Británicos ante turbulencia del Brexit | El Nuevo Siglo
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Martes, 28 de Marzo de 2017
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La economía británica superó mejor de lo previsto la victoria del Brexit en el referéndum de junio, pero los primeros golpes serios podrían llegar con el inicio de las negociaciones de divorcio con la Unión Europea, UE.

La mayoría de los economistas multiplicó las advertencias antes del referéndum del 23 de junio de 2016: si los británicos elegían abandonar el navío europeo, las tempestades se abatirían sobre ellos.

Pero la transición gubernamental rápida, con la llegada al mando de Theresa May en sustitución de David Cameron, combinada con la inyección de liquidez del Banco de Inglaterra y la confianza de los consumidores, permitió a la economía surcar plácidamente los primeros meses.

El crecimiento del Producto Interior Bruto, PIB, se mantuvo sólido: 1,8% en 2016, y una previsión oficial de 2,0% en 2017.

La única pega es que, en realidad, no ha ocurrido nada. El Reino Unido sigue siendo hoy tan miembro de la UE como lo era el día anterior al referéndum, al menos hasta que May invoque hoy el Artículo 50 del Tratado europeo de Lisboa, cláusula de salida de la UE, y se abran dos años de negociaciones de divorcio.

"Tengo la impresión de que acabamos de llegar a la cumbre de la montaña rusa del Artículo 50", advirtió Paul Drechsler, presidente de la principal organización patronal británica, la CBI, que espera "en cualquier momento" sufrir "las curvas y baches de las negociaciones".

Dreschler advierte que lo peor sería que Bruselas y Londres sellen su divorcio sin un acuerdo comercial que amortigüe el impacto de la salida del mercado único.

 

Es mejor que un mal acuerdo

May ha repetido que prefiere salir de la UE sin acuerdo -en cuyo caso el comercio con la UE se regularía por las reglas de la Organización Mundial de Comercio-, que con un mal acuerdo. Pero Nina Skero, economista del Centro de Investigaciones Económicas y Empresariales, sospecha que es un farol para fortalecer la postura de Londres en la mesa de negociaciones.

"Lo más probable es que se llegue a un acuerdo en dos años, pero si no lo hubiera, la incertidumbre se prolongaría y frenaría la actividad económica", advirtió, teniendo en cuenta que la mitad de las transacciones comerciales británicas son con el resto de la UE.

Los servicios financieros y los fabricantes de automóviles son los dos sectores estratégicos que más temen el fracaso de las negociaciones.

La aplicación de las reglas de la OMC supondría la puesta en práctica de unos aranceles del 10% a los autos británicos que entrasen en la UE, y la 'City' se quedaría sin su pasaporte europeo para vender productos financieros en el resto de Europa.

 

Prudencia

En ese contexto, cualquier decisión de los fabricantes de automóviles sobre sus inversiones británicas genera un gran nerviosismo, ya sea una nueva inversión de Nissan en su fábrica de Sunderland, en el noreste de Inglaterra, una reducción de efectivos de Ford en Gales, o la adquisición por la francesa PSA de las factorías de la marca Vauxhall, Opel en el resto de Europa.

En todos los sectores sin excepción, los empresarios británicos defienden seguir permitiendo la llegada de inmigrantes europeos, en un contexto de desempleo muy bajo, inferior al 5%.

Las tiendas, los bares y restaurantes, la construcción, el campo o los hospitales podrían ser los más afectados si se corta la llegada de europeos.

A la incertidumbre sobre el resultado de las negociaciones con Bruselas, se suma la posibilidad de que Escocia se independice -este martes solicitará un nuevo referéndum-, factores que pueden frenar las inversiones.

"Los créditos recibidos por empresas y particulares cayeron un poco desde inicios de este año. Es un primer signo de la progresiva ralentización que se espera en 2017", constató Boris Glass, economista de S&P Global.

Los consumidores también han empezado a notar el encarecimiento de los productos importados por la fuerte depreciación -de alrededor del 15%- de la libra esterlina por culpa y desde el referéndum.

Así, en términos interanuales, la inflación en febrero fue de 2,3%, comparada con 1,8% en enero, su nivel más alto en 3 años y medio.