Las plumas eternas | El Nuevo Siglo
Sábado, 22 de Abril de 2017

La Feria Internacional del Libro de Bogotá tiene este año como país invitado de honor a Francia, una nación  cuya incomparable literatura ha formado generaciones sucesivas de colombianos en el buen gusto literario.

Pero aparte de ello, la Feria, que comienza la próxima semana, rendirá especial homenaje a varias de las plumas latinoamericanas más importantes de todos los tiempos.

Por ejemplo, se destacará a Gabriel García Márquez por el cincuentenario de la publicación de “Cien años de soledad”, galardonada con el Premio Nobel de Literatura. Como se recuerda esta obra maestra universal se editó por primera vez en Buenos Aires, cuando se creía que la novela urbana prevalecería por tiempo indeterminado y que los temas rurales o de ficción estaban un tanto agotados.

La mayoría de los escritores de la época dedicaban sus esfuerzos a temas citadinos, atinentes a la problemas de la sociedad de siglo XX. Las jóvenes plumas en Occidente rivalizaban en escribir la trama citadina, alejados de manera deliberada del localismo, que consideraban trasnochado y pasado de moda. Escritores como el mexicano Juan Rulfo escogían otros rumbos y se adentraban en lo lugareño para rescatar su personalísima visión de la trama rural. Precisamente la Feria tendrá, dentro de esas efemérides, especial espacio y dedicación a la magnífica prosa de Rulfo, por el centenario de su natalicio.

Como se recuerda los escritos de Rulfo se los suministra Mutis a Gabo en ciudad de México, cuya lectura le causa al de Aracataca una verdadera conmoción espiritual que lo confirma en su proyecto de ir a las raíces del drama rural y de la violencia colombiana en el siglo XIX, vista desde el realismo mágico, como califica y universaliza Arturo Uslar Pietri ese tipo de literatura.

Así lo que parecía una caricatura sesgada de las guerras civiles colombianas, con cargas de profundidad contra lo conservador, termina por diluir lo político y se convierte en maravillosa prosa de ficción, hasta que matiza el mensaje político sesgado que, al fin de cuentas, no cambia la realidad de la historia.

La Feria también rendirá homenaje a Jorge Isaacs por los 150 años de publicación de “María”, obra cumbre del romanticismo latinoamericano. Esta novela  representa en la literatura, precisamente, el caso inverso que anotamos en la postura literaria del derrotero que quiso romper con notable originalidad García Márquez. Isaacs, el genial escritor colombo-judío, con la rara originalidad del rabino excéntrico que resuelve reescribir las profecías bíblicas, escoge uno de los temas manidos que había sido tratado por los grandes de la literatura europea e hispánica, por lo que parecía agotado: el amor. Cuando intentar decir algo nuevo sobre el amor bucólico en una aislada hacienda del Valle del Cauca, no tenía sentido ni interés para quienes reclamaban novelas urbanas y dramáticas, con aportes sicológicos y sociales fuertes y nuevos, Isaacs rompió todas las previsiones.

El genial Jorge Luis Borges nos legó una página inolvidable sobre su lectura de “María”, en la que con su agudeza característica trasmite su original concepto sobre el notable escritor colombiano y su obra: “Sólo puedo dar mi palabra de haber leído ayer sin dolor las trescientas setenta páginas que la integran, aligeradas por grabados al cinc. Ayer, el día veinticuatro de abril de 1937, de dos y cuarto de la tarde a nueve menos diez de la noche, la novela “María” era muy legible. Si al lector no le basta mi palabra, o quiere comprobar si esa virtud no ha sido agotada por mí, puede hacer él mismo la prueba, nada voluptuosa por cierto, pero tampoco ingrata”.

Y agregó Borges: “Las páginas hispanoamericanas de cierta enciclopedia dicen que (Isaacs) fue un servidor laborioso de su país. Es decir, un político; es decir, un desengañado… Ello no es todo: habiendo dedicado un poema al general Julio A. Roca, este distinguido militar mandó a hacer una edición de lujo en Buenos Aires. Esos rasgos nos dejan entrever un hombre que tal vez no rehúsa, pero que tampoco no exige la definición de romántico. Un hombre, en suma, que no se lleva mal con la realidad. Su obra, he aquí lo capital, confirma ese fallo”. Apenas habría que agregar que Isaacs era conservador, por lo que admiraba a Roca y defendió en el Congreso a Paraguay, durante la guerra de la Triple Alianza.

A la par de esos homenajes ya referidos, la Feria también hará alusión a los 40 años de “¡Que viva la música!”, de Andrés Caicedo; los 25 de “Opio en las nubes”, de Rafael Chaparro; y los 100 del nacimiento de Violeta Parra… Como se ve, toda una fiesta de las letras latinoamericanas que nadie se puede perder.