Presidencial francesa: todo puede pasar | El Nuevo Siglo
Infografía Agence France Press
Sábado, 22 de Abril de 2017
Redacción internacional con AFP

Lo único  que se sabe es que nada se sabe. Esa es la incertidumbre que ronda la elección presidencial francesa de hoy, ya que aunque todas las intenciones de voto las lideraron, en empate técnico, la candidata de extrema derecha, Marine Le Pen y el centrista Emmanuel Macron, la diferencia  es mínima con la carta de la izquierda radical, Jean Luc Mélenchon y el conservador Francois Fillon.

Es tal la situación que todo se estrecha en una horquilla reducida: entre dos y cuatro puntos según los últimos sondeos que, teniendo en cuenta los márgenes de error, dejan la puerta abierta a cualquier imprevisto.

A la primera vuelta llegan estos cuatro, de los once candidatos en liza, con un marcado optimismo, mientras que los ciudadanos se debaten entre la apatía, el temor de nuevos atentados, el más reciente de ellos el miércoles en la noche en los Campos Elíseos y crecientes dudas sobre las calidades y cualidades de los que aspiran a suceder al gobierno del socialista Francois Hollande. Ello se refleja en el récord de indecisos que arrojaron las mismas encuestas.

Según el investigador Michel Balinski, del Centro Nacional de Investigación Científica existe la alta probabilidad de que muchos votantes cambien su papeleta en el último momento. Para él, como algunos otros analistas,  el modo de votación incita a los electores a emitir un voto útil y elegir "al menos malo de los candidatos que tienen una posibilidad”.

En un país marcado por los atentados recientes, un acentuado desempleo y una economía débil, los votantes parecen confusos en medio de una campaña atípica y marcada por los escándalos.

La situación es tan compleja e inédita que muchos consideran que Francia podría llegar a elegir un presidente que no pertenezca ni a la derecha ni a la izquierda tradicional,  por primera vez desde que se proclamó la Quinta República en 1958.

Por sus tendencias políticas, los discursos de los cuatro candidatos con chance para clasificarse a la segunda vuelta, que tendrá lugar el 7 de mayo, son tan opuestos como  sus personalidades.

La que hasta hace pocos días se posicionó como archifavorita, la heredera dela extrema derecha, Marine Le Pen, hija del fundador del partido Frente Nacional (FN) por el cual compite, es antisistema, nacionalista y radical. Supo capitalizar, a su debido momento, el hartazgo ciudadano con el desempleo y la inmigración.  Esgrimiendo la bandera de “patriotismo” y la “preferencia nacional”, esperanzada que con ella pase lo mismo que con Donald Trump en Estados Unidos, está segura de lograr el tiquete al balotaje del 7 de mayo y ese día convertirse en la primera mujer presidente de Francia.

Sin embargo, a pesar de que lograra esa hazaña, repitiendo la de su padre en 2002 cuando provocó un terremoto político con su triunfo, lo más probable es que su sueño se trunque  porque no es secreto que se concentrarán los votos de rechazo contra la extrema derecha, por los temores de que, en línea con su discurso,  promueva un “Frexit”.

Entre tanto, con tan solo 39 años, y tras desempeñarse como ministro de Economía de Hollande decidió formar su propio movimiento “En marcha”, con un programa que  considera típicamente de centro, Emmanuel Macron se ganó una importante franja del electorado francés.

Hace tres años era un desconocido en la arena política y hoy tiene una alta probabilidad de salir vencedor en las urnas, a las que nunca se ha sometido como candidato.

Este hombre de aspecto cuidado y grandes ambiciones es la cara de la renovación. Y en ello ha centrado su discurso: “Francia no puede responder a los desafíos del siglo XXI" con los mismos hombres y las mismas ideas", lo que, sin duda, caló en un amplio sector ciudadano, llevándolo al registrar la misma intención de voto que Le Pen.

El tercero con gran opción en la contienda y quien finalmente podría “meterse” en el balotaje es Jean Luc Melenchon, un orador brillante, admirador de la izquierda norteamericana y de posiciones tan tajantes como el partido que lidera: la izquierda radical.

Adepto de los discursos sin pelos en la lengua, no deja a nadie indiferente. Populista de izquierda para sus adversarios, defensor del pueblo contra la oligarquía para sus seguidores, este nieto de españoles nacido en Tánger (Marruecos), se lanzó a la carrera por el Elíseo con el lema "Francia insumisa".

Y, el cuarto con gran opción hoy en las urnas, pese a haber perdido popularidad y respaldo por los escándalos de presuntos empleos ficticios de su esposa y dos de sus hijos, es el conservador Fracois Fillon, el que inesperadamente sacó de la carrera presidencial al que aspiraba a repetir, Nicolás Sarkozy.

"Soy como uno de esos combatientes que no bajan la cabeza frente a las balas" de sus adversarios, declaró recientemente en un mitin este ex primer ministro (2007-2012) de 63 años que denuncia una "conspiración" para destruir su carrera política.

Con un programa de recortes drásticos, este liberal que no esconde su admiración por la "Dama de Hierro" Margaret Thatcher era hace unos meses el gran favorito para las presidenciales a dos vueltas del 23 de abril y del 7 de mayo, tras cinco años de gobierno socialista.

Oferta dividida a la izquierda

Para sus partidarios, el avance que registró en la recta final de la campaña  Mélenchon podría jugar decisivamente a su favor hoy, removilizando a los electores de derecha. Los fillonistas promueven la amenaza de una segunda vuelta entre dos extremos, insistiendo sobre la audiencia de Marine Le Pen.

A la izquierda, el desconcierto no es menor frente a una oferta dividida: vencedor sorpresa de las primarias en su sector, el socialista Benoît Hamon padece el avance de Mélenchon y la unión de los barones socialistas en torno a Emmanuel Macron.

