Antipatía | El Nuevo Siglo
Martes, 28 de Marzo de 2017

Un veterano, pero nada viejo, profesor universitario publicó en el magnífico programa de radio virtual “Hora Judicial” de la Universidad del Rosario una interesante charla sobre la empatía que los estudiantes deberían desarrollar para ser mejores personas antes que abogados sofisticados. Sugería la literatura, el cine y las artes para construirla. Y, agrego yo, algo de calle no sobra, si aspiran a desempeñarse como Jueces o Fiscales.

Tiene razón el profesor que exponía su tesis en el programa radial. La superioridad desde la que Jueces y Fiscales asumen la investigación o juzgamiento, por ejemplo, de miembros uniformados de las FF.AA que hayan cometido hechos típicos no solo denota una ausencia de empatía absoluta por la actividad profesional de los hombres que portan las armas de la República, sino una manifiesta antipatía.

Para la mayoría de los Jueces y Fiscales del país, la Policía Nacional está compuesta por una especie de sicópatas armados que salen todos los días al servicio, a ver a quien asesinan. Cualquier hecho que tenga como resultado la muerte de algún ciudadano, siempre e invariablemente es calificado como homicidio agravado y delito de lesa humanidad. El contexto nunca importa.

No se necesitan mayores disquisiciones para entender que la Policía Nacional no tiene entre sus competencias normativas superiores o infraconstitucionales, las de atacar y acabar con la vida de los ciudadanos colombianos, máxime cuando el obitado no había infringido la ley y de manera alguna podía ser objeto de persecución policial” dice una sentencia en la que juzgaron hechos ocurridos en una de las difíciles comunas de Medellín donde un joven requerido por la Policía para una requisa accedió y luego de empujar a un Patrullero decidió huir, lo que hizo que un Subteniente saliera en su persecución tomando la imprudente decisión de dispararle, con tan mala suerte que le acertó mortalmente.

Ni homicidio culposo, ni preterintencional. Agravado dijo la judicatura. La Policía no puede dispararle al que huye “si no ha cometido ninguna infracción”. Tampoco si la ha cometido, pues acaban de mandar a la cárcel física, no a domiciliaria, al Policía que le disparó a un colado en Transmilenio luego de una persecución. Y otra vez el delito es homicidio agravado.

Los Patrulleros de la Policía colombiana tienen que ejercer su función en Ciudad Bolívar en Bogotá, en Castilla en Medellín, en Arauca o en el Catatumbo, pero la administración de justicia les exige que se comporten como si estuvieran en Edimburgo. Ni se les ocurra disparar. Mejor esperen a que les disparen primero, como al Capitán Benavides en Tibú, o al Subteniente Hernández en Fortul.

Parte de esa antipatía judicial proviene de viejas teorías de izquierda que hace ver en cada Policía, no un ser humano, con miedos e imprudencias, sino como una ficha del “aparato represor del Estado”. Por eso a ellos no les aplica el beneficio de la duda, ni la presunción de inocencia, ni la favorabilidad, ni siquiera el contexto de los hechos. Solo mano dura.

Menos mal que llega la JEP. No es que allá les vaya a ir mejor. Es que no les puede ir peor.

@Quinternatte