Ecuador ¿la hora del cambio? | El Nuevo Siglo
Sábado, 1 de Abril de 2017
Redacción Web con AFP

Los comicios presidenciales en Ecuador terminaron convertidos en una especie de caldera del diablo en que la izquierda populista y la centro-derecha parecieran jugarse el todo por el todo en las urnas este domingo, cuando se celebra la segunda y definitiva vuelta electoral. Por diez años consecutivos el presidente Rafael Correa ha conseguido con notable habilidad mantener divididos a sus contrarios y horadar las instituciones, al punto de tener una Asamblea legislativa de bolsillo. Desde el Palacio de Carondelet el mandatario izquierdista se consagró a tejer con paciencia una intrincada madeja institucional que le asegurara su permanencia en el poder y el predominio sobre la oposición. Incluso acudió a cerrar, multar y comprar los medios de comunicación críticos, al tiempo que conformó un poder judicial obsecuente al oficialismo al igual que otros organismos de control. También defenestró en alguna ocasión la cúpula militar.

Lo cierto es que desde el primer día como gobernante, Correa demostró ser un frío estratega que tenía clara su hoja de ruta. Por ejemplo, mediante una Constituyente cerró una Asamblea a la que su partido no había presentado candidatos. Incluso se recuerda que en medio de la alta tensión política se impidió por la fuerza el ingreso de los diputados en proceso de revocatoria al recinto parlamentario. Un acto muy parecido ocurrió en días recientes en el estadio de Quito, cuando bandas oficialistas armadas le cayeron a golpes al candidato opositor Guillermo Lasso y a sus partidarios.

Como se ve, el ambiente electoral está muy caldeado. Algunos analistas comparan la coyuntura con el duelo que años atrás sostuvo el empresario Álvaro Novoa, que ganó la primera vuelta al propio Correa pero perdió en el balotaje definitivo. En esa campaña, el mandatario izquierdista azuzó la lucha de clases contra el magnate y lo descalificó aludiendo a sus intereses económicos.

En esta ocasión se repite la historia: el experimentado banquero de Guayaquil, Guillermo Lasso, se enfrenta al candidato de Correa, el oficialista Lenin Moreno, quien ganó la primera vuelta con una ventaja de más de diez puntos. Sin embargo, el escenario entre la opción continuista y la del cambio fue bastante reñido, porque si bien el aspirante gobiernista sumó el 39,35 por ciento de los votos, Lasso alcanzó el  28,11 por ciento, seguido de la también candidata opositora socialcristiana Cynthia Viteri, con el 16,31 por ciento, y el general retirado Paco Moncayo, que alcanzó el 6,72 por ciento de los sufragios, igualmente contradictor del Ejecutivo.

Tras esa primera vuelta, se suponía, al decir de los analistas, que la suma de sufragios de los candidatos opositores le daría el triunfo en la segunda vuelta a Lasso, pero en contra de esa previsión Viteri ni Moncayo se han movido con entusiasmo a favor del banquero e incluso no parecen tener la capacidad de endosarle sus votos. Se afirma, por igual, que en el grueso de los ecuatorianos no todos entienden la magnitud de lo que se juega Ecuador si ganara Moreno, de quien dicen sería la marioneta de Correa para profundizar el llamado ‘Socialismo del siglo XXI’, acudiendo para ello a maniobras represivas al estilo de Cuba o Venezuela, dado que el gobierno ahora no cuenta, como años atrás, con los fondos de la bonanza petrolera para comprar voluntades y apoyos.

Una de las características de la recta final de la campaña es que la prensa afecta al Ejecutivo arreció una especie de ‘guerra sucia’ contra Lasso, acusándolo de tener cuentas en paraísos fiscales y de querer llegar al poder para aumentar de manera colosal su fortuna. También se le achaca que quiere acabar con las conquistas sociales que instituyó la izquierda así como de planear despidos masivos en entidades oficiales. El candidato de la centro-derecha ha replicado todas las injurias aunque con un resultado no del todo positivo.

Para un sector de la población es claro que el gobierno Correa despilfarró gran parte de la bonanza petrolera y que los escándalos por ilícitos y corrupción oficial están a la orden del día. Por ejemplo, se sabe que la cuestionada multinacional Odebrecht repartió coimas por más de 35 millones de dólares e incluso se acusa a familiares del gobernante de estar involucrados en graves escándalos y desfalcos de dineros públicos, por lo que han huido al exterior en prevención de un triunfo de Lasso.

En el entretanto, el candidato del cambio no ha cesado de advertir sobre los peligros y tormentas que se desatarían de triunfar Moreno, teniendo como principal referente lo que está pasando en Venezuela, en donde los poderes Ejecutivo y Judicial le dieron un golpe de estado a la Asamblea Legislativa, degenerando en un régimen dictatorial.

Ecuador, entonces, se juega entre el continuismo y el cambio. Las urnas tienen la palabra.