El proceso con el ELN | El Nuevo Siglo
Viernes, 12 de Enero de 2018

Comenzó el 2018 con una escalada de acciones violentas por parte del ELN, justo en el momento en que terminaba, el pasado 9 de enero, el cese bilateral al fuego acordado con ese grupo armado ilegal. Ello pone en evidencia las contradicciones internas que afronta el ELN en el que, al parecer, hay una tendencia radical y predominante que no es amiga de estos diálogos, que encabezan los frentes que hacen presencia en las regiones del Chocó, Arauca y El Catatumbo.

Por otro lado, el Gobierno nacional recompuso el equipo negociador con el retiro de Juan Camilo Restrepo, quien, seguramente, encontró que se estaba cayendo en “estados dialogantes” que no permitían esperar mucho futuro de la negociación. Del mismo modo, replicó el modelo que adoptó con las Farc al incluir dos generales en retiro, sin mucha justificación, porque el proceso no presenta ningún avance importante, distinto al cese bilateral que acaba de concluir, cuyo balance registra violaciones continuas al mismo.

Hay que reconocer que aunque al Gobierno le restan siete meses,  en cuyo lapso es francamente imposible que se logre concretar ningún punto, le interesa mantener el cese bilateral para evitar una confrontación militar en los territorios que esa organización armada compartía con las Farc. A ello se agrega que en el primer semestre del 2018 se elegirá el nuevo Congreso, y luego el presidente de la República.

Por consiguiente será un semestre permeado por una gran agitación electoral y las aguas no van a estar serenas para abordar con la tranquilidad que se requiere una nueva negociación de paz, si tenemos en cuenta que la implementación del Acuerdo que se firmó con las Farc será uno de los ejes de la campaña presidencial. Lo anterior significa, claramente, que, en tan corto tiempo, en ese proceso solo se podrán construir unas bases para que sean desarrolladas por el Gobierno que se posesione el próximo 7 de agosto.

 

                                                                                                    

 

 

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La cátedra de Historia

Se acaba de sancionar la ley 1874 de 2017 mediante la cual se adopta de nuevo la cátedra de Historia en la educación básica y media que había desaparecido, sin que nadie se diera cuenta, cuando se decidió integrarla a lo que se conoce como “ciencias sociales”.

En una columna anterior tuvimos oportunidad de referirnos a la necesidad de que se restableciera esta asignatura en forma independiente, si tenemos en cuenta la importancia de esta disciplina en la formación de las juventudes, que muy poco conocen de los acontecimientos más relevantes de nuestro discurrir histórico y lo propio se puede decir de la historia universal.

El problema será, dirán algunos, los enfoques y los sesgos sobre la manera como se enseña la historia. Habrá que hacer un esfuerza grande en nuestro pènsum oficial   para presentar en forma rigurosa y objetiva los hechos y episodios que han marcado nuestro pasado.

Gracias les sean rendidas a la senadora Viviane Morales, quien tuvo la iniciativa de presentar y sacar adelante este proyecto de ley.