Crecen negocios de moda wayuu en París y Singapur | El Nuevo Siglo
Foto cortesia
Viernes, 3 de Marzo de 2017
Redacción Economía

En noviembre pasado, Melissa Fernanda Cañas Uribe consiguió un local en un barrio popular de Bucaramanga, y empezó una nueva aventura en su vida: el emprendimiento. Ya graduada de Negocios Internacionales en la Universidad Santo Tomás, dejó los libros y la teoría y se dedicó a tejer el futuro como si la juventud la estuviera hostigando.

No tiene tradición familiar empresarial. Sus padres son docentes, aunque sus abuelos tuvieron un almacén de generalidades. Pero ella, que nació en Pamplona, en medio de brisas mañaneras, y se crio en Cúcuta, donde el calor castiga con esmero, creció ungida de moda y se matriculó en una carrera que le diera visión de mundo y de tradición.

“Yo siempre he sido una apasionada por la moda”, dice en el recinto de la fábrica, en un espacio de 25 por 25, donde opera el jefe de producción, el artesano de los cueros, el artista de las suelas y unas señoras que tejen con devoción y se hacen ajenas a la intromisión de la visita.

Pero la moda no es suficiente -dice Melissa-, y explica que lo más importante son las tendencias, las tradiciones y el estilo de vida. Bajo ese concepto, casi impropio de una mujer apasionada por las matemáticas, asignatura que le proporcionó las mejores calificaciones, creó Sanbraz, la fábrica de sandalias que no son de cualquier categoría porque en sus bases y en sus entornos llevan el arte wayuu.

Sanbraz, que traduce sandalias y brazaletes, surgió de la observación y de una alternativa de negocio. Los pies merecen lo mejor, las mujeres se fijan en ellos y la moda los privilegia. Pero Melissa quería salirse del molde tradicional y pensó en diversas alternativas.

Si bien la empresa entró en operación en noviembre de 2016, fueron seis meses de cráneo puro, de curiosear, de espiar en la red, de fisgonear. “En moda las tendencias son clave y hay que estar vigilante”, advierte Melissa, que tiene en el área de marketing a Joan Steven Aceros, un administrador de empresas de la UNAB, a quien conoció en cualquier parte y ahora es su novio y escudero del proyecto.