Soy católico, ¡y qué! | El Nuevo Siglo
Martes, 21 de Marzo de 2017

Hay épocas en las que surgen unos pastores iluminados, que quieren atropellar  a los que profesamos la fe católica, escudándose en la libertad de cultos, establecida en la Constitución del 91, artículo 19 donde se otorga a cada persona el derecho a profesar libremente su religión y a difundirla en forma individual o colectiva.

Por estar en un Estado laico pretenden excluir las virtudes de la teología católica, que se infunden en la inteligencia y en la voluntad del hombre para ordenar sus acciones.

Personajes como Ignacio de Loyola, fundador de la Compañía de Jesús, que se dedicó a la enseñanza, al cuidado de los enfermos. Pedro Claver que se le honra como patrono de los esclavos y de las misiones entre los negros. Sor Teresa de Calcuta que fue reconocida en el mundo gracias a su caridad y alma filantrópica. El Papa Francisco igualmente, deben ser orientadores de nuestra conducta humana, así los iluminados quieran ignorarlos, por no tener reconocimiento en la constitución del 91.

El hecho de que la Constitución contemple la libertad de cultos no da licencia a estos iluminados para eliminar las imágenes católicas en las instituciones públicas, como es su deseo de quitar la imagen de Cristo Crucificado en la Corte Constitucional. ¿Entonces dónde está la libertad de cultos que pregonan?

¿Será que con estas ideas modernistas querrán desaparecer el Santuario del Señor  de Monserrate, o el Santuario de Nuestra Señora del Rosario de las Lajas en Nariño, donde acuden  millones de católicos a cumplir sus promesas?

Se equivocan los que piensan así, pues en ninguna parte de la Constitución se prohíbe el catolicismo, ni tampoco se prohíbe la existencia de templos católicos.

El derecho a la igualdad y a la libertad de cultos ha permitido a los iluminados la creación de numerosas iglesias, entre ellas, Casa sobre la Roca, orientada desde Miami o Ríos de Vida dirigida por Miguel Arrázola en Cartagena, quien aprovecha la libertad de expresión, para amenazar de muerte a sus contradictores, pero como la iluminación del Espíritu Santo no se lo permite, enviará a sus escoltas para que cumplan esa misión.

A los católicos no nos pueden impedir celebrar fiestas católicas, tampoco tener imágenes en nuestros despachos públicos, así hayan eliminado de la Constitución la consagración de Colombia al Sagrado Corazón.

Haciendo uso de la libertad de cultos y del derecho a la igualdad lo podemos hacer cuando lo deseemos libremente, también los pastores iluminados podrán consagrarle su corazón al Espíritu Santo cuando quieran y donde quieran.