Francisco vuelve a su continente | El Nuevo Siglo
Foto AFP
Domingo, 14 de Enero de 2018
Hernán Olano
A propósito de la nueva visita del Pontífice por América Latina, un repaso a lo que han sido sus pronunciamientos respecto al flagelo de la corrupción y los efectos negativos que esta tiene desde el punto de vista individual y colectivo

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El papa Francisco dice que la corrupción, en su raíz etimológica, indica un desgarro, una ruptura, una descomposición y desintegración y de ahí, que como estado interior, o como hecho social, su acción puede captarse mirando a las relaciones que el hombre posee en su naturaleza más profunda.

Cuando la persona se corrompe (es decir, no acepta su relación con Dios, con el prójimo y con lo creado), sufre una caída, es decir, se corrompe, pues se deterioran esas relaciones. De ahí que la corrupción exprese la forma general de vida desordenada del hombre caído.

Junto con la caída, la corrupción revela una conducta antisocial y desbarata los pilares en que se fundamenta la sociedad, que son la coexistencia de las personas y la vocación a desarrollarla. Así, el bien común se sustituye por el interés particular, que contamina toda perspectiva de conjunto.

Para el Pontífice, la palabra “corrupto” recuerda el corazón roto, un corazón quebrado, manchado, arruinado, descompuesto y que ya tiene el hedor para esparcir.

En muchas ocasiones, Francisco ha expresado que la corrupción es el arma, el lenguaje común de las mafias y organizaciones criminales y así, la corrupción no es más que un proceso de muerte que alimenta la cultura de la muerte de la que viven esas estructuras delincuenciales.

Sin embargo, todos estamos expuestos a la tentación de la corrupción, e incluso, hasta cuando pensamos que la hemos derrotado, vuelve a presentarse.

De hecho, cuando uno se corrompe, adquiere una actitud triunfalista porque se cree más intrépido que los demás, pero en realidad es alguien que está cavando su propia tumba, generando su condena.

El papa Francisco ha expresado que mientras un pecador pide perdón, un corrupto se olvida de pedirlo, pues ya está cansado de trascender, pero saciado de hacer malas acciones, de ser corrupto, de la mundanidad, incluso espiritual, todo más peligroso que la lepra.

“Nuestra corrupción es la mundanidad espiritual, la tibieza, la hipocresía, el triunfalismo, el hacer que prevalezca solo el espíritu del mundo sobre nuestras vidas, el sentido de indiferencia. Y con esta conciencia es con la que los hombres y mujeres de Iglesia podemos acompañarnos a nosotros mismos y a la humanidad sufriente, sobre todo a la que se halla más oprimida por las consecuencias criminales y de degradación generadas por la corrupción”.

El papa Francisco, como líder moral a nivel mundial, lanza un mensaje en el cual se compromete y nos compromete a luchas contra la corrupción:

“Nosotros, cristianos y no cristianos, somos copos de nieve, pero si nos unimos podemos convertirnos en una avalancha: un movimiento fuerte y constructivo. He aquí el nuevo humanismo, este renacimiento, esta re-creación contra la corrupción, que podemos llevar a cabo con audacia profética. Hemos de trabajar todos juntos, cristianos, no cristianos, personas de todas las creencias y no creyentes, para combatir esta forma de blasfemia, este cáncer que mina nuestras vidas. Es urgente tomar conciencia, y para esto se requiere educación y cultura misericordiosa, se requiere cooperación por parte de todos conforme a las propias posibilidades, los propios talentos, la propia creatividad”.

Mensajes de la Encíclica

Pero no sólo en sus habituales mensajes, Francisco habla de la lucha contra la corrupción, por ejemplo, en el Quinto Capítulo de la Encíclica Laudato si, donde presenta líneas orientativas de acción bajo la pregunta ¿Qué podemos y debemos hacer, para resolver los graves problemas de la actual crisis socioambiental del Mundo? Planteando, como condición esencial, que las líneas concretas de acción no estén afectadas “de manera ideológica, superficial o reduccionista”.

“La política es responsable de su propio descrédito, por la corrupción y por la falta de buenas políticas públicas”

Además formula un juicio muy severo sobre las dinámicas internacionales recientes, muchas veces afectando su transparencia por la corrupción, “que esconde el verdadero impacto ambiental de un proyecto a cambio de favores, y suele llevar a acuerdos espurios que evitan informar y debatir ampliamente”. Aquí hace estos llamados:

  • La política es responsable de su propio descrédito, por la corrupción y por la falta de buenas políticas públicas.

