Guerra en Ucrania rompe neutralidad de Finlandia y Suecia | El Nuevo Siglo
MAGDALENA ANDERSSON y Sanna Marin, primeras ministras de Suecia y Finlandia, respectivamente, que hacen frente a las amenazas del Kremlin
foto archivo AFP
Martes, 1 de Marzo de 2022
Redacción internacional con AFP

ESTOCOLMO. LA tradicional política de equilibrio que han mantenido Finlandia, Suecia e India frente a las constantes tensiones entre países occidentales y Rusia enfrenta una ‘prueba de fuego’ con la crisis ucraniana, vislumbrando un nuevo eje geopolítico en Euroasia.

Esta vasta región abarca parte de Europa y Asia, que tienen como “línea divisoria e imaginaria” entre los continentes los Montes Urales que cruzan varios países. De esta forma abarca extensas y variadas como la Europa oriental, una gran parte de Rusia, Turquía, Belarús, Moldova y Ucrania; el Cáucaso meridional (Georgia, Armenia y Azerbaiyán), y las cinco repúblicas centro asiáticas (Kazajstán, Kirguistán, Tayikistán, Turkmenistán, y Uzbekistán).

La invasión rusa a Ucrania hizo que dos países claves con los que limita por el oeste, Finlandia y su vecina Suecia, rompieran su emblemático no alineamiento. Así, esta semana, avalaron exportaciones históricas de armas a Ucrania y se disparó un fuerte sentimiento pro-Otan en la opinión pública, luego de las fuertes advertencias del Kremlin.

Y aunque Estocolmo y Helsinki han descartado por el momento la hipótesis de un pedido urgente de adhesión a la Alianza Atlántica, nunca antes habían estado tan cerca de dar ese paso, según analistas.

"Todo es posible en este momento, y la señal de países de la Otan es que la adhesión podría ser tratada muy rápidamente, por lo tanto pienso que es solo una decisión política de Estocolmo y Helsinki", resumió Zebulon Carlander, analista de la organización Société et Défense (Sociedad y Defensa).

Los dos países son oficialmente no alineados aunque socios de la Otan desde mediados de los años 1990, tras pasar la página de su neutralidad al final de la Guerra Fría. 

El Parlamento finlandés debatió ayer una petición para celebrar un referendo sobre la adhesión a la Otan. El pedido reunió en menos de una semana las 50.000 firmas necesarias para entrar al Eduskunta.

La primera ministra socialdemócrata, Sanna Marin, subrayó al inicio del debate legislativo que no se trataba de discutir sobre la adhesión, pero el contexto político cambió de repente, máxime porque un sondeo publicado el lunes indicó que el (53%) de finlandeses apoya unirse a la alianza militar trasatlántica, casi el doble de lo que había registrado la encuesta de enero.

Este mes, la parte finlandesa opuesta a una incorporación a la Otan cayó a 28%, con 19% de indecisos, según la encuesta de la televisión pública Yle.

"Es un resultado histórico y excepcional", declaró Charly Salonius-Pasternak, investigador del Instituto de Asuntos Internacionales, quien espera que el apoyo se mantenga en un nivel elevado por mucho tiempo.

En Suecia también, nunca ha habido tanto apoyo popular a integrar la Otan, con 41% a favor, 35% en contra y 24% de indecisos, según un sondeo del instituto Novus publicado el viernes por la televisión nacional SVT.

 

Advertencias rusas

Los dos países nórdicos rompieron uno de los principales tabús de su política de seguridad, el de no exportar armas o material militar a países en guerra.

Además de equipo más defensivo, como cascos, chalecos antibalas y raciones, Suecia va a entregar 5.000 lanzacohetes antitanques. 

Es algo sin precedentes desde la Guerra de Invierno de 1939, destacó la primera Magdalena Andersson, citando el apoyo que brindó Estocolmo a su vecino Finlandia invadido por... la Unión Soviética.

"Yo pienso que eso probablemente sea el inicio de una revaluación de la política sueca de seguridad. También hay un debate sobre las medidas a tomar para reforzar el ejército sueco", agregó Carlander.

En otra "decisión histórica", según Sanna Marin, Finlandia acordó enviar armas letales a Ucrania, incluidos 2.500 fusiles de asalto, 1.500 lanzacohetes y municiones.

Asimismo, las reservas de los ejércitos de ambos países dicen tener una afluencia de solicitudes para alistarse.

La adhesión de Finlandia y/o de Suecia a la Otan -expertos esperan que los dos países actúen de manera concertada- irritará mucho a Moscú, en un contexto explosivo entre Occidente y la Rusia de Putin.

