Multitudes, gases y guarimbas el 19 de abril | El Nuevo Siglo
Foto Francisco Vivas
Jueves, 20 de Abril de 2017
Pablo Uribe Ruan

 

Por Pablo Uribe Ruan

Enviado Especial

 

CARACAS – Las cacerolas se escuchan otra vez. Tras una intensa y larga movilización, la oposición al Gobierno de Nicolás Maduro todavía  hace sonar latas y pitos a las 8:15 de la noche en este interminable 19 de abril. Suenan también los estruendos de las bombas lacrimógenas que se confunden, aunque no se crea, con el silbido insaciable de las chicharras en la Avenida Francisco Miranda, por Altamira, donde se presentaron los choques más fuertes entre manifestantes y la Guardia Nacional Bolivariana (GNB). 

Desde las 8 de la mañana los detractores de Nicolás Maduro se empezaron a movilizar a los 26 puntos dispuestos por la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) en Caracas. Uno de ellos, el Paraíso, en el Oeste de la ciudad, tenía una particularidad: estaba en las vecindades del Centro y casi compartía el mismo punto con una movilización chavista. 

 

Mañana caraqueña 

 

Al bajar por la Avenida O´Higgins, un grupo de aproximadamente 200 oficialistas ondea una bandera con la imagen de Hugo Chávez. Sólo tres cuadras más abajo hay gente vestida de blanco, un indicio de que se trata de opositores. Ese es el ambiente en el Paraíso.  

Eduardo, 40 años, profesor universitario, es uno de ellos.  “Yo vivo en el Paraíso. La Vega está por el cerro… Pero que la gente del barrio la Vega sea chavista: sólo son 200”, dice cuando le pregunto sobre la poca distancia entre ambas movilizaciones.  

Dos escalones más atrás, en el puente peatonal rojo que cruza la O´Higgins, Armando -40 años-, explica que muchos de los chavistas salen a la calle “obligados”. “Yo conozco una persona que vive en una vivienda de misión y le pasa la lista en su barrio”, cuenta. 

Los opositores son de todas la edades. Guido Faoro, 61 años, no dudó en venir desde la Guaira -a una hora de Caracas- para protestar contra el Presidente. “Yo marcho desde el 2002 por el cambio de gobierno que ha llevado a esta sociedad venezolana al desastre. En el 2007 me expropian mi negocio de pescado”, dice este descendiente de italianos que vive en la playa. “Yo tengo amigos que murieron por falta de medicinas para la diabetes”, añade. 
 

GUIDO

             (Guido Faoro, manifestante de 61 años, que viene desde la Guaira, Venezuela. /Foto: Pablo Uribe)

Siomara Moammed es nueve años mayor que Guido y grita consignas contra Maduro. “La marcha de hoy tiene que ser suficientemente fuerte para que el gobierno se dé cuenta de que necesitamos uno nuevo. El único negocio que ha florecido es el negocio de las funerarias”, sentencia.  

 

Horas más tarde

 

Son las 10:30 de la mañana y se sabe poco del rumbo que va a tomar la marcha opositora. En medio de rumores, la marea roja se empieza asomar frente a Mc´donalds. Inconcebiblemente opositores y chavistas se cruzan en una misma vía. Mayoritarios, los seguidores de Chávez pasan sin ningún problema. Sólo se oyen reproches de un lado al otro, y viceversa, como “hambre… hambre” y “… ultraderecha intervencionista”.  

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Al final de la marea roja las hermanas Velandia defienden la movilización oficialista. “Nosotros no podemos entregarles este país a los oligarcas, a los gringos. La oposición son unos jalabolas”, declara Velkin.  Agrega la chavista: “nosotros vivimos la hambruna con ellos. No te voy a decir que estamos perfectos. Te mentiría. Pero con ellos no vamos a vivir mejor”.

En tanto, Soila, más tímida, intenta cantar una canción socialista con un fondo llanero. “Estos son logros del comandante. Ahora no podemos dejarle este país a este pequeño grupo de revoltosos, que nos están matando de hambre, porque las empresas son de ellos”.  

