Economía en cámara lenta | El Nuevo Siglo
Lunes, 27 de Febrero de 2017

La economía colombiana atraviesa por una complicada coyuntura. El crecimiento del PIB el año pasado fue apenas del 2,0 por ciento, el más bajo de los últimos siete años y muy lejos del 6,6 por ciento alcanzado en 2011.

Este resultado ha tenido distintas interpretaciones. Para el Gobierno se trata de un indicador positivo si se tiene en cuenta que el 2016 estuvo marcado por una más profunda descolgada en los precios del petróleo, cuya crisis comenzó a mediados de 2014 y sólo en los meses recientes parece que la tendencia empezó a cambiar. Agrega también el Ejecutivo que los efectos del paro camionero, el fenómeno de El Niño y la escalada inflacionaria fueron más fuertes de lo que inicialmente se pensaba y que, incluso, pese a ser el del año pasado el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) más bajo durante los dos mandatos del gobierno Santos, es uno de los más altos de la región. Es más, se recalcó que si no hubiera sido por el ajuste ordenado y la oportuna intervención de la política económica del país, la situación pudo ser peor. 

Para el equipo económico gubernamental el aparato productivo ya está reaccionando si se tiene en cuenta que el PIB del cuarto trimestre del año pasado fue mejor que el del tercero, a lo que se suma que por efecto de la reforma tributaria el déficit fiscal empieza a revertirse, en tanto que la inflación retrocede, el plan de infraestructura vial y de vivienda será más dinámico este año, el barril de petróleo sigue por encima de los 50 dólares y la estrategia de reactivación productiva recién lanzada, “Colombia repunta”, debe llevar a que la meta de PIB para 2017 vaya más allá de la inicialmente planteada de 2,5 por ciento.

Otra visión distinta señala, por el contrario, que difícilmente se pueden lanzar las campanas al vuelo tras lo informado por el DANE la semana pasada. De un lado, porque un crecimiento del 2 por ciento es objetivamente un desempeño mediocre y considerarlo positivo por el solo hecho de que peor les fue a varios países latinoamericanos, raya en la resignación.

Es claro, además, que ese resultado del 2 por ciento está impactado por la producción de Reficar, lo que evidencia que el resto de la industria y la manufactura continúan sin levantar cabeza. De igual manera es obvio que los sectores que jalonaron la economía el año pasado no son, necesariamente, los más determinantes en generación de mano de obra y dinamismo productivo, como lo prueba el hecho de que los mejores indicadores los tuvieron los establecimientos financieros, seguros, actividades inmobiliarias y servicios a las empresas. La única excepción aquí fue la construcción. En tanto que comercio, agro, servicios públicos, transporte, hidrocarburos y minería estuvieron por debajo de ese magro promedio del 2 por ciento.

No pocos analistas también advierten que la evolución positiva de la balanza comercial, cuyo déficit disminuyó en el último año, se debe en gran parte a que las importaciones disminuyeron y no a un aumento sustancial del volumen exportador del llamado sector real de la economía. 

A esto debería sumarse el aumento en el desempleo y el efecto inflacionario que tendrán las medidas más drásticas de la reforma tributaria, especialmente el relativo al incremento del IVA del 16 al 19 por ciento.

Pero más allá de esa diferencia de criterios sobre la marcha económica colombiana y si se ve el vaso medio lleno o medio vacío, los diagnósticos hechos por las firmas calificadoras de riesgo ponen en evidencia que las esperanzas de que con el solo ajuste tributario mejoraran las notas de nuestro país, clave para el flujo de inversión extranjera, quedaron a medias. Por el contrario, las firmas advierten que los déficits fiscal y de cuenta corriente continúan siendo preocupantes, lo que sólo podría revertirse con un control del gasto más fuerte y un impulso exportador más contundente.

¿Qué puede pasar este 2017? Es muy difícil preverlo. El barril de petróleo sigue por encima de los 50 dólares pero su efecto para Colombia sólo se vería a mediados de año. Hay indicadores sectoriales que empiezan a mostrar una recuperación efectiva y la rebaja de tasas de interés recién adoptada por el Banco de la República es una señal de que la economía requiera liquidez urgente. Sin embargo,  los coletazos de escándalos de corrupción como los de Odebrecht ya tienen un impacto en materia de desincentivo de inversión extranjera y ponen la seguridad jurídica en vilo. Habrá que esperar cómo se evoluciona para establecer si el PIB colombiano ya tocó piso y lo que viene es el rebote.