  • La política no debe someterse a la economía y ésta no debe someterse a los dictámenes y al paradigma eficientista de la tecnocracia.
  • La política y la empresa reaccionan con lentitud, lejos de estar a la altura de los desafíos mundiales.
  • La reducción de gases de efecto invernadero requiere honestidad, valentía y responsabilidad, sobre todo de los países más poderosos y más contaminantes.
  • Los países pobres necesitan tener como prioridad la erradicación de la miseria y el desarrollo social de sus habitantes, pero también deben analizar el nivel escandaloso de consumo de algunos sectores privilegiados de su población y controlar mejor la corrupción.

Tres tentaciones

papa

En Ecatepec, México, Francisco animó a reavivar el don recibido con el bautismo, para no dejarlo en el “cajón de los recuerdos” y se refirió a las tres tentaciones que afectan a la persona humana: La riqueza, la vanidad y el orgullo, pero también señaló que no es posible generar sociedades divididas y enfrentadas, sociedades de pocos para pocos, que puede hacer a la gente inmune a la falta de reconocimiento a la dignidad propia y ajena y a transmitirle a los hijos el mal ejemplo y un pan con el sabor a amargura de la corrupción, señalando que no se puede dejar seducir la comunidad por la seducción del dinero, la fama y el poder, en una abierta crítica a las autoridades de esta ciudad, una de las comunidades más cercanas a la capital federal, pero donde más de cien mil personas viven sin siquiera lo necesario para pasar el día en situación de extrema pobreza.

EL PAPA sostiene que cuando un corrupto está en ejercicio del poder, implicará siempre a otros en su propia corrupción

Con ocasión del viaje a Colombia y releyendo la Bula del año de la Misericordia, presentemos a Francisco acciones concretas contra la injusticia, la violencia organizada y contra las personas ''promotoras o cómplices'' de la corrupción, a la que denomina "llaga putrefacta" e insistió para que en este Año Santo hubiese una verdadera conversión: “Seguir como estáis es sólo fuente de arrogancia, de ilusión y de tristeza. La verdadera vida es algo bien distinto de lo que ahora pensáis”; de hecho, en Cartagena de Indias calificó a esa ciudad, tan atacada por la corrupción, como “la ciudad del lujo inmoral”.

Francisco, en “El nombre de Dios es misericordia”, creó las siguientes definiciones para corrupto y corrupción, que seguramente seguirá utilizando. Ya en su famosa homilía “Corrupción y Pecado”, pronunciada siendo Arzobispo de Buenos Aires, hacía eco de la corrupción imperante en su país, lo cual lo alejó en su momento de las autoridades nacionales, cuestionadas por haberse alzado el país y haber en breve tiempo multiplicado su riqueza con hoteles en Suiza y otras inversiones.

