El medio ambiente y los comportamientos sociales | El Nuevo Siglo
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Sábado, 18 de Marzo de 2017
Alvaro Sánchez

En nuestro planeta habita un sinnúmero de personas que se agrupan en comunidades y estas poseen una inmensa diversidad de comportamientos culturales que, a su vez, constituyen formas integrales de vida, las cuales plantean sus propias y específicas maneras de enfrentar las relaciones esenciales e ineludibles.

Entre estas últimas sobresalen: la de cada individuo consigo mismo; la de cada individuo con los miembros de su comunidad; la de cada individuo con las otras comunidades; y la de cada individuo con la naturaleza. Quizá, explicado de otra forma, se puede afirmar que la relación de los seres humanos con el entorno natural no es absoluta ni única y que, por lo tanto, se deben tener en cuenta las diversidades propias de la especie.

Desde el instante mismo en que los fenómenos naturales son afectados por los fenómenos sociales o por la diversidad de culturas que, a su vez, son afectados por los métodos culturales de la producción, se desarrollan procesos biológicos en que tanto la naturaleza como el ser humano se ven envueltos y comienzan a ser parte de ellos.

Cada cultura tiene inmersa en sí misma una manera particular de articular y procesar fenómenos como la lengua, la cultura, los medios y modos de producción. De esta manera, a través de los tiempos la historia de los comportamientos culturales y sociales, así como los de sus prácticas de producción y las relaciones interculturales, han condicionado en forma determinante la capacidad de producción de las regiones asociadas a los ecosistemas circundantes de las diferentes comunidades. De la misma forma han regulado los niveles de consumo, de producción, los excedentes comercializables y la división social del trabajo y de sus formas de ejecutarlo. Aunado a esto, las decisiones políticas asociadas a los niveles de inversión de los entes gubernamentales, se traducen en modificaciones sustanciales del entorno ambiental y de los mismos entornos culturales. Lo anterior debido a la dinámica que introduce nuevas técnicas y procesos productivos.

Colisión de procesos

Como consecuencia lógica de los fenómenos mencionados, se desarrolla una colisión entre los procesos sociales y los procesos naturales, que genera problemas profundos por la complejidad que de ellos se deriva y que requiere de análisis mucho más profundos que los que hoy se hacen, necesitando de la participación de varios y diversos campos del conocimiento. Lo anterior nos muestra lo importante que resulta no compartimentar las decisiones ambientales.

No se requiere de mucho poder de deducción para comprender que semejante complejidad, y poder proceder a su análisis, se deben tener en cuenta algunos factores como la acumulación, las diversas prácticas de producción, la historia en cada sitio específico de su economía agraria y de su convivencia con el entorno natural. En general el desarrollo de la historia de las culturas ha transformado las prácticas productivas deteriorando, la mayoría de las veces, la productividad de los ecosistemas asociados a dichas culturas. Esto ocurre porque hasta épocas recientes la variable ambiental no era tenida en cuenta para la definición de las técnicas de producción.

El complejo sistema de valores propio de cada comunidad incide en forma definitiva en la significación cultural de los recursos y del cuidado de los mismos, en la lógica de las interrelaciones de consumo, en el aprovechamiento de los ecosistemas y en la capacidad de asimilar y utilizar los conocimientos y las nuevas tecnologías. De esta forma el vínculo ecosistemas-sociedad se convierte en una relación dinámica y cambiante que depende directamente del desarrollo histórico de los procesos tecno-culturales, de lo cual se desprende un proceso socioeconómico y una forma particular de degradar los entornos.

En este contexto histórico y en el ámbito de nuestro país, las poblaciones ejercen notables impactos a través de un disímil conjunto de actividades entre las que destacan principalmente: la agricultura, la ganadería, la industria, el urbanismo y el turismo.

A simple vista se puede deducir que de este conjunto de actividades se deriva el sustento de las diferentes comunidades y se desarrollan todos los bienes y servicios que las mismas requieren para mantener unos niveles de vida ya adoptados con anterioridad y para mejorarlos en la medida de lo posible. De estas relaciones obtenemos, además, alimentos, materias primas y medicinas que son indispensables para la supervivencia.

Consecuencias graves

Esta utilización de los recursos para el aumento de la producción o para el uso de diversos bienes y servicios tiene consecuencias graves en el medio ambiente como pueden ser la pérdida y alteración de los ecosistemas y de su biodiversidad; la contaminación del agua, el aire y los suelos; el cambio climático global y la reducción del grosor de la capa de ozono que nos protege de los rayos ultravioleta que provienen del sol.

En general, la totalidad de los elementos del medio ambiente están directamente relacionados y, por lo tanto, el deterioro de unos traerá como consecuencia el impacto en los demás en mayor o menor medida y en mayor o menor tiempo.

A manera de ejemplo, la evidente necesidad de producir cada día más alimentos para mantener a una comunidad cada día más numerosa impulsa diariamente a que comunidades asentadas en zonas de conservación, eliminen su cobertura para obtener más terrenos de cultivo. Con ello se generan impactos que comienzan por la disminución de la cobertura forestal de las diversas zonas y no solo perdemos un gran número de materias primas y recursos naturales, sino que al final amenazamos la estabilidad hídrica de las regiones y acabamos o, por lo menos disminuimos de manera importante, la capacidad productiva de los suelos intervenidos.

Así las cosas, al país le caben dos responsabilidades históricas que necesariamente deben ser atendidas por el próximo gobierno. La primera un énfasis en la educación ambiental que permita introducir guías culturales que cambien el comportamiento. Y, la segunda, el fortalecimiento de los mecanismos de control que garanticen la preservación de nuestros recursos.

 

* alsanchez2006@yahoo.es @alvaro080255