Lenguas nativas siguen amenazadas | El Nuevo Siglo
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Miércoles, 21 de Febrero de 2018
Agencia de Noticias UN
El profesor indígena Eudocio Becerra Vijidima considera que en los próximos años pueden desaparecer todos los esfuerzos por conservar las lenguas nativas
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Para el docente, aunque las instituciones educativas han hecho esfuerzos valiosos para preservar el patrimonio lingüístico de las comunidades nativas, estos resultados no se han implementado en las poblaciones.

Según él, para las comunidades nativas la lengua es importante porque a partir de ella se concibe la creación. “Todas las cosas se hicieron hablando, haciendo, diciendo. La lengua tiene poder, porque a través de ella controlamos la naturaleza, los ríos, la tierra. Con esas mismas palabras calmamos y también alejamos, por eso para nosotros es importante”, señala.

A propósito de la celebración del Día Internacional de las Lenguas Nativas, este miércoles 21 de febrero el Ministerio de Cultura recordó que en Colombia existen 68 lenguas nativas habladas por cerca de 850 mil habitantes. De estas, 65 son indígenas, dos son criollas (una de San Basilio de Palenque y la otra de San Andrés, Providencia y Santa Catalina) y una es romaní (del pueblo gitano).

Pese a su escéptica reflexión, el profesor Becerra Vijidima destaca el trabajo y los avances logrados por el Estado, como por ejemplo la creación de la Ley 1381 de 2010, que busca el reconocimiento y la difusión de las lenguas nativas “para la protección, reivindicación y fortalecimiento de la diversidad etnolingüística, con el objeto de generar sentido de apropiación por parte de la sociedad colombiana”.

Con la comunidad, no en la ciudad

“Me parece importante resaltar lo que han hecho las entidades por rescatar las lenguas nativas, porque es la forma como nos identificamos. Sin embargo considero que estas iniciativas se deberían hacer con la comunidad y no en la ciudad”, señala el docente.

Para el profesor Becerra es clave que en las comunidades también se trabajen los procesos de aprendizaje de la lengua de su pueblo nativo, ya que las nuevas generaciones están adoptando el español como su lengua y están abiertos a trabajar en la ciudad y no en su comunidad.

“Por ejemplo, hasta hoy no se han hecho talleres de escritura y lectura de su propia lengua. En la U.N. hemos trabajado el alfabeto de ciertas comunidades, pero falta llevar estas experiencias a las comunidades, porque todo se queda en la ciudad”, enfatiza.

Agrega que las cartillas pedagógicas que se han desarrollado en el área lingüística están hechas a partir del pensamiento de la lengua española y esto se convierte en una debilidad para acercarse a la comunidad y permitir que ellos accedan a las lecturas que los introduce en la cosmovisión de su pueblo, ya que algunos hablan muy bien su lengua nativa pero desconocen los mitos y la medicina ancestral, entre otros conocimientos.

Por último, cuenta que en sus años de trabajo en la U.N. ha sido un apoyo para los estudiantes indígenas que se han enfrentado con el español y con el aprendizaje de otras lenguas extranjeras: “imagínese, si ya es difícil para nosotros aprender español, cómo será aprendiendo otra lengua”.