  1. Al compararse el corrupto se erige en juez de los demás: él es la medida del comportamiento moral.
  2. Cuando un corrupto está en ejercicio del poder, implicará siempre a otros en su propia corrupción, los rebajará a su medida y los hará cómplices de su opción de estilo. 
  3. Difícilmente el corrupto puede salir de su estado por remordimiento interno.
  4. El corrupto a menudo no se da cuenta de su estado, precisamente como quien tiene mal aliento y no se da cuenta.
  5. El corrupto es aquel que peca y no se arrepiente, el que peca y finge ser cristiano, y con su doble vida escandaliza.
  6. El corrupto es el que se indigna porque le roban la cartera y se lamenta por la poca seguridad que hay en las calles, pero después engaña al estado evadiendo impuestos y quizá hasta despide a sus empleados cada tres meses para evitar hacerles un contrato indefinido, o bien se aprovecha del trabajo en negro. Y después presume incluso con los amigos de estas astucias suyas.
  7. El corrupto está tan encerrado y saciado en la satisfacción de su autosuficiencia que no se deja cuestionar por nada ni por nadie.
  8. El corrupto necesita siempre compararse a otros que aparecen como coherentes con su propia vida e incluso cuando se trata con la coherencia del publicano al confesarse pecador) para encubrir su incoherencia.
  9. El corrupto no conoce la humildad, no se considera necesitado de ayuda y lleva una doble vida.
  10. El corrupto se cansa de pedir perdón y acaba por creer que no debe pedirlo más.
  11. El corrupto tiene siempre la expresión de quien dice: “¡No he sido yo!”. La que mi abuela llamaba “cara de santurrón”.
  12. El pecado se perdona, la corrupción, en cambio, no puede ser perdonada. Sencillamente porque en la base de toda actitud corrupta hay un cansancio de trascendencia: frente al Dios que no se cansa de perdonar, el corrupto se erige como suficiente en la expresión de su salud: se cansa de pedir perdón.
  13. El pecador reconoce su pecado, el corrupto, por el contrario, siempre se quiere disculpar.
  14. La corrupción lleva a perder el pudor que custodia la verdad, el que hace posible la veracidad de la verdad.
  15. La corrupción se convierte en un lugar común de referencia o en una palabra más de las que se usan en el engranaje nominalista de la cultura gnóstica.
  16. No habría corrupción social sin corazones corruptos.
  17. No hay que confundir pecado con corrupción. El pecado, sobre todo si es reiterativo, conduce a la corrupción, pero no cuantitativamente (tantos pecados provocan un corrupto) sino cualitativamente, por creación de hábitos que van deteriorando y limitando la capacidad de amar, replegando cada vez más a la referencia del corazón hacia horizontes más cercanos a su inmanencia, a su egoísmo.
  18. Situación de pecado y estado de corrupción son dos realidades distintas, aunque íntimamente entrelazadas entre sí.
  19. Un corrupto de ambición de poder aparecerá –a lo sumo- con ribetes de cierta veleidad o superficialidad que lo llevan a cambiar de opinión o a reacomodarse según las situaciones: entonces se dirá de él que es débil o acomodaticio o interesado… pero la llaga de su corrupción (la ambición de poder) quedará escondida.
  20. Un mejor mundo es posible, pero hay que ser valientes, humildes y seguir creyendo en Dios y en los hombres. A pesar del pecado y de la corrupción.

Con estos pronunciamientos, podemos apreciar que en realidad, la corrupción es un deterioro personal que excluye al derecho -por ser delito- y además, vulnera permanentemente la dignidad humana -por ser deterioro de su propia naturaleza- y, en lo religioso, Francisco insiste en que la corrupción es una “forma de blasfemia” y “camino de la muerte”, porque, acostumbrarse al mal, apaga la conciencia.

 

La gira por Chile y Perú

El papa Francisco emprende mañana un viaje a Perú y Chile para abogar por los indígenas, visitar el corazón de la Amazonía y reanimar a una iglesia devastada por los escándalos de pedofilia.

El sexto viaje del papa a América Latina -después de Brasil (2013), Ecuador, Bolivia y Paraguay (2015), Cuba (2015), México (2016) y Colombia (2017)-, estará marcado también por el escándalo de abusos sexuales a menores cometidos por religiosos en Chile y la intervención vaticana contra un grupo católico peruano investigado por pederastia.

Francisco, de 81 años, que estudió en Chile y como jesuita visitó Perú, vuelve a América Latina en un momento político particular.

Chile se encuentra en plena transición política después de la victoria en las elecciones presidenciales del multimillonario conservador Sebastián Piñera, quien asumirá el cargo en marzo, y Perú es sacudido por una grave crisis política tras el indulto otorgado al expresidente Alberto Fujimori.

En Chile, el papa será recibido por la presidenta saliente, Michelle Bachelet, una laica que promovió el matrimonio homosexual y la despenalización del aborto, medidas muy criticadas por la iglesia.

La estadía en Perú se celebra en medio de una de las peores crisis políticas que ha atravesado ese país tras el indulto concedido a Alberto Fujimori, condenado a 25 años de prisión por corrupción y crímenes contra la humanidad, lo que desató una ola de protestas.

En su 22º viaje internacional, el primer papa latinoamericano  dará particular atención a los pueblos indígenas tanto en Chile (del 15 al 18 de enero) como en Perú (del 18 al 21).

El papa Francisco confirmará una vez más su compromiso con las capas más olvidadas de su región, tal como lo hizo en México, Ecuador, Bolivia, Paraguay y Colombia.

No se excluye tampoco que al sobrevolar Argentina, su país natal, que en casi cinco años de pontificado ha evitado, anuncie la fecha de su esperada visita.

 

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