Una selfie con Timochenko: humor pleno para ver la paz | El Nuevo Siglo
Foto cortesía
Lunes, 19 de Febrero de 2018

NO es una película más sobre el conflicto colombiano aunque su trasfondo es éste y específicamente la tan cuestionada firma del acuerdo de paz. Una selfie con Timochenko es, desde su propio título, una película de humor que apalancada en el mencionado tema lleva a los espectadores a tener su propia visión sobre la Colombia de ayer, de hoy e inclusive del mañana.

La casa productora, Ojo x Ojo consciente que desde el nombre que se dio a la película hasta su trama puede generar incomodidad y prevención, recomienda verla hasta el final antes de juzgarla porque, aseguran, sin duda se dará cuenta el espectador cuán equivocado estaba sobre la misma. Así, indica que en toda la cinta se puede evidenciar que “todas las mentiras que se dicen tienen mucho de verdad y en esta época de posverdad vale la pena esta posmentira”

Los protagonistas  son Juan Pablo Salazar, el activista por los derechos de las personas con discapacidad y creador de la internacionalmente premiada campaña Remángate, contra las minas antipersona y la reconocida actriz y modelo Natalia Durán.  Él interpreta a Juan Pablo, quien posa de ser un activista de derechos humanos y ella interpreta a Natalia, una atractiva estrella de la televisión. La cinta es codirigida por Juan Pablo y Álvaro Pérea, quien también tiene participación en la trama, interpretando a un director… ¡ah! y también hay una productora que interpreta a una productora. 

Si siente que todo esto que se dice sobre la película hasta ahora es una “mamadera de gallo”, no se moleste, tiene toda la razón.

Simplificando: esta cinta que llega a la cartelera nacional este 1 de marzo es perfecta para conocer desde otra perspectiva el proceso de paz que se adelantó en el país. No importa si votó por el “Sí” o por el “No”, si cree en el proceso o si lo considera una farsa, igual todos se sentirán aludidos y hasta molestos en algún momento, pero también le dará la oportunidad para reírse de los unos y de los otros.

Se dice que la película es una mezcla de comedia, ficción, animación y documental.  Para poder encasillarla en alguno de estos géneros o, en todos, es clave conocer su trama:

Juan Pablo, un funcionario de rango medio de la presidencia de Colombia quiere a toda costa levantarse a Natalia una actriz y presentadora de televisión que está lejos de sus posibilidades, pues esta “mamacita”, cree él, no se fijaría en un tipo en silla de ruedas, a menos que le dé acceso al cubrimiento de la noticia del momento: la firma de la paz.

Pero resulta que Juan Pablo no tiene injerencia en el tema, ni siquiera está invitado al gran evento y mucho menos podrá quedar en la foto de la posteridad junto al presidente de la república y a Timochenko, entonces tiene a toda costa que lograr no solo quedar en la foto oficial sino “lagartearse” una selfie con Timochenko. Eso seguro descrestará a Natalia, quien caerá rendida a las ruedas de su silla.

Aquí es donde entra el tema del documental, pues en medio de toda la mentira y la ficción, Natalia, Juan Pablo y Álvaro (estos dos últimos compartieron también la escritura del guion) viajaron hasta Ruanda para conocer el proceso de paz que hace 20 años iniciaron los Hutus y los Tutsis y que frenó una guerra sangrienta y cruel, con la intención de aprender más de su fórmula de reconciliación. Esto está documentado en la película y es quizá la parte más dura. 

El protagonista Juan Pablo Salazar admite que es una película fuerte y explica que la razón de peso para burlarse de sí mismo es que “el  humor ha sido mi manera de lidiar con los retos difíciles que me ha puesto la vida, lo he tenido desde siempre y  no estoy hablando de discapacidad, aunque también, es parte de mi personalidad. En la infancia fue mi método de supervivencia y desde entonces lo he desarrollado, es una herramienta en mi vida en particular y para mi trabajo en general, más desde que llevo una discapacidad”

Agrega “que esta película es el aporte de quienes participamos a la paz, pues invitamos a la reflexión de que podemos ser rivales sin ser enemigos, porque la otra posibilidad es anular al otro, literalmente eliminarlo, como se estaba haciendo en ese conflicto sangriento en Ruanda”

Finalmente señala que “el humor es nuestro sello para meternos en temas duros pero traduciéndolos. En un  principio quien vea la película puede pensar que es un irrespeto, que es muy superficial a temas muy difíciles pero a medida que transcurre la gente se va a dar cuenta que hay mensajes transformadores. La película, como los libros, no se puede juzgar por la portada, o en este caso por el nombre.”