Pena de muerte | El Nuevo Siglo
Lunes, 6 de Marzo de 2017

Y creéis que porque una mañana levanten una horca en sólo unos minutos, porque le pongan la soga al cuello a un hombre, porque un alma escape de un cuerpo miserable entre los gritos del condenado, ¡todo se arreglará! ¡Mezquina brevedad de la justicia humana!

Víctor Hugo.

“A Cancillería le faltó acción  para evitar muerte de colombiano”

Todos los seres humanos somos dados a la inmediatez, a lo del día a día, solo corremos o nos protegemos cuando viene la avalancha, pero no prevenimos, no buscamos soluciones, antes de, sino después de.

El caso de nuestro compatriota Ismael Enrique Arciniegas, ejecutado mediante una inyección letal, en la China, por el delito de tráfico de estupefacientes, ha encendido las alarmas sobre la pena de muerte.  

El país asiático no ha sido ajeno al tráfico de estupefacientes, en gran escala, y con la muerte de un ciudadano, no creo que vaya a tapar el sol con las manos.

La pregunta es, si era necesario acabar con una vida humana, como lo hacen con los animales, solo para demostrarle al mundo que luchan contra un flagelo, que es culpa de la propia humanidad, porque los consumidores, son los que crean el mercado y la circunstancia agravante del consumo.

Por eso es que hay que pensar en la legalización para gastar la plata en educación y prevención y evitar que nuestras autoridades de policía se corrompan.

A la Cancillería le falto acción diplomática para evitar esta muerte, eso si hay que reconocer que apenas lo ejecutaron la cancillería envió el siguiente mensaje: 

“Cancillería expresa su condolencia a los familiares de Ismael Arciniegas Valencia. Se luchó hasta el último minuto por su vida”.

Es oportuno reconocer que en nuestro país los ciudadanos chinos gozan de todas las garantías, abren sin licencia grandes almacenes de la noche a la mañana, venden comida contaminada, llena de químicos prohibidos para el consumo humano, todo lo “chivean”, acaban con el comercio local, con los zapatos, las fábricas de ropa, son grandes contrabandistas  y el Gobierno ni se inmuta.

También es oportuno decir que durante muchos años los Estados Unidos nos estigmatizaron, persiguieron y condenaban por  el tema de la marihuana. Ahora son los primeros que tienen licencias para su producción en el país y no pasa nada; el Ministro de Salud otorgó los permisos, sin defender a los pequeños productores nacionales, que quieren entrar en el mercado de la cannabis medicinal.

 Me hago esta pregunta: ¿Quién es más culpable en esta cadena, el que paga por pecar o el que peca por pagar?

 lorenarubianof@gmail.com