Compendio | El Nuevo Siglo
Sábado, 20 de Enero de 2018

El aparente cese de la tradicional “chiva” causó alegría personal porque quien escribe fue víctima de este fenómeno el siglo pasado con consecuencias permanentes e imborrables, pese a la rectificación de los medios de comunicación,  lo cual se ha agradecido. El “cese” trajo un segundo efecto y fue la creación de un proceso de racionalización que no ha culminado y se resume.

La “chiva” se clasificó como parte de los chismes al lado de los falsos testigos, falsos testimonios y expresiones en las redes sociales y se expuso, en esta columna, un marco teórico tentativo para la realización de una investigación exhaustiva y profunda sobre dicha anomalía en Colombia, es decir, comenzó el avance hacia la formulación de una teoría. En “Chivas”, en esta columna (julio 1, 2017) se resumió la metodología científica, en opinión de Carlos A. Sabino, ubicada en contradicción total con la “chiva”. El fenómeno se considera con intención perversa y Enrique Serrano no le asigna tal carácter, lo cual, tal vez, surge de experiencia propia diferente. La rectificación de los medios no eliminó el “castigo social permanente e imborrable”, lo que trae a la mente el concepto de “irracionalidad” que Álvaro Camacho mostró como rasgo colombiano y John Higgs amplía a la humanidad. Es fácil acabar con un funcionario público en especial al ser desconocido.

Hubo otra fuente de goce intelectual derivada del desempeño como Director General de Aduanas y se relaciona con el concepto de “estrategia” de combate al contrabando: se expuso como “Alrededor de una Cuestión Aduanera”, en la Revista ANDI, número 39-1978, dirigida por Fabio Echeverri Correa y téngase dos factores en mente: la eminente personalidad indicada y la fecha: 1978. Pues bien: al siglo siguiente, el XXI, aparece Strategy. A history (Oxford University Press, USA, 2015) de Lawrence Freedman con cinco nociones de estrategia. Fue posible establecer, en El Nuevo Siglo, la equivalencia entre lo diseñado en 1978, y años siguientes, frente a las cinco categorías identificadas por Freedman, lo cual equivale a precisar que los términos utilizados en Colombia en 1978 se tradujeron, en 2016, a la clasificación señalada por Freedman en 2015: casi cuarenta años de diferencia. Resta profundizar en las consecuencias adversas, “permanentes e Imborrables”  más allá de lo divulgado.