Los multimillonarios también caen | El Nuevo Siglo
Foto Montaje El Nuevo Siglo
Domingo, 19 de Febrero de 2017
Redacción internacional con AFP

Afectados por la pandemia del siglo XXI, esa enfermedad que por aumentar las fortunas y consolidar con ellas el poder ataca desde tiempos inmemoriales a la humanidad pero que ahora sus manchas se han hecho más que visibles en elite política y empresarial, ha cobrado en lo corrido del año la cabeza de varios superpoderosos entre los que destacan dos multimillonarios: un brasileño y un surcoreano.

No es nada más ni nada menos que la corrupción. Al margen de grandes escándalos como  Fifa-gate, Lava Jato, Diesel-gate  u  Odebrecht, por mencionar solo algunos de los más grandes que con sus tentáculos se han extendido por sitios tan variados como recónditos, en este artículo solo queremos referirnos a dos casos puntuales, las caídas en desgracia de Eike Batista, el hombre más rico de Brasil y el del heredero del grupo surcoreano Samsung, Lee Jae-Yong,

El hilo conductor en estos dos casos así como en los antes mencionados es el mismo: el ofrecimiento y pago de sobornos a cambio de ser adjudicatarios de grandes contratos, obras o prebendas.

A finales de enero, el mundo empresarial se sorprendió con la orden de arresto internacional y posterior presentación voluntaria a las autoridades de su país del magnate Eike Batista, el hombre más adinerado de Brasil y, en 2012, el séptimo en el ranquin orbital de Forbes.

Sin ninguna preparación universitaria pero con gran visión empresarial, Batista logró construir un conglomerado minero-energético: el EBX. Ese que en menos de dos años tuvo un ascenso meteórico logrando amasar una fortuna de más de 30.000 millones de dólares, pero que a finales del 2014 comenzó a caer como un castillo de naipes, por “malos negocios”.

A la par de su estrepitosa caída comenzaron a conocerse presuntas operaciones de lavado de dinero, así como el pago de grandes sumas a constructoras, partidos y políticos para hacerse con contratos en la estatal Petrobras.

Así las cosas, Batista, de 60 años, es sospechoso de haber lavado millones de dólares en una trama de corrupción que también involucra al exgobernador de Rio de Janeiro Sergio Cabral (2007-2014), ya preso. Prueba de ello sería el supuesto pago de 16.5 millones de dólares a éste por una operación de compra y venta de una mina de oro, que nunca existió.

Hoy, Batista, cuya ostentación fue más que evidente por sus lujos y excentricidades, entre las que destacó tener parqueado en la sala de su casa un  Mercedes-Benz SLR McLaren de medio millón de dólares, está no sólo en el Complejo Penitenciario de Gericinó, en Bangú, al oeste de Río de Janeiro, sino que por no tener título universitario no tiene el beneficio de reclusión en las alas separadas de los presidios, reservadas para internos de alto perfil educativo como lo establece la ley brasileña.

Allí, cabeza rapada, mezclado con lo que llaman los presos rasos, delincuentes de todo tipo sin mayor formación académica y alta peligrosidad, quien fue fanático de la velocidad, las lanchas deportivas, el emblema de una nueva clase empresarial, está Eike Batista, a la espera de ser llamado a juicio por los procesos que se le abrieron: lavado de activos y “Lava Jato”.

De su conglomerado minero y petrolero, al que decidió añadirle la X en señal de cómo se multiplicaba su fortuna, ya no queda sino el recuerdo y la corrupción que lideró su propio gestor.

Otro caso, al otro lado del continente

A miles de kilómetros de distancia, en otro continente y con escasos 20 días de diferencia, la pandemia de la corrupción tuvo otra víctima: el heredero del gigante electrónico Samsung.

Lee Jae-Yong, de 48 años, y quien se convirtió “de facto” en el presidente de la compañía tras un grave padecimiento de salud de su padre, está hoy en la cárcel y será procesado por tráfico de influencias y pago de sobornos, en un escándalo que también llevó  a la destitución de la presidenta del país, Park Geun-Hye, en diciembre pasado.

Vicepresidente de Samsung Electronics e hijo del presidente del grupo, Lee Jae-Yong está acusado de haber pagado cerca de 40 millones de dólares en sobornos a la confidente de Park para lograr favores políticos. 

De los lujosos carros, restaurantes, hoteles,  una ostentosa oficina, y vestuario exclusivo, Lee Jae- Yong pasó a las frías celdas de un tribunal en la capital surcoreana y a aparecer ante los medios de comunicación, no como estaba acostumbrado con una gran sonrisa para comunicar una  gran noticia empresarial, con la cabeza baja, en silencio absoluto y esposado.

Su detención, la primera de un responsable de Samsung, podría afectar a todo el conglomerado, que representa una quinta parte de la economía surcoreana e incluye al primer fabricante mundial de teléfonos inteligentes, Samsung Electronics.

El grupo apenas se está recuperando del duro revés que sufrió con la retirada de su modelo estrella, el Samsung Galaxy Note7, debido a un problema en la batería de algunos teléfonos que llegaron incluso a incendiarse. 

El escándalo de corrupción gira en torno a Choi Soon-Sil, confidente de Park Geun-Hye, que está siendo juzgada por haber utilizado su relación con la presidenta destituida para obligar a grandes conglomerados surcoreanos a pagar millones de dólares a sus dos fundaciones privadas que supuestamente tenían fines caritativos, pero cuyos fondos aprovechaba a título personal.

Samsung fue el más generoso de esos conglomerados, donando 20.000 millones de wones (17 millones de dólares) a las fundaciones de Choi y ordenando un giro de millones de euros para financiar entrenamientos en Alemania para jinetes surcoreanos, entre los que se encontraba la hija de la confidente. 

El pago era, supuestamente, a cambio de que el gobierno respaldara una fusión de dos filiales de Samsung, un movimiento crucial para el traspaso hacia Lee de los poderes de la compañía.  Sin embargo, el conglomerado asegura no "haber pagado ningún soborno ni haber hecho ninguna demanda de favores inapropiados a la presidenta".

Desde que estalló el caso de corrupción, más de una decena de personas han sido arrestadas, incluida Choi, los exministros de Cultura y de Asuntos Sociales, un exdirector del gabinete presidencial y un profesor de universidad. 

La detención de Lee supone un duro revés para la presidenta, destituida el 9 de diciembre por la Asamblea Nacional.  Park se encuentra en medio de una complicada batalla con la Corte Constitucional, que tiene que confirmar o no esta destitución. El tribunal afirmó que terminaría sus audiencias el próximo viernes, aunque según los expertos la decisión no se dará a conocer antes del 10 de marzo.

Si la destitución se confirma, tendrán que celebrarse elecciones presidenciales anticipadas en menos de 60 días. Si no se confirma, Park recuperará los poderes ejecutivos y concluirá su mandato en febrero 2018, como estaba previsto.

Las historias de Batista y Jae-Yong no son las primeras como tampoco serán las últimas en el entramado de la corrupción orbital. Pero son las más recientes caídas de multimillonarios en los tentáculos de ésta, sin duda “la pandemia del siglo XXI”.