El peor peligro de la corrupción | El Nuevo Siglo
Viernes, 2 de Febrero de 2018

Todos los días conocemos nuevos casos de corrupción, en las EPS o en la justicia o en la política, etc. etc. La lectura de la prensa se ha vuelto deprimente. Nuestros gobiernos están basados, en gran medida, en la corrupción, en la compra de votos, en la “mermelada”, en el dinero para la adjudicación de los contratos, el robo en la comida de los escolares, jueces de todos los niveles que venden sus fallos, empresarios que estafan a los ahorradores, dirigentes que desfalcan las entidades oficiales que administran, los carteles de la hemofilia y el sida.  Esta semana Alexei Navalny, líder de la oposición rusa, decía qué el pueblo ruso era tan pobre porque los dirigentes robaban mucho. Y lo anterior se aplica no solo a Rusia sino a otros países, entre ellos el nuestro.

Según Transparencia Internacional, algunos de los principales efectos de la corrupción en los países en desarrollo son, por el desvío de los recursos: Baja calidad de la educación pública, lo que afecta a las clases de menores recursos. Aquí vemos esto en las escuelas que se quedan sin terminar, los elefantes blancos cuyos presupuestos se robaron antes de finalizarlas; deficiencias en la provisión de servicios de salud porque no se terminan los hospitales y como en el caso anterior y abundan los robos en la compra de equipos y medicamentos. También en el desperdicio de recursos en obras públicas ya que éstas no son adjudicadas a los proponentes más eficientes sino a los que más sobornos han pagado, lo que se ve, inclusive en construcciones privadas, como el caso del edificio Space de Medellín y los de Cartagena. El costo de los sobornos se incluye, lógicamente, en el valor de las obras.

Se evidencia, de igual forma, en el desestimulo a la inversión, tanto local como extranjera, pues muchos inversionistas potenciales prefieren no tratar de ingresar a un medio corrupto, sea por honestidad o por temor a las nuevas normas y acuerdos internacionales que pueden terminar en sanciones penales, como ha sido el caso de los sobornos internacionales de Odebrecht y en la mala distribución de la riqueza, la que tiende a acumularse en manos de los corruptos en detrimento de las clases medias y la leal competencia, base de la economía de mercado, sufre enorme detrimento.

¿Cuántas nuevas obras se hubieran podido construir en Colombia con los recursos que se desviaron por los Moreno Rojas o los Nule?

La corrupción no es vicio exclusivo de las democracias, es peor en las autocracias, ejemplos: Venezuela o Rusia. Pero su principal peligro es que los populistas de izquierda se la achacan a las democracias y luego, cuando logran el poder, los gobiernos se convierten en fuente de enriquecimiento de los gobernantes y sus aliados. Tengamos mucho cuidado, ya las Farc enarbolan esta bandera.