Sube el telón, un capítulo de la historia del arte y el teatro | El Nuevo Siglo
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Miércoles, 8 de Enero de 2020

En el Teatro Santander, construido en 1932 frente al Parque Centenario de Bucaramanga, la maestra Beatriz González vio algunas de las primeras películas de su vida. En 2001, el lugar entró en desuso, y en 2008, cuando amenazaba ruina, fue comprado por la alcaldía de la ciudad, que lo restauró por completo. A González, considerada la artista plástica más destacada de esta región del país, le encargaron, entonces, el telón de boca del escenario para el cual se inspiró en Cañón del Chicamocha, y cuyo proceso creativo es exhibido en ‘Sube el telón’.

Esta exposición curada por Natalia Gutiérrez y que tiene lugar en la Biblioteca Nacional hasta el 27 de febrero, da cuenta de cómo la artista logró llevar a cabo esta inmensa y espectacular pieza que se trata del primer telón de boca comisionado a la artista, quien ya había realizado obras semejantes: pinturas de gran formato en formatos no tradicionales para la pintura. 

La comisión del telón enlazó distintos escenarios de la vida de la artista, de su obra y del desarrollo del Teatro Santander. El Teatro, que se estableció como un importante centro cultural en Bucaramanga durante las décadas de los treinta y los cuarenta, fue un lugar frecuentado por la artista durante su niñez: allí asistió a conciertos, proyecciones de cine y obras de teatro.

Para el diseño del telón de boca del teatro, Beatriz González hizo varios bocetos y estudios. Una vez definido que pintaría el Cañón del Chicamocha, hizo cuatro proyectos que fueron presentados al comité del Teatro. Al final, se acordó realizar el primer boceto, que posteriormente Beatriz amplió y entregó para su producción

"Examiné los requisitos del largo y el ancho para que el telón cubriera la totalidad del espacio", dice la artista. "El arquitecto Carlos Proenza, encargado de la escenografía y tramoya del Teatro Julio Mario Santodomingo, me aconsejó que llamara a Carlos Ríos, pintor que tenía gran experiencia, pues había trabajado con escenógrafos neoyorquinos y alemanes.”

González recuerda que se inició la preparación de la tela, que debido a su gran formato implicó unir dos tramos, para que diera 10 x 15 metros. “Para la pintura, además de Carlos Ríos, se contrató a los artistas Alejandro Weyler y Luis Guillermo Elizalde. Las personas que trabajaron en el Teatro consiguieron un espacio, conformado por dos bodegas, que fue utilizado para hacer la pintura. El trabajo se comenzó el 20 de abril de 2016 y concluyó el 10 de mayo del mismo año".

Beatriz González Aranda, además de sus pinturas, es también reconocida por ejercer como historiadora y crítica de arte nacida en Bucaramanga en 1938. Estudió Bellas Artes con Juan Antonio Roda en la Universidad de los Andes e hizo un curso de grabado en la Academia Van Beeldende Kunsten de Rotterdam.

Como historiadora ha publicado: Ramón Torres Méndez, entre lo pintoresco y la picaresca (1985), Roberto Páramo, pintor de la sabana (1986), José Gabriel Tatis, un pintor comprometido (1987), Fídolo Alfonso González Camargo (1987) y "Las artes plásticas en el siglo XIX", en la Gran Enciclopedia de Colombia (1993).

Con los años, su trabajo ha cambiado no solamente en lo temático, sino también en la formalidad y el contenido. El manejo de los elementos formales (planos, colores, composiciones) es ahora más complejo y descarnado y la intención de decir, a través de aquellos elementos, cuán caótica y dramática es la situación, es más escueta y aladina. Como acertadamente señaló en su momento Luis Caballero, el color de sus cuadros sigue siendo refinado, aun en las armonías más absurdas, y la línea de sus dibujos sigue siendo acertada dentro de las torpezas más sofisticadas.