 

Medio día 

 

No todos marchan en Caracas. Algunos siguen su vida sin participar activamente en alguno de los dos lados. Ignacio Terán, 55 años, conductor de un taxi Fiat modelo 82, espera frente a Farmayor apostado sobre las rejas.  “Íbamos para el Torreón y no dejaron pasar. La señora estaba en diálisis y toca devolverla al lugar”, dice refiriéndose a la adulta que está dentro del taxi.  

Pero como Ignacio hay pocos, al menos en el Paraíso. A una cuadra suena la música de” Chino y Nacho”. Las letras de esta banda de pop tropical se han hecho más famosas en los últimos días por la oposición de Nacho al Gobierno. 

Unas calles más al Este se congregan varios grupos de opositores. Ya no sólo se trata de la gente del Paraíso. También están lo que se encontraron desde temprano en el Puente el 9 de diciembre.  

Líderes opositores empiezan a llegar a este lugar. Entre ellos, el vicepresidente de la Asamblea Nacional, Freddy Guevara, discute con el diputado Blanco sobre posibles vías alternas para llegar al objetivo de la marcha: la Defensoría del Pueblo.  

“En Palos Verdes, en la UCV, en la Zona Oeste, se están presentando los mismo hechos”, cuenta Óscar, un hombre encargado de la logística que intenta persuadir a la gente de que tome otros caminos, pues el ambiente en el Puente 9 de diciembre está muy tenso y puede ocurrir cualquier cosa.  

La Guardia Nacional Bolivariana (GBN) lanza los primeros gases a eso de las 11:55. Algunos estudiantes empiezan armar “guarimbas” (piquetes o barricadas), pero la mayoría de gente opta por desplazarse para otros lugares. Unos piden que se dirijan para la Plaza Páez, otros para la Madariaga, cerca al centro, porque el lugar está asfixiante.  

La plaza Madariaga, distante unos kilómetros del Puente 9 de diciembre, no tiene tantos opositores. En taxi, toma unos 15 minutos. Allí, sin embargo, los que participan prenden unas bolsas de basura con ramas para intentar construir un piquete. Pero rápidamente son controlados por los policías.  

La plaza Madariaga es casi en el Centro de Caracas. Por eso salir de ahí resulta difícil. Efectivos de la GNB no permiten, a carros y motos, abandonar este sector. Más adentro, en el corazón de la ciudad, el chavismo moviliza miles y miles de personas, cerca de los despachos públicos. 

En la Avenida Bolívar y en la Sucre la marea roja no termina. Son innumerables seguidores de Hugo Chávez que se dirigen a la concentración que encabezará el mismo presidente Maduro. Los grupos de Managua, Lara, Bolívar, arengan con un “no volverán, no volverán”. Muchos de los oficialistas vienen de otras partes del país, lo que se nota por el número de buses parqueados por todo el centro.  

chavistas

                                 (Chavistas marchan por la Avenida Sucre en Caracas. Foto: Pablo Uribe)

 

A esta hora, una de la tarde, corre el rumor de que hay un muerto en Caracas. Tiempo después se conoce que Carlos Moreno Varón, de 17 años, murió en San Bernardino por una herida en su cabeza; no se confirma con qué. También se sabe que Paola Ramírez, 23 años, falleció en San Cristóbal, Táchira, durante la marcha opositora.  

 

 Gases 

 

Bordeando todo Caracas desde los barrios que quedan en el cerro, se ve una mancha blanca, cohesionada, multitudinaria y dispuesta a seguir rumbo a la Defensoría. Por las pendientes, tan comunes en la ciudad, los opositores bajan para unirse a la gran movilización en la Autopista Francisco Fajardo.  

A la altura de las Mercedes con la calle Madrid, un enclave de opositores llora por los efectos de los gases. “Siempre hacen lo mismo. Nos emboscan cerca del Centro Comercial Tamanaco y empiezan a lanzar las lacrimógenas”, dice un hombre de aproximadamente 45 años.  

