Fiesta azul: ¡Millos campeón de la Superliga! | El Nuevo Siglo
Foto Cristian Álvarez/ El Nuevo Siglo
Miércoles, 7 de Febrero de 2018
Redacción Deportes
El ‘Búfalo’ Roberto Ovelar empezó a darle la razón a quienes confiaron en su condición de goleador y convirtió los dos tantos que le reportaron el título a los azules, el segundo en menos de dos meses. Gran trabajo en conjunto para superar 2-1 a un Nacional vertiginoso
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Todas las preocupaciones que se tenían en torno al funcionamiento de Millonarios, especialmente en ataque, desaparecieron  en la final de la Superliga, en la que se impuso con autoridad 2-1 a un Nacional que tuvo ímpetu, fue muy vertiginoso, pero careció de talento, de ideas, de pausa en el mediocampo.

Los azules tuvieron la paciencia para hacer valer el proceso que traen desde que llegó Miguel Ángel Russo al banco técnico y darle vuelta a un marcador que le fue adverso a partir del minuto 20, cuando un error defensivo fue capitalizado por Rentería.

El partido fue intenso de principio a fin. Los protagonistas se entregaron por completo, corrieron y dejaron hasta la última gota de sudor en la cancha y con ello suplieron algunas deficiencias que tuvieron.

Millonarios, que tenía de ganarle la final de la Liga Águila a Santa Fe, en un estadio vestido completamente de rojo, empezó las acciones esperando, achicando espacios e impidiéndole a Nacional que se armara.

A ello se unió la falta de un volante que marcara los tiempos, explotara la velocidad de los delanteros verdolagas y capitalizara los espacios que dejaron los laterales azules, quienes nunca renunciaron a irse al ataque para buscar surtir de balones al delantero en punta, Roberto Ovelar.

Los problemas azules empezaron no por virtudes de su oponente, sino por errores en la salida de Matías de los Santos, ‘Caracho’ Domínguez y Cadavid. Solo en una ocasión lo capitalizaron y fue al minuto 20 a través de Rentería.

Si bien es cierto que los dirigidos en esta ocasión por Hugo Gottardi, no supieron asimilar el gol y se descompensaron en defensa cuando subieron las líneas unos metros, poco a poco fueron retomando el control. Eso sí, pasaron varios sustos, tres para ser exactos que pudieron terminar en gol, pero no los capitalizaron y en cambio el ‘Búfalo’ Ovelar sí lo hizo sobre el minuto 34.

En la acción que terminó en el gol del empate fue importante Jair Palacios, quien apareció al borde del área para bajarle un balón impulsado por Domínguez al artillero paraguayo, quien amagó, se dio vuelta y de zurdazo acomodó el esférico lejos del alcance del portero Fernando Monetti.

Ya cuando terminaban los primeros 45 minutos, Vladimir Hernández tuvo la ocasión de poner a ganar nuevamente a los antioqueños, pero el intento de ‘bañar’ a Wuilker Faríñez le falló y se balón fue arriba del atravesaño.

Agresivo

Tal vez el técnico verdolaga, el argentino Jorge Almirón, no sospechó que para la segunda mitad Millonarios no iba a salir a esperarlo, sino que lo atacó, fue agresivo, lo presionó en su campo, al punto que sobre el minuto 57 lo obligó a enviar a la cancha a un volante de marca, Campuzano, por Hernández.

Y menos esperaba el estratega que esa presión que ejercieron los azules determinara un error costoso en la salida y que Ovelar cobró por ventanilla al ‘bañar’ al portero Monetti.

Cuando se vio abajo en el tanteador, se desnudaron muchas más falencias del local y se hizo fuerte el visitante en su trabajo defensivo, se le notó el proceso, el conocimiento de lo que lo que deben hacer y la aplicación de los conceptos impartidos por el técnico Russo y su asistente Gottardi.

Con el resultado en contra, Almirón se vio obligado a corregir y envió a la cancha a un delantero, Torres, quien inquietó, obligó a Cadavid a cometer un error que por poco termina en el empate, pero siempre fue evidente la ausencia de un hombre que tuviera el balón, supiera qué hacer con él y explotara los movimientos erróneos -por momentos- de la defensa azul, cuyos zagueros iban siempre detrás del balón y dejaban boquetes.

Gottardi, en cambio, acertó en las variantes. Sacó a Montoya, quien todavía no logra acomodarse a lo que quiere el cuerpo técnico y fue sacrificado en marca, para dar paso a Huérfano, quien entró a ayudar en la recuperación del balón; luego le dio paso a Carrillo por Ovelar, quien ya había cumplido su tarea, hacer los dos goles y finalmente cuando Nacional empezó a utilizar la fórmula del desespero y que no es otra que la de tirar pelotazos arriba a ver que conseguía, entró a Rivar y sacó a Silva.