Petróleo, salvavidas que toma fuerza | El Nuevo Siglo
Domingo, 19 de Marzo de 2017

Tras un arranque de la economía este 2017 con altibajos es claro que muchas de las esperanzas están puestas en si el precio del petróleo podrá mantenerse por encima de los 50 dólares el barril, tal como viene ocurriendo desde hace tres meses. Ello depende mucho de cómo evolucione la geopolítica del crudo, sobre todo por los resultados del plan de recorte de la producción al interior de la OPEP y algunos países que no pertenecen a ese bloque, así como por la forma en que el mercado de capitales y futuros asuma fenómenos como el aumento de tasas de interés por parte de la Reserva Federal de Estados Unidos o las tensiones políticas y militares en Asia y Medio Oriente. Por ahora es obvio que no en pocos países el dólar ha perdido terreno ante las monedas locales y la premisa global es mantener la cautela en cuanto a inversiones de alta rentabilidad pero igualmente riesgosas.

En medio de ello, esta semana se llevó a cabo un análisis entre el Gobierno y el sector petrolero alrededor de las perspectivas para este año. El Ejecutivo sostiene que este 2017 se perfila como muy positivo, a tal punto que la industria tiene previsto doblar las inversiones, frente a lo ocurrido en 2016. Las proyecciones van en la dirección de pasar de 2.300 millones de dólares a 5.000 millones en exploración y producción. Esto implicaría ir de 150 pozos de desarrollo a por lo menos 600, que es la meta para este año.

Para el Gobierno es evidente que tener el barril de crudo por encima de los 50 dólares es un aliciente para que la industria levante cabeza después de dos años largos de descolgada de los precios, que incluso llegó a estar cerca de los 20 dólares, lo que generó un impacto fiscal de amplio espectro toda vez que se perdió el 20 por ciento de los ingresos de la Nación por año.

En ese orden de ideas, se valora como un signo inapelable de la recuperación de la dinámica del sector el hecho de que este año se vaya a duplicar el número de bloques exploratorios que se registró el año pasado.

A ello se suma, que hay buenas perspectivas frente a los resultados de las operaciones de exploración y explotación “costa afuera”. De igual manera se trabaja en delinear un nuevo modelo de la industria de hidrocarburos acorde con los desafíos del mercado y los condicionamientos financieros y medioambientales del sector.

Las empresas productoras y la industria de servicios en el sector de los hidrocarburos son más cautelosos, si bien reconocen que hay ya un proceso de recuperación. En primer lugar, parten de la base de las cifras de producción que, para enero, fue de 860 mil barriles por día, lo que significó un leve aumento de 2,74 por ciento respecto a diciembre.

Otra de las preocupaciones tiene que ver el impacto tributario para la industria por la nueva reforma que entró en vigencia este año y el efecto de la devaluación del dólar. De todas maneras, es claro que el hecho de que Ecopetrol vuelva a repartir dividendos entre sus accionistas y que varias compañías del sector tengan sus números en negro es una muy buena noticia.

Además de lo anterior, hay que tener en cuenta que muchas de las inversiones proyectadas para este año venían siendo aplazadas desde 2015 y 2016, cuando las expectativas en materia de pozos y descubrimientos exitosos se vinieron al piso, con la consecuencial crisis empresarial que llevó a despidos de personal, devolución de equipos, apretón en gastos e incluso a sometimiento de muchas compañías de servicios a la ley de reestructuración de deudas.

En ese orden de ideas, lo ideal es que a esas inversiones aplazadas se le sume en el mediano plazo la llegada de capital fresco y la oferta de otros bloques por parte de la Agencia Nacional de Hidrocarburos. Sólo así habrá un verdadero repunte de las actividades de exploración, producción, transporte, refinación y comercialización de hidrocarburos. Volver a acercarse a la meta del millón de barriles producidos diariamente no será fácil, pero la industria anda por el sendero correcto. Urge ampliar el horizonte de autoabastecimiento, que cada vez pareciera acortarse más. Las operaciones marítimas serán claves en esta política.

Como se ve, el panorama petrolero para 2017 es positivo, pero es necesario ir con calma y esperar que los elementos micro y macro que influyen sobre el clima y rentabilidad de los hidrocarburos se vayan estabilizando en el mediano plazo. Por ahora la mira está puesta en lo que pase en el segundo trimestre. Habrá que esperar.