Con la cara lavada en bicarbonato, una estudiante reniega por la actitud de la GNB. “A nosotros no nos da miedo estar aquí. Obviamente tenemos que correr porque nosotros no estamos armados”. “Mira los contingentes policiales, mira….”, declara visiblemente afectada.   

Una pareja intenta salir de río Guaire donde, según los  testigos, se había desplomado ante la primera arremetida de las fuerzas de seguridad. Son las dos de la tarde y la oposición se empieza a dispersar por los efectos de los gases.

Algunos le reprochan a otros por irse ya a sus casas. Parece claro, por el cerco policial, que no será posible llegar al objetivo: la Defensoría.  La marcha que venía por el Este no pudo llegar a la Avenida Libertador, faltaron al menos ocho cuadras, de acuerdo con Ricardo, un manifestante. La otra, la del Oeste, se truncó en el Multiplaza Paraíso. Los gases lacrimógenos han hecho estragos.  

La autopista, en pocos minutos, empieza a quedar sola. Niesa Valdez, 60 años, cuenta que lleva 18 años marchando. “Yo pienso que hoy es el comienzo de algo. Si nos siguen convocando, seguiremos saliendo. Quiero la libertad de comprar la comida que yo quiera”, dice mientras camina para buscar transporte hacia el municipio del Hatillo. Su esposo, José, explica que “la oposición antes sólo se movilizaba en Altamira. Ahora ya nos movilizamos en la autopista, Bello Monte y el Recreo. Ahora es toda Caracas. No solo el Este”.  

 

sEÑORA

                                                    (Mujer, de 60 años, frente a un tanque de la GNB. Foto: AFP

Altamira 

 

“Soy de la Universidad ISUM. Hay lugares donde las guarimbas son más fuertes como Altamira”, cuenta  José López, de 19 años, quien se cubre con una capucha blanca.  

En Altamira se reúnen varios jóvenes a las 3:30 de la tarde para enfrentar a la GNB. A dos cuadras de la Avenida Francisco Miranda policías en moto empiezan a llegar para neutralizarlos. 

Arriba, en el último piso del edificio Brittanica, se ven unos hombres. Algunos manifestantes dicen que puede tratarse de francotiradores.  

Al frente de ese edificio hay un lote de construcción. Está cercado por latas cafés para salvaguardar la propiedad. Los jóvenes, en son de lucha, le pegan a las latas con sus palmas, bajo un ruido insoportable y a la vez amenazante.  

Es ahí, entre el edificio Brittanica y la calle Miranda, donde se decide armar nuevas guarimbas. Son tres, hechas de latas, basura y palos, a modo de trinchera. A eso de las 5 de la tarde, los estudiantes hacen retroceder dos cuadras las tanquetas (“ballenas” en Venezuela). Un cuarto de hora después, vuelve la GNB. “Recargaron gases. Se los trajeron las motos”, anuncia un “guarimbero”.

Cae el sol, hay poco aire sin ser afectado por los lacrimógenos, pero la gente, en su mayoría menores de 30 años, permanece en Altamira. En medio de los choques, un hombre intenta robar. Los manifestantes lo agarran y, hasta lo que se sabe, lo linchan colectivamente. Los enfrentamientos en Altamira siguen hasta las 8:30 de la noche.  

Hoy por hoy 

Para hoy están previstas nuevas movilizaciones en toda Venezuela, de acuerdo con el parte de Henrique Capriles, líder de la MUD. En una conferencia a las 7 de la noche dijo que  “la oferta del Gobierno es armar a los milicianos.

"Nosotros estamos pidiendo un canal humanitario. Estamos pidiendo elecciones libres y democráticas, libertad de presos políticos y canal humanitario”, dijo. Y reiteró, “convocamos a todos los venezolanos” para hoy. 

Minutos después, Tareck al Aissami, vicepresidente de Venezuela, habló, felicitando al “pueblo de Venezuela que salió masivamente” y  rechazó “el intervencionismo, y al puñado de traidores”.  “Capriles ha dicho de manera infame que el gobierno es el responsable de estos crímenes”, espetó.  

Ahora, 20 de abril, hay nuevas marchas. Opositores y chavistas no paran de decir: “el que se cansa, pierde”.