Márquez y otros voceros de Farc y ELN en la Plaza de Bolívar | El Nuevo Siglo
Foto archivo El Nuevo Siglo
Sábado, 29 de Abril de 2017

Representantes de las Farc y del ELN se congregaron en la Plaza de Bolívar para la clausura del Congreso Nacional de Paz luego de la negativa del Congreso de permitirles la entrada al hemiciclo.

El jefe negociador de la guerrilla, Iván Márquez, el comandante rebelde Pastor Alape y otros insurgentes como Victoria Sandino y Andrés París participaron en la clausura del Congreso Nacional de Paz, que se realizó en el icónico lugar aunque estaba previsto que se llevara a cabo en el Salón Elíptico del Capitolio Nacional.

"La paz es aún un sueño por conquistar", dijo Márquez durante su intervención pública, al abogar por el apoyo de diversos sectores políticos del país para implementar el histórico acuerdo firmado en noviembre, tras cuatro años de negociaciones en Cuba.

El acto en la Plaza de Bolívar  reunió a decenas de personas, entre ellos congresistas y líderes sociales.

El viernes los presidentes del Senado, Mauricio Lizcano, y de la Cámara de Representantes, Miguel Ángel Pinto, no autorizaron el ingreso de delegados de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) al recinto hasta que esta organización esté desarmada y los tribunales de paz lo autoricen. 

Ese mismo día, el jefe máximo de los rebeldes, Rodrigo Londoño ("Timochenko"), calificó de "veto" la decisión.

Los miembros de las FARC, en el marco del acuerdo de paz, se encuentran agrupados en 26 puntos del país cumpliendo un proceso de dejación de armas que deberá terminar a fines de mayo y que cuenta con la vigilancia de Naciones Unidas.

Los congresistas tampoco permitieron el acceso de delegados del Ejército de Liberación Nacional (ELN), que instaló en febrero diálogos de paz con el gobierno en Ecuador, por ser aún una organización ilegal.

El Congreso Nacional de Paz, con participación de colectivos ciudadanos, busca respaldar la aplicación del pacto con las FARC e impulsar los diálogos con el ELN, que se desarrollan desde febrero en Ecuador, para superar un conflicto armado de medio siglo.