Hamon se aferra, sin embargo, y ha recorrido el oeste del país este fin de semana de Pascua para intentar convencer. "Dadlo todo", instó a sus seguidores.

"Estaré en la segunda vuelta", afirma, por su parte, Mélenchon en las columnas del diario Le Parisien. Acusado de populista por sus detractores, el líder de Francia Insumisa, un antiglobalización crítico con Europa, desmiente ser de extrema izquierda y se describe como un hombre "apasionado" e insumiso frente al orden establecido por capitalistas y liberales.

Durante este tiempo, Macron, benjamín de los candidatos, con 39 años de edad, parece querer evitar cualquier riesgo. El que se presenta como "ni de izquierda, ni de derecha" y encarna el relevo para sus partidarios, sigue yendo "al contacto" de los franceses "tranquilo, sereno y decidido".

Su gran éxito en esta campaña ha hecho que sea el objetivo de un gran número de sus adversarios, y especialmente de Marine Le Pen.

La líder del Frente Nacional lo atacó directamente en un mitin, estimando que con él el poder "sería el islamismo en marcha" (aludiendo al nombre del partido de Macron, ¡En Marcha!).

¿Tendrá el elegido mayoría parlamentaria?

Foto AFP

Si la líder de extrema derecha Marine Le Pen o el centrista Emmanuel Macron se convierten en mayo en presidente de Francia cabe preguntarse si serían capaces de conseguir una mayoría parlamentaria para poder gobernar.

Los sondeos pronostican que Francia podría elegir el 7 de mayo a un presidente que no pertenezca ni a la derecha ni a la izquierda tradicional por primera vez desde que se proclamó la Quinta República en 1958.

Por lo general, los franceses otorgan al presidente electo una mayoría parlamentaria para poder gobernar en las elecciones legislativas que se celebran pocas semanas después de las presidenciales.

Pero este año, ninguno de los dos grandes partidos de izquierda y derecha que se alternan en el poder - el Partido Socialista y Los Republicanos - superaría la primera ronda del 23 de abril.

Las elecciones legislativas en Francia son consideradas como una "ratificación" del resultado presidencial, pero este año podría ser diferente, predijo Pascal Perrineau, politólogo de Sciences Po.

Ni Macron ni Le Pen,  tienen por el momento "ni un principio de mayoría", señaló este analista. "Cuando un presidente no tiene mayoría, es como una elección inacabada", agregó.

Además de Le Pen y Macron, el líder de la izquierda radical, apoyado por los comunistas, Jean-Luc Mélenchon, que ha registrado en las últimas semanas una subida notable en los sondeos también tendría que luchar para conseguir una mayoría parlamentaria.

 Las negociaciones comenzarían inmediatamente después de la publicación de los resultados de las presidenciales, con partidos que intentarán alcanzar acuerdos entre sí para maximizar sus probabilidades en las elecciones legislativas del 11 y 18 de junio.

El conservador François Fillon aparece actualmente como el único candidato que podría conseguir fácilmente una mayoría parlamentaria si se alza con la presidencia pese a sus problemas judiciales.

Su partido, Los Republicanos, selló una alianza con el centrista UDI en más de 90% de los 577 distritos electorales de Francia.

"Si soy elegido, tendré una mayoría parlamentaria, lo que no sería el caso de Macron ni Le Pen", señala repetidamente Fillon, que perdió su condición de favorito salpicado por un escándalo de presuntos empleos ficticios.

Pero el pronóstico más extendido actualmente predice que Le Pen y Macron pasarían a la segunda vuelta y que éste último ganaría en el duelo final.

Macron, quien se desempeñó como ministro de Economía del presidente socialista saliente François Hollande, se lanzó a la presidencia como candidato independiente tras formar su movimiento "En Marcha!", "ni de derecha ni de izquierda", hace apenas un año.

Puede contar con el apoyo de algunos socialistas, así como de algunos miembros del partido conservador Los Republicanos, y del pequeño partido centrista Modem con el que ha formado una alianza.

Macron, que ha prometido que la mitad de su lista de candidatos para las elecciones legislativas serán nuevos rostros, afirma que la cuestión de saber si puede o no obtener una mayoría "no es algo que le preocupe".

"No tengo duda de que el pueblo francés será coherente con su elección y nos dará los medios para gobernar", estima.

 Incógnita FN

Otra incógnita es saber cuántos parlamentarios tendrá el ultraderechista Frente Nacional en el nuevo parlamento. Los analistas prevén un aumento considerable respecto a los comicios de 2012, en los que obtuvo apenas dos escaños.

Si Marine Le Pen triunfa en las presidenciales tendría que atraer a legisladores fuera de su partido para conseguir una mayoría, aunque sea relativa, en el parlamento.

El vicepresidente del Frente Nacional, Louis Aliot, espera reunir "una mayoría de ruptura", en torno a su programa que incluye la renegociación de los tratados con la Unión Europea (UE) y la convocación de un referéndum sobre la adhesión de Francia a la UE en sus primeros seis meses de gobierno.

Entre bastidores, el Frente Nacional ya ha comenzado a preparar el terreno, con la esperanza de atraer a una veintena de diputados de derecha, lo que inquieta al partido Los Republicanos que han advertido a sus miembros que cualquier acuerdo con el FN significaría una exclusión inmediata.

Por su parte, los socialistas esperan ganar un número de escaños considerable en el parlamento, incluso si su candidato, Benoît Hamon, sale derrotado, como lo anticipan  todas las encuestas.

Este es el panorama francés hoy. Sin embargo, al caer la noche la duda sobre los elegidos para disputar el poder de la V República estará despejada, pero con ella se abrirá otro sinnúmero de interrogantes.