Un Silencio que toca las fibras más intimas, las espirituales | El Nuevo Siglo
Foto cortsía Cine Colombia
Viernes, 17 de Marzo de 2017

Un desafío para creyentes y escépticos, pero que sin lugar a dudas logra su cometido, de llevar a los espectadores a un viaje hacia las fibras más íntimas de su ser, llámese alma, espíritu o simplemente religión es lo que logra el aclamado director Martin Scorsese con Silencio.

Este proyecto cinematográfico, basada en la novela homónima de Shusaku  Endo, es una travesía visual y espiritual que refleja, lo más fielmente posible, el momento histórico de la llegada del catolicismo al Japón en el siglo XVII. Fue por ello que su gestor decidió someterla al escrutinio vaticano, y así a finales del mes pasado, le fue presentada al papa Francisco y a un grupo de sus colaboradores.

Al final de la proyección el Palazzo San Carlo  hizo honor al hombre de la cinta. Un silencio sobrecogedor, profundo y largo.  Lo rompió el Papa cuando se dirigió a Scorsese y sus acompañantes con un solo “Oren por mí”.

El legendario cineasta estadounidense grabó en su memoria ese día y recuerda. “Estábamos nerviosos, pero él sólo estaba desarmando y nos tranquilizó. Tras decir ‘'Oren por mí’, nos bendijo y agregó que  esperaba que la película diera mucho fruto, a lo que yo respondí con su inspiración, si’”.

La novela 'Silencio' de Shūsaku Endō (publicada por primera vez en japonés en 1966 y luego traducida al inglés en 1969) es resbaladiza y preocupante, un libro que se niega a comportarse. No halaga a ningún lector; se niega a consolar a alguno. Al contar la historia de los sacerdotes portugueses y los cristianos perseguidos en Japón, navega la tensión entre misionero y colonizador, Oriente y Occidente, el cristianismo, el budismo y la ideología política.

La película de  Scorsese se basa en esa novela  que leyó poco después de que su película La Última Tentación de Cristo (1988). Y aunque es casi imposible capturar los matices de una novela como la de Endō para la pantalla, el director  llega tan cerca como uno puede imaginar, y los resultados son un desafío para los fieles y los que no lo son.

“Al leer la obra es como si esta le hablara a él personalmente. Los asuntos presentados por el autor en su libro han estado presentes en mi vida desde que yo era muy joven”, dice  Scorsese  quien recuerda que “yo fui educado al interior de una familia católica practicante y por ello estuve muy involucrado con temas de religión. Aun profeso la espiritualidad del catolicismo romano donde he estado inmerso desde niño y esa espiritualidad tiene que ver con la fe".

Estas son las razones por las que el director confiesa que esta película es la más personal de toda su carrera.

La lucha por la fe en un mundo marcado por el sufrimiento y el silencio de Dios está presente en cada marco de la película. Las respuestas en el filme de Scorsese, como en la novela de Endō, se encuentran no en palabras, sino en los espacios entre ellas.

Silencio relata la historia de dos jóvenes sacerdotes católicos portugueses, el padre Rodrigues (Andrew Garfield) y el padre Garupe (Adam Driver) cuando se enteran de que su mentor y exconfesor, el Padre Ferreira (Liam Neeson), que había ido a Japón como misionero, supuestamente apostató.

Al emprender una travesía en su búsqueda, los  misioneros enfrentarán  que los hará encontrarse de frente con la violencia, la desigualdad y la duda en un país donde la religión católica estaba prohibida. Son perseguidos por inquisidores defensores del budismo, y también obligados a renunciar a su fe. Los dos misioneros se verán enfrentados a pruebas que los harán encontrarse de frente con la violencia, la desigualdad y la duda en un país donde la religión católica estaba prohibida