El ministerio ruso de Relaciones Exteriores, Sergei Lavrov, advirtió el viernes que su ingreso a la Otan "tendría repercusiones militares y políticas graves". Y aunque es una alerta que antes había escuchado antes Helsinki, no considera que se repita una invasión como lo ha hecho en Ucrania.

Moscú ha hecho de la búsqueda de ampliación de la Otan hacia el este un casus belli, en un informe en que Rusia afirma haber sido traicionada tras la caída del muro de Berlín.

Mientras rechazan una candidatura, Estocolmo y Helsinki han admitido en las últimas semanas que la puerta de la alianza, y de su crucial artículo 5 de asistencia mutua, se les ha abierto.

"Es Suecia sola y de manera independiente la que decide su línea en materia de seguridad", sostuvo el viernes la primera ministra Andersson.

 

India lo piensa

La invasión rusa a su vecino del oeste coloca también en una difícil situación diplomática a otra nación clave en este gran eje: India.

La semana pasada India, al igual que la colindante China y los Emiratos Arabes Unidos, se abstuvo en la votación de una resolución en el Consejo de Seguridad de la ONU que condenaba la "agresión" rusa contra Ucrania.

Rusia, que vetó la resolución utilizando el poder que le confiere su condición de miembro permanente del Consejo de Seguridad, elogió a la postura "independiente y equilibrada" de Nueva Delhi. 

Pero esa posición, que India esperaba que fuera percibida como una muestra de neutralidad, fue interpretada por muchos países como un apoyo de hecho a Rusia.

Hay además informaciones de que India quiere impulsar un pacto comercial de divisas con Rusia, lo que podría socavar los esfuerzos de los países occidentales para aislar a Moscú del sistema financiero global. 

Esta crisis coloca a India frente a un antiguo dilema. Durante la Guerra Fría la diplomacia india estuvo muy cercana a la Unión Soviética, lo que dejó a su tradicional enemigo, Pakistán, en el campo de los occidentales. 

Estos vínculos fluidos sobrevivieron a la caída de la Cortina de Hierro y Rusia sigue siendo su mayor proveedor de armas. 

India necesita el apoyo de los occidentales frente a China y su líder Xi Jinping -que busca extender su influencia en el Océano Indico- en medio de disputas entre los dos países que en 2020 provocaron mortíferos enfrentamientos.

El país integra junto a Estados Unidos, Japón y Australia, la Alianza Quad, que está concebida para contrarrestar la creciente influencia de China en la región. 

Su decisión de abstenerse en el voto del viernes en la ONU dejó a India en el mismo campo que China.

"India no tiene muchas opciones", indicó Nandan Unnikrishnan experto de Observer Research Foundation, un centro de estudio con sede en Nueva Delhi. 

El país "está tan interesado en su vínculo con Rusia como en mantener la relación con Estados Unidos", indicó. 

Unnikrishna explicó que en el ámbito marítimo el país enfrenta desafíos para los cuales necesita a Estados Unidos y en el continente requiere la ayuda de Rusia. 

El abrazo del oso

Putin visitó India el año pasado, en un desplazamiento poco habitual, y una vez en el país se deshizo en mostrar efusividad llegando a abrazar al primer ministro Narendra Modi, como un indicio de un fortalecimiento de los vínculos militares y energéticos. 

India es el segundo mayor comprador mundial de armamento, detrás de Arabia Saudita y según Business Standard, entre 2016 y 2020, un 49,4% de las importaciones de armas llegaron de Rusia. 

A finales de la semana pasada Rusia comenzó a entregar un sistema de defensa antimisiles S-400 que India acordó comprar por 5.000 millones de dólares en 2018, pese a la amenaza de sanciones de Estados Unidos. 

En un momento en que Nueva Delhi busca desarrollar sus propias capacidades armamentísticas y diversificar los suministros, las importaciones de Estados Unidos representan solamente un 11%. 

India - con una población de 1.400 millones de personas - es altamente dependiente del petróleo ruso. El comercio bilateral suma cerca de 9.000 millones de dólares, con partidas más modestas en otros sectores como la industria farmacéutica, el té y el café que India exporta a Rusia. 

En el plano diplomático, Rusia veta con consistencia todas las resoluciones de la ONU para condenar a India por sus acciones en la zona de Cachemira, donde hay una violenta insurgencia desde hace décadas. 

Para Happymon Jacob de la Universidad Jawaharlal Nehru, Rusia es el "único socio consecuente" del país al norte de su territorio.