Vista gorda e indiferencia | El Nuevo Siglo
Domingo, 19 de Marzo de 2017

Es lamentable que producto del desdén que el país le tiene a la historia, la que ya ni se enseña,  y, además, por carecer de un periodismo investigativo riguroso, algunos formadores de opinión no hayan logrado analizar acertadamente los hechos de corrupción y engaño político que ahora nos sobresaltan.

Quienes se informaron del tenebroso intento de toma de la Presidencia de la República, adelantada por el narcotráfico hace casi veintitrés años, saben que algunas campañas políticas se burlan de la legislación establecida, presentando cuentas amañadas, pero utilizando en forma fraudulenta enormes recursos en efectivo para comprar votos y consciencias. 

Lamentablemente por faltas de control de las autoridades y por la indiferencia colectiva, esa mala práctica infectó a muchas otras.  

Recordemos que la utilización del efectivo fue el método adoptado por los capos del cartel de Cali en  la campaña del Presidente Samper, que una vez hecho, según lo manifestó el tesorero Santiago Medina, se empacaba en cajas y se repartía por toda la geografía nacional  a los caciques regionales, con quienes previamente se convino la mayor cantidad posible de los votos de su clientela. 

Desde aquellas épocas el método se sigue practicando generalizadamente por muchos, ante la indiferencia de la justicia y los distintos organismos de control. 

Hace pocos días, el portal La Silla Caribe, publicó una investigación, que fue replicada por el blog nacional de La Silla Vacía, donde se detallan los ríos de dinero en efectivo que se vieron circular en la segunda vuelta del 2014.

En dicha investigación, la repuesta de los entrevistados, a quienes se les garantizó el anonimato para que hablaran, fue reiterativa: sin remunerar a los votantes o halagarlos con prebendas y comida, no era posible llevarlos a las urnas.

Algunos medios escritos regionales han registrado en otras ocasiones, noticias de mochileros, quienes se encargan del pago de los votos, capturados en flagrancia por la policía. Incluso recuerdo haber leído, en alguna ocasión, aunque desafortunadamente sin gran despliegue noticioso, el modus  operandi sobre el desarrollo de esa práctica en el municipio de Soledad Atlántico. Sin embargo, el delito no fue castigado y solo fue una anécdota más sin ninguna consecuencia seria.

Ante esta permisividad generalizada, algunos defensores de la campaña del Presidente Santos, creyéndonos pendejos a todos, se han atrevido a decir que los aportes de Odebrecht para los afiches fue un hecho menor, pues nadie gana las elecciones, según ellos, imprimiendo grandes cantidades de afiches. 

No señores, lo que ahora sabemos  es que los casi dos millones y medio de esa empresa de bandidos o los ciento cincuenta mil dólares provenientes de Interbolsa, son solo la punta del iceberg de cifras mayores aportados por otros donantes. Es de esperar que se den más delaciones en los próximos días, ya que muchos donaron engañados con promesas de posterior recompensa.

Sin embargo, la ciudadanía ve con sorpresa y enfado la falta de acción de la justicia. Señor Fiscal se acabó el tiempo para demostrar su imparcialidad. Su actuación debe ser ejemplar.