignidad de mis decisiones, a mis compañeros una señal de orgullo y mi cadáver como una muestra de mi desprecio hacia mis adversarios, porque ya cumplí la misión que me impuse", señaló la misiva leída por su hija Luciana García Nores. 

En su carta, García, quien gobernó Perú en los períodos 1985-1990 y 2006-2011, señaló que creía que "conducir al aprismo al gobierno en dos ocasiones" fue "la misión" de su existencia y que por ese motivo sus adversarios "optaron por la estrategia" de denunciarlo durante más de 30 años, pero "jamás encontraron nada". 

"En este tiempo de rumores y odios repetidos que las mayorías creen verdad he visto cómo se utilizan los procedimientos para humillar o vejar y no para encontrar verdades", enfatizó. 

"Por muchos años me situé por sobre los insultos, me defendí y el homenaje de mis enemigos fue argumentar que Alan García era suficientemente inteligente como para que ellos no pudieran probar sus calumnias", agregó. 

Aseguró, en ese sentido, que "no hubo ni habrá cuentas, ni sobornos, ni riqueza, la historia tiene más valor que cualquier riqueza material". 

"Nunca podría haber precio suficiente para quebrar mi orgullo de aprista y de peruano, por eso repetí otros se venden, yo no", señaló. 

García también escribió que cumplió su deber "en la política y en las obras hechas en favor del pueblo, alcanzadas las metas que otros países o gobiernos no han logrado". 

"No tengo porqué aceptar vejámenes", remarcó antes de pedir "que Dios, al que voy con dignidad, proteja a los de buen corazón y a los más humildes"