Glaciares colombianos, en vía de extinción | El Nuevo Siglo
Miércoles, 29 de Marzo de 2017

Colombia podría quedarse en dos o tres décadas sin superficies glaciares. La advertencia, contenida en un estudio del Ideam junto a entidades meteorológicas de Ecuador, Bolivia y Perú en colaboración con el Banco Interamericano de Desarrollo, tiene todos los visos de un resignado y tardío campanazo.

Si bien no es la primera vez que se pone de presente que el cambio climático afecta de manera dramática a los nevados del país, el rastreo satelital evidenció que sólo sobreviven 37 kilómetros cuadrados de masa glaciar. En vista de que al año se pierde entre el 3 y 5 por ciento de la misma, de mantenerse ese ritmo de deshielo de las cumbres blancas en 30 años ya habrán desaparecido. Hay casos realmente dramáticos como el de la Sierra Nevada de Santa Marta, que ha perdido ya el 92 por ciento de su área glaciar, quedando apenas allí 6,7 kilómetros cuadrados de capa de hielo, fraccionada además. No se trata de un hecho menor ni limitado apenas al aspecto paisajístico o turístico de los nevados. En realidad, los ecosistemas de glaciar son de los más complejos e importantes que tiene el país, sobre todo desde el punto de vista de fuente hídrica.

El estudio en cuestión evidenció que el deterioro de la capa glaciar se aceleró sustancialmente en el último medio siglo, pero con mayor porcentaje en los años recientes. Así, mientras que en los  últimos 50 años la extensión helada de los nevados colombianos ha disminuido 63 por ciento, en solo los seis años recientes se perdió un 17 por ciento de la superficie blanca, pasando de 45 a 37 kilómetros cuadrados.

Sin duda resulta toda una tragedia para el país el solo hecho de que se tenga que admitir que si el calentamiento global no disminuye su intensidad, a los nietos de quienes hoy tienen entre 30 o 40 años de edad sólo se les podrán mostrar fotos y videos de los picos nevados, porque ya para entonces las cumbres heladas serían apenas un recuerdo.

No se trata de una tragedia que sólo afecta a Colombia. En realidad es un fenómeno mundial, que se traduce no solo en el rápido deterioro de las capas glaciares tropicales y de los polos, sino también en la elevación del nivel de los océanos, el desorden climático, cambios drásticos en los ciclos de las cosechas, disminución de las fuentes de agua, aumento de las tragedias naturales y afectación progresiva de la calidad de vida de las poblaciones más vulnerables. No en vano 2016 marcó un nuevo récord de calor a nivel histórico y los informes previos a la última conferencia sobre lucha contra el cambio climático, en Marruecos, daban cuenta de que en todo el planeta el retroceso de los glaciares en las montañas continuó por 36 año consecutivo. A ello se suma que Groenlandia perdió billones de toneladas de hielo entre 2003 y 2013; el océano Ártico podría quedarse sin hielos de aquí a 2030; en la Antártida los glaciares que antes llegaban hasta la costa, ahora dan paso a playas de casi un kilómetro; en los polos es constante el desprendimiento de enormes bloques de hielo que se adentran en el mar y poco a poco se van derritiendo; en la región de los Andes, que comprende a Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia, se concentra el 99 por ciento de los glaciares tropicales del mundo, pero gran parte de ellos se encuentran afectados por el calentamiento global…

Lamentablemente revertir el deshielo de los nevados en Colombia no depende de las medidas de cuidado y preservación medio ambiental que se puedan poner en práctica en el país, sin que ello signifique que no deba intensificarse la protección integral de sus entornos frente a riesgos como la colonización, la extensión de la frontera agrícola, el turismo invasivo, la deforestación, el deterioro de las cuencas y otras amenazas. En realidad se necesita un esfuerzo global en cuanto al cumplimiento de los nuevos acuerdos de lucha contra el cambio climático, en especial los adquiridos a partir de la Conferencia de París de 2015, en donde todos los firmantes se comprometieron a reducir el calentamiento del planeta muy por debajo de los 2 grados centígrados en las próximas décadas. Colombia, uno de los países más vulnerables al calentamiento global, también firmó ese acuerdo e incluso se comprometió con metas audaces en determinados campos.

Se reiteró, pues, la alerta roja sobre el peligro de que el país se quede en menos de tres décadas sin superficies glaciares. Aún hay un estrecho margen de acción para salvarlos, un esfuerzo que requerirá gestión local, pero sobre todo internacional. ¿Será posible?