Reglamentan manejo de residuos de construcción y escombros | El Nuevo Siglo
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Sábado, 4 de Marzo de 2017
Redacción Nacional

La resolución que reglamenta la gestión integral de los residuos de construcción y demolición o escombros en el país, para disminuir a las afectaciones generadas en el ambiente tales como la contaminación del aire, el agua, el suelo y el paisaje, fue expedida por el Ministerio de Ambiente.

De acuerdo con los estudios realizados por la cartera del ramo, en el 2011 se produjeron en las ciudades de Bogotá, Medellín, Santiago de Cali, Manizales, Cartagena, Pereira, Ibagué, Pasto, Barranquilla, Neiva, Valledupar y San Andrés 22.270.338 toneladas de residuos de construcción y demolición.

La Resolución aplica a todas las personas naturales y jurídicas que generen, recolecten, transporten, almacenen, aprovechen y dispongan RCD de las obras civiles o de otras actividades conexas en el territorio nacional.

“Adicionalmente, esta norma brinda lineamientos para el aprovechamiento y disposición final de los residuos, mediante la implementación de instrumentos y reglas para las instalaciones de gestión de RCD como los puntos limpios y plantas de aprovechamiento, en donde se llevarán a cabo la separación y el almacenamiento temporal con las condiciones mínimas de operación. Así mismo, se establecen los criterios ambientales para la localización y operación de los sitios de disposición final de los mismos”, explicó el jefe de la cartera ambiental, Luis Gilberto Murillo.

La norma establece un instrumento denominado Programa de manejo ambiental de RCD para seguimiento al cumplimiento por parte de las autoridades ambientales, el cual instaura obligaciones específicas para el gran generador de estos residuos que contempla acciones orientadas a la prevención de la generación de RCD, el aprovechamiento y disposición final,

Otro de los avances de la Resolución, es el establecimiento de metas de incorporación de RCD aprovechables en las obras ejecutadas por los grandes generadores de RCD. Dichas metas son de carácter gradual, y aplican diferente según los municipios y el mercado. La meta, de acuerdo con la norma, será que los grandes generadores de residuos de construcción y demolición aprovechables utilicen un porcentaje no inferior al 2% del peso total de los materiales usados en una obra.

Posteriormente, se busca garantizar un incremento anual del 2% en peso, hasta alcanzar como mínimo un 30% de materiales aprovechables. En el caso de los proyectos, obras o actividades generadoras de RCD sujetos a licenciamiento ambiental, deberán dar cumplimiento a las metas a partir del 1 de enero de 2018.

En Colombia, la industria de la construcción consume el 40% de la energía, genera el 30% del CO2 y el 40% de los residuos. Consume el 60% de los materiales extraídos de la tierra. Adicionalmente, en la construcción se desperdicia el 20% de todos los materiales empleados en la obra.

Con esta resolución se hace posible disminuir la demanda de materias primas, además fomentar la generación de empresas gestoras de materiales de construcción y demolición. “Con lo cual nos permite avanzar en nuestras metas de desarrollo sostenible, así como consolidar una alternativa productiva para nuestras comunidades en un escenario de paz”, concluyó el Ministro Murillo.

Se estima que en Medellín se generan 6.000 toneladas diarias de residuos de construcción y demolición, que son recolectados y transportados en más de 2.500 volquetas y motocoches hacia las escombreras del Valle de Aburrá y Centros de Acopio Temporales.

En el caso de Bogotá son generados 14 millones de metros cúbicos de estos residuos al año; y en todo el país la cifra suma 100.000 toneladas por día, es decir, tres veces la generación de residuos sólidos urbanos (RSU).

Las malas prácticas, comunes entre algunos generadores y transportadores inescrupulosos, conducen a la formación de más de 500 botaderos dispersos por toda la ciudad de manera descontrolada: en zonas verdes, separadores de vías, orillas y cauces de quebradas, bancas de vías, lotes sin cerramientos, que en épocas de lluvias se convierten en factores de riesgo de inundaciones y deslizamientos, como los de la Gabriela y El Salado.