‘El Juli’, monumental | El Nuevo Siglo
Foto cortesía
Domingo, 18 de Febrero de 2018
Andrés Rivera

En una tarde llena de matices y encestes, el diestro español resultó triunfador del mano a mano con Luis Bolívar luego de indultar a Lancero del hierro de Juan Bernardo Caicedo. Salió herido.

Como se ha vuelto costumbre, el paseíllo en la Santamaría se tardó unos minutos más. Aunque ya en el patio de cuadrillas estaban los dos alternantes, ‘El Juli’ y Luis Bolívar, la salida se hizo esperar. 

El público que llegó en buena medida, pero que no llenó del todo el coso de la 26, aplaudió de entrada a los matadores.

Y la tarde empezó bien. El Juli recibió a Olivero, de Ernesto Gutiérrez. Un toro de encaste Murube-Santacoloma con el cual se pudo ver todo el mando del torero madrileño. Todo fue por derecha con este astado, al que le cortó una oreja tras una fulminante estocada.

En su segundo toro, tercero del festejo, Julián se enfrentó a un complicado toro de Mondoñedo. La afición bogotana es incluso más mondoñedista que julista, razón por la cual se pusieron del lado del burel.

Pero la tarde estaba en el quinto, porque “no hay quinto malo”. Y este quinto, Lancero, de Juan Bernardo Caicedo, fue excelso. El mejor toro de la temporada.

Era la despedida de El Juli de la Santamaría. Cuando se abrió la puerta de toriles al ruedo saltó un animal que fue aplaudido por su impresionante trapío. Y fue más allá. La pelea en el caballo fue fuerte, dejando un tumbo y al picador, quien fue llevado a enfermería.

Luego llegaron las famosas Lopecinas, o como exigen los mexicanos, Sapopinas. El brindis, a Felipe Negret, presidente de la Corporación Taurina y abanderado en la defensa jurídica de la tauromaquia en Colombia. La faena fue completa: toreo en redondo, por izquierda y por derecha. Un toro bravo, que humillaba. El toro que mejoraba con cada pase, prendió al madrileño y lo mandó a volar. El torero se repuso, siguió toreando, herido, y fue tal el clamor del público que el usía sacó el pañuelo amarillo que permitirá a Lancero regresar al campo a padrear.

Sin embargo, al recibir las orejas simbólicas, El Juli salió a enfermería, pues llevaba una cornada extensa pero limpia que no comprometió órganos vitales ni vasos importantes. Fue operado en la Clínica del Country.

Luis Bolívar compartía el cartel, y el caleño puso el listón en alto. Una actuación impecable, muy importante en su primero, segundo del festejo, de Ernesto Gutiérrez. El animal, que tenía calidad, adolecía de fuerza y no era fácil. A este le cortó una oreja.

En el toro de Mondoñedo, su segundo, se vio un torero valiente, con mucho arrojo y sed de triunfo. Sin embargo, falló con los aceros y vio reducido el resultado a palmas.

En el sexto toro, un hermoso jabonero de Juan Bernardo Caicedo, al caleño se le vio incómodo con un toro que más que protestar, rebrincaba en cada pase. Lo hizo desde el inicio de faena. Por eso, y ante la petición del público, sin siquiera haber concluido, el diestro anunció un toro de regalo. A este, de Mondoñedo, le cortaría una oreja.

Se puso fin a una temporada taurina en Bogotá en la que los asistentes estuvieron custodiados en extremo para evitar desmanes. Las asistencias no fueron las mejores y en lo taurino quedaron algunos detalles y en la retina la faena de El Juli a Lancero. Carlos ‘Garrido’, un banderillero costeño, sigue despegando y fue aplaudido en todas las corridas. Otra revelación. Con la espera de que este fin sea un hasta luego y haya toros en 2019 se realizó una temporada más en la Capital. Olé.