Máquinas humanas, nuevos universos | El Nuevo Siglo
Foto Agence France Press
Domingo, 19 de Febrero de 2017
Ramón Tamames

Que la humanidad es la especie dominante en el planeta Tierra, es algo que está fuera de toda duda. Y desde la difusión y definitiva prevalencia del homo sapiens, está claro que el hombre ha ocupado el mundo entero en sus diferentes expresiones.

¿Y de ese dominio humano, qué cabe esperar? Lo vamos a saber mejor cuando tengamos más estudiado el cerebro humano, con la analogía de los artificiales que están bajo examen para conocer los orígenes mismos de nuestra conciencia y posibilidades. Aunque, lógicamente, no se trata sólo de nuestras posibilidades: el hombre está cambiando por su ectopersonalidad, debido a la informática, a internet y a la inteligencia artificial según se ha visto.

Los avances que hemos ido viendo en materia de IA y áreas conexas nos inducen a buscar dónde pueden estar los límites y que relación guardan con el entorno sociológico e incluso religioso. A ese respecto, Ray Kurzweil dirige un grupo muy influyente de tecno-optimistas, con algunas figuras destacadas en el Sillicon Valley, California; entre ellos Vivek Kundra, asesor tecnológico del hoy expresidente  Obama.

La idea del referido grupo es que la humanidad está en una etapa de gloriosa post-biología, que ellos llaman singularidad, algo que definitivamente nos separa del resto de la escala zoológica. Sobre todo, a partir del momento en que ese potencial humano se incremente adaptando implantes electrónicos en los humanos, para así competir con las máquinas de la inteligencia artificial, si no en inventiva y creatividad, si en potencial de cálculo, percepción, etc. (1). En esa dirección, Kurzweil prevé que con la aceleración de la tecnología resolverán todos los problemas energéticos, e incluso se alcanzará la inmortalidad humana (2).

Humanas, más no biológicas

Ray Kurzweil estima que en 2023 tendremos artefactos del tamaño de un ordenador personal capaces de emular y sobrepasar el nivel de inteligencia de un ser humano; y en 2045, equivalente a la totalidad de inteligencia combinada de todos los seres humanos; con un software que asumirá la enorme complejidad de los procesos del pensamiento  (3). De modo y manera que con ese software genético podrá alcanzarse un nivel de sofisticación suficiente para sobrepasar los cerebros biológicos. En definitiva, el Homo sapiens podría disponer de habilidades hasta ahora inimaginables. Dentro de esa visión en verdad deslumbrante, Kurzweil manifiesta:

La inteligencia que surgirá de ese progreso, continuará representando a la civilización humana, que de facto ya es una civilización humano-maquinal, de modo que las futuras máquinas serán humanas, aunque no sean biológicas. Ese será el gran paso en la evolución futura: el cambio a un paradigma de nivel mucho más alto, en el que la mayor parte de la inteligencia, finalmente, será no biológica; con el resultado de que a finales del siglo XXI, habrá pasado a ser billones de billones de veces más poderosa que el intelecto humano originaria .

Ese avance merced a las nuevas máquinas humanas -a diferencia de la inteligencia artificial-, impulsará la capacidad creativa de la sociedad por su gran número de ops; esto es, operaciones por segundos, con las cuales se miden las cotas de computación. Estimando Kurzweil  que si la totalidad del cerebro humano equivale a 106 ops, un millón de operaciones por segundo -un número asombroso-, la computación de las máquinas humanas podrá romper la actual contraposición de las Leyes de Moore y Wirth.

Con el avance hacia mayor número de ops, Kurzweil se pregunta: ¿Qué haremos cuando nuestra inteligencia -la de las máquinas humanas- esté en el rango de 100 (4) ops? Una cosa que cabría hacer, sería construir nuevos universos, algo que ahora nos parece inverosímil, pero que engarza con la hipótesis de que el cosmos pudo ser un ordenador cuántico, posible creación de una superinteligencia de otros universos anteriores más evolucionados, o al margen de cualquier concepto espacio tiempo. Y esa es la idea de Kurzweil: el universo que conocemos, es creación de un diseñador inteligente, que está realizando un complejo experimento científico, planeado ya desde un universo anterior.

Metas a corto plazo

Y a propósito de Kurzweil: es director de ingeniería de Google, ha recibido 10 doctorados honoris causa, inventó un tipo especial de escáner y el primer sintetizador de voz, y es autor de varias docenas de patentes. Kurzweil dedica su vida a reflexionar sobre la tecnología, y hace algunos años concluyó que en 2019 los ordenadores podrán hacer lo mismo que los seres humanos, solo que mejor. Tiene 67 años, pero es tan ágil y tiene tanta energía como si tuviese 35. Cada día toma 150 pastillas entre vitaminas, minerales y enzimas, y se inyecta complementos dietéticos. Su meta es resistir hasta que la tecnología esté en condiciones de prolongar la vida humana. No le cabe duda de que ese momento no está lejos. Al fin y al cabo, Google y otra docena de empresas ya están trabajando a toda máquina para detener el envejecimiento y derrotar al cáncer (5). Kurzweil, también podría decirse, es un maniático enloquecido de la vida y un obseso de la tecnología y de la inteligencia artificial.

Podría decirse, desde luego, que todo lo anterior es pura especulación. Si bien cabe observar, que el progreso de la inteligencia y del conocimiento es inexorable e imparable. Al modo en que en cierta ocasión planteó el filósofo y dibujante inglés William Blake (1757/1827):

“Todo lo que hoy vemos, fue un día imaginación; Todo lo que hoy imaginamos,  podrá ser realidad mañana”.

La de Blake es una expresión poética, pero también reveladora de que muchas posibilidades, antes problemáticas, se hicieron realidad en el pasado, y que lo mismo sucederá en el futuro. Porque el progreso es imparable, como se demuestra por la circunstancia de que ni las calamidades ni las tragedias de la historia humana -como las acaecidas en el siglo XX con el conflicto 1914-1918, la Gran Depresión, la Segunda Guerra Mundial, la guerra fría, y otros miserables episodios-, no hicieron mella en el exponencial progreso de la inteligencia humana.

*Columnista de www.republica.com

 (1) The new overlords”, The Economist, 12.III.2011.

(2) Charlie Rose talks to Ray Kurzweil, “These technologies… will be 1.000 times more poweful in 10 years”, Business Week, 7-13.III.2011.

(3) Algunas obras de Ray Kurzweil: La era de las máquinas espirituales, Editorial Planeta, Barcelona, 1999; Reinventing Humanity: The Future of Machine-Human Intelligence, The Futurist, marzo-abril, 2006; The Singularity is Near: When Humans Trascend Biology, Viking, Nueva York, 2005.

(4) Kurzweil, The Singularity is Near, When Humans transcend Biology, Viking, New York, 2005.